El buque de la Armada de Nueva Zelanda HMNZS Manawanui, diseñado para operaciones de buceo y levantamientos hidrográficos, sufrió un grave incidente al encallar en un arrecife frente a las costas de Samoa, seguido de un incendio que resultó en la pérdida total de la embarcación. Según los hallazgos preliminares de una Corte de Investigación Militar, el siniestro, fue consecuencia de una cadena de errores humanos. Los 75 tripulantes lograron evacuar la nave de manera segura, evitando pérdidas humanas. Sin embargo, el buque, que había sido incorporado a la flota en 2019, fue declarado irrecuperable.
El contralmirante Garin Golding, jefe de la Armada de Nueva Zelanda, explicó en una conferencia de prensa que el accidente se debió, entre otras causas, a la falla en desactivar el piloto automático en el momento adecuado, lo que mantuvo al buque en un rumbo erróneo hacia la costa.
El informe preliminar apunta a que la tripulación del puente de mando asumió incorrectamente que los problemas eran causados por una falla en el sistema de propulsión, sin verificar si el control manual estaba habilitado. Golding subrayó: «La memoria muscular del operador debería haber conducido a revisar los indicadores del modo de operación del buque«.
Además, se identificaron fallas en la planificación, entrenamiento insuficiente y deficiencias en la supervisión. Tres oficiales enfrentan posibles sanciones disciplinarias, incluyendo el comandante del buque y los encargados operativos en el momento del siniestro. El contralmirante Golding asumió la responsabilidad institucional, asegurando que la Armada tomará medidas correctivas para evitar incidentes similares en el futuro. «Este evento ha afectado nuestra reputación, pero trabajaremos para restaurar la confianza del público neozelandés«, declaró.
El siniestro ha generado preocupación por el posible daño ambiental en el área. Equipos especializados han sido enviados desde Nueva Zelanda para monitorear y contener los contaminantes, principalmente combustible diésel, del cual una gran parte se quemó en el incendio inicial. Aunque no se han reportado impactos significativos hasta ahora, las operaciones de mitigación ambiental continúan. El naufragio del HMNZS Manawanui representa la primera pérdida de un buque neozelandés desde la Segunda Guerra Mundial. Más allá de las implicancias técnicas y operativas, el incidente desató controversias en redes sociales, donde se cuestionó de manera misógina el rol de la capitana del buque por su género. Estas críticas fueron enérgicamente condenadas por el Ministro de Defensa de Nueva Zelanda, quien calificó los comentarios de inaceptables y alejados de los valores de una sociedad moderna.
El incidente constituye un llamado de atención para reforzar los estándares operativos y los protocolos de seguridad en la Armada de Nueva Zelanda, al tiempo que subraya la importancia de una respuesta coordinada para mitigar las consecuencias ambientales y preservar la confianza pública.