Más que pesca ilegal, a esta altura se trata de pesca sin control. Unos diez barcos chinos que recalaron puertos del Perú, son propiedad de empresas que tienen antecedentes por pesca ilegal y trabajo forzoso.
Desde hace tres años Perú dispuso que se exija a los barcos extranjeros que usen los puertos de su país, llevar un dispositivo satelital adicional al ya tradicional AIS para que las autoridades de ese país puedan conocer con mayor precisión cual fue el derrotero antes de recalar.
La mencionada normativa fue realizada por representantes del sector pesquero e investigadores peruanos, quienes luego de un análisis realizado a través de la plataforma de monitoreo satelital, algunas embarcaciones chinas podrían haber estado apagando su sistema satelital (AIS y dispositivo local) en los límites del mar peruano para pescar en forma ilegal, algo que ocurre también en aguas argentinas, pero que es contrarrestado con un segundo sistema satelital del Centro de Control de Tráfico Marítimo en PNA como ya hemos mostrado a través de PESCARE.
En este 2023 ya fueron 75 los buques extranjeros, la mayoría de bandera china, que amarraron en puertos peruanos sin tener el dispositivo adicional que mencionamos, amarres que se produjeron luego del último mes de junio.
Los números indican que desde el 1 de junio al 18 de agosto de 2023, fueron 56 los buques de bandera china que ingresaron a puertos peruanos, lo que viola la normativa portuaria de Perú, pero que las autoridades no están haciendo cumplir al ciento por ciento.
El primero de los buques que le llamó la atención a un informe de Montabay Latam, es el “Jing Yuan 626”. El barco ingresó al Callao dos veces durante el período del 15 de junio al 10 de julio, el cual ya había sido sorprendido en el año 2018 por la Prefectura Naval Argentina pescando ilegalmente en aguas de nuestro país.
El comunicado de prensa de la PNA narró que, cuando el guardacostas llegó al lugar, el Jing Yuan 626 “inmediatamente apagó todas sus luces y comenzó a navegar hacia aguas internacionales, con la intención de escapar”.
La nave de la Prefectura Naval Argentina inició una persecución emitiendo llamadas y señales sonoras para que el buque detuviera la marcha, pero no lo hizo. Se comenzó entonces a disparar con el objetivo de intimidarlos y evitar que continuaran la navegación, algo que no atendieron desde la embarcación china.
A modo desafiante, se acercaron a la zona otros cuatro buques que realizaron peligrosas maniobras e intentos de colisión para impedir que el Jing Yuan 626 fuera detenido, decía el comunicado, tras lo cual la justicia Argentina pidió la captura internacional de los cinco barcos chinos.
Durante el último tiempo ingresó también al Callao otro buque de la misma compañía, el Jing Yuan 628 que también ocupó puertos peruanos y pertenece a la empresa Zhoushan Zhongju Ocean, cuyo buque “hermano”, el Run Da 608, fue capturado también en el año 2018 por pescar ilegalmente al interior de su territorio.
A estas situaciones, de las cuales ejemplificamos apenas algunas, se le deben sumar el hacinamiento en el que viven muchas tripulaciones, algo que se sabe, pero que prácticamente nadie se anima a denunciar por miedo a algún tipo de represalia, siendo China un «socio» monetario a través de swap de Yuanes, con la cartera económica Argentina.