“Europa Azul” es una publicación que se origina en España y publica noticias referidas a la pesca y a la economía marítima, desde el año 1990 sostiene la tradicional edición “de papel” y tiene su versión online.
Nuestros colegas han destacado que globalmente los océanos han alcanzado un nuevo récord de temperatura de 21.1ºC a principios de abril, 0.1ºC más que el último registro de marzo de 2016.
Aunque llamativa –sostienen- la cifra está en línea con el calentamiento oceánico previsto por el cambio climático. Lo notable es que se produce antes -y no durante- el fenómeno climático de El Niño, que se espera que traiga un clima más cálido y húmedo a la región del Pacífico oriental a finales de este año.
“Esto significa que es probable que las temperaturas oceánicas más cálidas de lo normal persistan o incluso se intensifiquen, trayendo consigo condiciones meteorológicas más extremas y olas de calor marinas, que suponen problemas para la vida marina, desde los corales hasta las ballenas”.
Durante la fase de El Niño, los vientos sobre el Pacífico se debilitan o invierten, permitiendo que las aguas cálidas se desplacen hacia el este en el Pacífico. El Niño suele coincidir con años más cálidos tanto en el océano como en tierra. El récord anterior de 21ºC, se produjo durante un episodio muy fuerte de El Niño.
Advierten a través de la publicación que las olas de calor marinas pueden ser devastadoras para la fauna y la pesca.
Las grandes olas de calor en la costa del Pacífico de EE.UU. tienden a comprimir la zona habitable para muchas especies en una estrecha franja a lo largo de la costa y esto puede acercar a las ballenas a la costa en su búsqueda de alimento, lo que puede aumentar la pesca de altura.
Esto podría acercar a las ballenas a la costa en busca de alimento, lo que puede aumentar las colisiones con embarcaciones y los enredos en artes de pesca, dicen los especialistas. Cuando las aguas cálidas chocan contra la costa, pueden producir floraciones de algas nocivas que cierren las pesquerías por ejemplo de cangrejos y mejillones.
Las aguas cálidas también son físicamente menos capaces de retener el oxígeno disuelto, lo que se suma al estrés para la vida marina. Las altas temperaturas oceánicas pueden desencadenar fenómenos meteorológicos extremos. Las aguas inusualmente cálidas de Perú este año han contribuido a intensas lluvias y al ciclón tropical Yaku, la primera tormenta de este tipo que azota la zona en décadas, una zona donde se pesca atún, el cual es importado desde la Argentina para una importante producción de enlatados, fundamentalmente en Mar del Plata.
El pico de temperatura oceánica -registrado por la NOAA y probablemente el más alto en más de 100.000 años- coincide con otras tendencias de calentamiento. Por ejemplo, en el hemisferio sur, la extensión del hielo marino alcanzó un nuevo mínimo histórico en febrero de 2023. El océano absorbe alrededor del 90% del calor adicional en el sistema climático resultante del calentamiento global. Pero como se necesita más energía para calentar el agua que el aire, la temperatura de la superficie del agua aumenta más lentamente que la del aire.
Hoy, esas pequeñas diferencias de temperatura parecen no ser relevantes, pero sin dudas de cara al futuro, podrían causar modificaciones al medio ambiente y sobre todo a la pesca de algunas especies como señalan los especialistas.
Las temperaturas de los océanos están en su peor nivel desde que se miden y el impacto puede afectar especies, desde plancton hasta peces, mamíferos marinos y aves. A medida que se calientan las aguas, se fortalecen e intensifican borrascas, frentes, huracanes, tifones o ciclones.
El planeta no tiene la capacidad de absorber los gases de efecto invernadero de forma inmediata, entonces hay un acumulado: cada vez hay más dióxido de carbono en la atmósfera, cada vez más metano, etcétera. Esto causa que la temperatura y el contenido del calor en el planeta continúen aumentando. Esta situación no va a cambiar de un día para otro, y no hay razones para pensar que se modificará rápidamente la tendencia de incremento de temperatura del planeta, su calentamiento es continuo, da la impresión que el colapso sea inevitable, generando mayor acidificación de nuestros mares y por ende menor calidad de entorno para que las especies puedan proliferar, sabiendo que el último eslabón de la cadena trófica, termina siendo el ser humano.
Desde el punto de vista de la biología científica, aún los especialistas no logran identificar las causas por la que especies marinas habitan zonas que hace 60 años atrás habitaban, muchas, coincidentemente con aguas algo más frías, es decir alejándose del Ecuador, pero hay dos aspectos que son relevantes, en principio para los ciclos de nuestro universo, lugar donde está nuestro planeta, 60 años es realmente un período extremadamente pequeño; y por otro lado, las estadísticas con precisión detallada es otro aspecto que goza de muy poco tiempo, por lo que los modelos predictivos muchas veces carecen de certezas, aunque nadie descarta que seguramente habrá un impacto en las especies comerciales y comestibles de nuestro mar.
Desde el INIDEP, ya uno de los destacados biólogos y personalidades de la ciencia, en sus inicios; el Dr. Enrique Boschi y el Ing. Rubén Ercoli, habían trazado una línea de estudio intentando encontrar una correlación positiva entre las especies marinas y la temperatura del mar argentino producto del efecto invernadero en la capa superior de la atmósfera, llamado hoy, calentamiento global y efectivamente, el impacto sobre el caladero. Fueron adelantados, ya que toda la documentación seria que se encuentra disponible al respecto, data del año 2016 en adelante, aun en informes internacionales.