Los congeladores gallegos darán por finalizada en las próximas horas la zafra de calamar en derredor del archipiélago argentino, luego que en las últimas jornadas no pudieron dar con la especie. Luego de tres semanas donde estuvieron presentes en operaciones de pesca, desalentaron a las embarcaciones españolas, varias de las cuales ya pusieron proa a la península ibérica.
En la última temporada la flota proveniente de Vigo, a través de 16 embarcaciones arrastreros, logran capturar unas 100 mil toneladas, lo que significó el tercer récord histórico de los últimos veinte años en capturas en un lugar, a donde nuestro país no puede acceder y sí una flota europea para explotar un recurso destacado como el Loligo.
En definitiva no existe otra cosa más que una sociedad entre empresas y gobiernos, ya que los españoles operan con licencias que les son otorgadas por el gobierno ilícito de las Islas Malvinas, quienes el año pasado le otorgaron permisos de pesca que tienen una finalización en el año 2047. Si, permisos a 25 años.
A esta flota de algún modo cómplice, nada la detiene, ni aún los aranceles impuestos a causa del Brexit, ya que las propias empresas españolas, lo compensan fácilmente con la buena pesca que consiguen habitualmente, más allá que esta temporada no ha sido como la había pensado al menos en los números.
Esta especie de sociedad, o complicidad como se quiera llamar, entre los usurpadores y la flota española, posibilitaron de alguna manera, que el 51% del control de esas empresas “mixtas”, esté en manos de quienes se manifiestan como autoridades de las islas, lo que les posibilitó como señalamos líneas arriba, saber que hasta el año 2047 podrán explotar el caladero, con la sencilla excusa de que de ese modo colaboran con la renovación de la flota.
El recurso se encuentra principalmente al sureste y al este de las islas. En la medida que el cefalópodo va tomando mayor tamaño, migra a aguas más profundas y regresa a aguas poco profundas cuando tienen tamaño de adulto, los que desovan en aguas poco profundas, teniendo su mayor pico de desove entre los meses de junio y julio y en noviembre y diciembre.
En definitiva la pesca se realiza de febrero a mayo y de agosto a octubre. Ya que la naturaleza migratoria del calamar y a las profundidades a las que se pescan, la captura de Loligo se hace dentro de un rango de tamaño limitado, normalmente de 8 a 15 centímetros.
El calamar más grande que se capturan suelen ser el maduro, que migra de vuelta a las zonas de desove costeras.
Vale destacar que prácticamente a finales de la década del ’80, hasta el momento, la pesquería del Loligo ha sido la segunda más importante de la FICZ (Zona Interina de Conservación y Administración que regula la actividad pesquera en aguas de Malvinas), tanto en términos de ingresos como de capturas totales, pescándose este recurso con arrastreros de fondo.
Como ya hemos señalado en decenas de publicaciones de PESCARE, alguien deberá darle una salida diplomática para frenar el abuso que sufre la Argentina en materia pesquera, sobre todo en un recurso que le es propio, pero con el doble dolor de que países que se muestran o dicen ser colaborativos del nuestro, nos termina jugando con mala fe a nuestras espaldas.