El 17 de abril último se dio por comenzado el período de Conciliación Obligatoria en el conflicto que mantenían algunas entidades sindicales con Cámaras empresarias. Nueve días y contando.
Lo dispuesto por la Directora Nacional de Relaciones y Regulaciones del Trabajo Gabriela Marcello, dentro del marco de la Ley 14.786, indicó que por el período de 15 días se debía retrotraer la situación a la que existía el 17 de abril último.
Hoy la discusión sigue estancada en el mismo tema: el Impuesto a las Ganancias.
“Una parte está acordada, que son las paritarias, pero tenemos que terminar de definir el tema Ganancias. Nosotros seguimos estudiando, consultando con profesionales, armando una propuesta, vamos a ir con algo concreto, pero queremos una respuesta y no más demoras. Y si hay más demoras, van a ser otra vez en las zarpadas”, le confió una fuente sindical a PESCARE.
Cabildeos y especulaciones de ambas partes parecen no tener el mismo camino. Desde el Gobierno siguen en una senda de intransigencia –en la cual también podría incluirse a algún gremio, más allá del enojo del algún dirigente con este portal por la apreciación- pero los avances no se ven y ni siquiera se vislumbran.
Un lectura rápida de la situación podría ubicar a todos los gremios en un pie de igualdad (o casi).
Los obreros de la Industria del Pescado cierran en un 60% de aumento salarial de forma escalonada, pero a determinar el 50% remunerativo y el otro 50% no remunerativo y con incrementos del 20% para marzo retroactivo, 20% para abril y el restante 20 para mayo; desde las cámaras, estarían en discusión aún en la forma temporal de la aplicación de esos incrementos. Pero el SOIP se mantiene inalterable con esa propuesta.
SOMU acuerda su porcentaje al igual que SICONARA, pero sin dejar de lado la discusión central que es el mencionado impuesto a las ganancias. Un camino dibujado por la central del SICONARA parte de la disgregación de las horas laborables a bordo, esto es «desmenuzar» el tiempo de trabajo para reconsiderar horas extras en el recibo de sueldo en conceptos como horas comunes, horas extras en días hábiles y horas extras en feriados y en fines de semana. Tomando como referencia la base para el cálculo del total de la jornada laboral. Este nuevo desagregado deberá ser consensuado por los empresarios, involucrando las cámaras del sector en un «tema» meramente externo, ya que el problema original es Estado Nacional/AFIP – Gremios y estos cambios debiesen convalidarse por los CCT.
Capitanes y SIMAPE buscan también la salida a la situación que los incluye en el Impuesto a las Ganancias pero desde otro lugar en su accionar: seguir discutiendo pero trabajando, o al menos ser consultados como esbozaron públicamente.
El SUPA estaría en un todo de acuerdo con lo que hagan otros gremios (acompañamiento), sobre todo luego de ser recibidos junto a empresarios por el subsecretario de Pesca nacional, tras emitir declaraciones públicas donde consideró Mar del Plata no tiene la representatividad desea al menos desde el punto de vista de su gremio.
SAON, más silencioso, sigue bregando por un CCT único, levantando siempre la misma bandera: a igual trabajo, igual remuneración. Algo que vienen sosteniendo desde hace mucho ya que de acuerdo lo que tengan firmado con las diferentes empresas, su salario se conforma de manera distinta.
Por otra parte el famoso “dólar diferencial a la pesca” a esta altura tampoco parece ser una solución, toda vez que la moneda estadounidense tuvo picos de prácticamente $500 (con un dólar pesca a $300) y con una devaluación que ayer aceleró fuerte el proyectado mensual a un ritmo del 9.6% en el TC de referencia BCRA circular A 3500 que es el que se toma en consideración como mayorista para exportación.
Sumado a eso, los vericuetos que se deben hacer para acceder a ese valor de cotización, donde uno de los principales requisitos es sumarse a los “precios justos”, un programa del Gobierno para valores comerciales que obviamente no se respetan, además en una segmentación que depende de los volúmenes de venta de cada una de las empresas y pensando también en hasta un desconocimiento de parte de quienes hacen las medidas, ya que el mercado interno de venta de pescados y mariscos en nuestro país representa una minúscula parte de todo lo que produce la industria pesquera nacional.
Implementación de difícil instrumentación, en medio de una incertidumbre cambiaria, política y económica donde nadie parece saber dónde está parado, mucho menos ante un panorama electoral que agrega por demás incertidumbre e imprevisibilidad.