Nada parece ser nuevo “bajo el sol de Chubut” en materia pesquera. Las voces van apareciendo luego de las urticantes declaraciones del gobernador de esa provincia Mariano Arcioni, quien pública y abiertamente manifestó que en el territorio que gobierna todos los trabajadores se encuentran registrados y acusó a Mar del Plata de que existen muchas irregularidades de registración laboral.
“Hay una disparidad de costos, acá hay trabajadores en blanco, en Mar del Plata no y no pueden competir”, sostuvo Arcioni entre otras declaraciones.
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Algo parece indicar que al gobernador sureño le falta o faltó información al referirse al tema, o bien prefirió apuntar hacia otro lado, para desviar el foco de atención.
Conocedores de su territorio, nuestros colegas del Diario El Chubut, accedieron a dialogar con el secretario general del STIA –Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación- Luis Núñez, quien hizo declaraciones que no se deberían dejar pasar por alto, por la simple y sencilla razón que en Mar del Plata pueden existir irregularidades, como existen también en Chubut y en el resto del país.
Ni una cosa ni la otra está bien, eso está claro. Pero acusar abiertamente a una ciudad que brinda trabajo a miles de personas, sin distinguir edad, lugar de nacimiento, ni conocimientos anteriores tampoco está nada bien.
Nadie “se ha bañado en las aguas del Jordán”.
Núñez declaró que “en Trelew, hay una pesquera que contrata personal constantemente pero de manera irregular. Como sindicato hicimos varias denuncias a través de la Secretaría de Trabajo, pero siguen actuando de la misma manera”.
“A otro que siempre labramos ejecuciones es a una planta de Dolavon (localidad chubutense cercana a Trelew). Viven con problemas. En este último caso el trabajo es temporal. Entonces, cuando inician las temporadas se les hacen las inspecciones y demás, pero se les paga a la gente menos de lo que establece el convenio. El reclamo al Gobierno es constante, sobre todo cuando se trata de plantas que trabajan de manera irregular, sin embargo las distancias entre ciudades no te permiten estar encima de cada una de ellas, como debería”, enfatizó Núñez públicamente, marcando también de algún modo una denuncia pública.
Yendo más al fondo de la cuestión, el titular del STIA declaró que “los mismos trabajadores son los que nos señalan estas imperfecciones, y nosotros como gremio actuamos. Y los ladrones de guantes blancos son los que proveen el pescado a cualquier empresa, no les importa cómo, por eso nosotros hicimos reclamos el año pasado a otras industrias que envían el pescado a fasón para que el procesamiento se haga con mano de obra más barata, sin importar las condiciones”, poniendo tal vez algo de claridad a otras declaraciones como las que hizo el consejero por Chubut Adrián Awstin hace pocos días.
“Las normas internaciones exigen determinados cuidados del recurso; pero el desapego a las normativas amerita actuar con sanciones; ocurre que esas intervenciones no avanzan porque la actividad se maneja políticamente. Las quejas se realizan a la Flota Amarilla y algunas grandes empresas cuando detectamos que el pescado que envían esas empresas no tienen cuidado”, sostuvo Núñez, a la vez que agregó: “mínimamente a esas plantas se debería pedirle la nómina de trabajadores y que estén todos registrados. Es una obligación que se requiere a cualquier empresa, pero muchas veces no se cumplen”.
En sus amplias declaraciones y denunciando lo que ocurre en ciudades chubutenses como Trelew, el gremialista dijo que “hay dos plantas truchas que buscan bajar costos funcionando bajo esta modalidad. Muchas recibían facturas truchas, ahora todas se quejan porque AFIP las enganchó como responsables solidarias de quienes figuraban como titulares de la empresa que facturaban por carga y descarga, por eso hay empresarios investigados por evasión”.
Dando más precisiones en sus dichos, Núñez hizo mención a un galpón ubicado sobre la Av. Eva Perón en Trelew, en cuyo interior hay cámaras de frío, a la vez que agregó que “algunos trabajadores nos avisaron que abrió un ‘sucucho’ para operar, quedaron en informarnos para que vayamos con la Secretaría de Trabajo y hacer las inspecciones correspondientes. Cuando abren estas cuevas, nos interesa saber quién provee el pescado para posteriormente avanzar sobre quién dispone de la materia prima, porque estas personas que abren sin autorización de la Municipalidad, lo hacen apañados por el empresario que les da el pescado”.
Refiriéndose también a la ciudad chubutense de Puerto Madryn, sentenció que “a las mismas empresas de servicios les dimos una mano, después de una serie de enfrentamientos, donde plateamos que no pasen valores operativos distintos porque si no, no les alcanza para efectuar los aportes a los operarios y así lo entendieron. Ellos ganan lo que corresponde, las empresas están obligadas a pagar lo reglamentado y la gente cobra lo que está convenido. Son empresas que en la actualidad tienen empleados con 13 años de antigüedad, que antes eran eventuales. De todos modos es una lucha constante”, finalizó Núñez sus dichos que seguramente no demorarán en ser contestados desde algunos de los sectores a los cuales involucró y expuso de manera pública mencionando estas situaciones.
En el fondo, genera cierta tristeza que en cambio de generar ambientes de trabajo comunes, en un marco de cordialidad entre argentinos, defendiendo un producto PREMIUM donde el conocimiento y la experiencia, mas la inversión y el trabajo, podrían generar un desarrollo a la altura de lo que Dios otorga en nuestros mares, se terminan ventilando al sol una serie de irregularidades que no hacen bien al mercado argentino y que mal hablan de las miserias que aun debemos corregir. Había que decirlo, falta mucho para que la actividad sea transparente, es seguramente parte de una sociedad que suma gracias a la trampa, egoísmo, mezquindad y ventaja.
Esperemos que visualizarlo sirva para crecer y aprender a saber cual es el camino a seguir y pronto se superen estas diferencias, que mal le hacen a la industria argentina.