Los hermanos Juan y Julio Lorenzani son reconocidos por su incansable labor que tiene por objeto proteger los lobos marinos asentados en la escollera sur de Mar del Plata. En función de ello, la entidad ha tenido un permanente contacto con la flota de las lanchas amarrillas que operan desde la Banquina Chica, siendo testigos del lamentable proceso de reducción que viene sufriendo, sin que se concreten medidas efectivas para revertir esa situación, de acuerdo a lo que vienen señalando.
Desde la creación en el Honorable Consejo Deliberante de Mar del Plata de la “Comisión Especial para la Preservación de las Lanchas Amarillas Descubiertas de la Banquina de Mar del Plata”, se han sumado con un proyecto para colaborar.
La Fundación ha señalado que “la extinción de la actividad de dichas embarcaciones de pesca costera, desarrollada por sus esforzados pescadores con sus medios y prácticas no depredatorias, provocaría el ingreso a su tradicional zona de operaciones de otras flotas con pesqueros de mayor porte o no controlados. Consideramos que, de ser así, la biodiversidad del ecosistema marino costero estaría en grave riesgo de conservación”, sostienen.
“Por tales motivos, además de manifestar nuestra preocupación resolvimos aportar, para su análisis y posible aplicación, un conjunto de medidas al que denominamos “Plan de Apoyo a la Flota de Lanchas Amarillas”. El mismo fue elaborado por miembros y colaboradores de nuestra institución a partir de un amplio estudio de antecedentes”, han destacado.
Durante los últimos años han estado en contacto con la institución que agrupa a los pescadores para ofrecerles su trabajo.
Informados de la creación de la mencionado Comisión, decidieron presentar el proyecto de ordenanza en el que se establece dicho Plan, en el cual consideran que se deben adoptar urgentes medidas, dada la importancia social, cultural y económica de esta actividad ambientalmente sustentable.
Convencidos de ello, desean contribuir con su trabajo, con una serie de argumentos atendibles, que aquí les contamos.
“Las lanchas amarillas descubiertas, a pesar de no superar los 13 m de eslora, tener una capacidad de carga muy limitada, y una autonomía de navegación que les impone volver al puerto en el mismo día, no son una embarcación más.
Comenzaron a ser utilizadas por algunos de los primeros pescadores marítimos de la Argentina, llegados en su mayoría de Italia a principios del siglo XX y que transmitieron las técnicas de la pesca artesanal generación tras generación.
Para ellos esa es la verdadera escuela y su mundo, y ahora está en peligro de extinción, pudiendo quedarse Mar del Plata sin una de sus típicas postales ya que no hay turista que no pase por el puerto y las vea cerca de los lobos marinos. Siempre han estado allí desde hace más de 100 años.
Las lanchas amarillas, un ícono tanto del puerto como de la ciudad toda, parecen estar en camino a la extinción; ya que de las aproximadamente 250 que había en sus mejores épocas quedan solo 13 operativas.
Sin importar el frío, la lluvia o el calor, todas las mañanas, cuando el sol ni siquiera se anima a asomar, los patrones de las lanchas amarillas están en la banquina chica del puerto, junto a los demás tripulantes”.
Parte de sus consideraciones también indican que: “las causas de la grave situación por la que atraviesan responden a una secuencia: primero fueron los barcos fresqueros y de altura, con los que le fue imposible competir; después llegó el aumento del gasoil; y hace poco el requerimiento de implementar el sistema de monitoreo satelital, que no les permitirá desplazarse más allá de las 15 millas estipuladas.
Si la caballa, la anchoíta o las corvinas están fuera de ese radio, no podrá atraparlas. El problema es que en la costa ya casi no hay pescado, porque las flotas más grandes capturan mar adentro las especies que tradicionalmente eran exclusivas de ellos.
Si bien la pesca costera ha sido siempre un duro trabajo con épocas mejores y otras no tanto, los pescadores han vivido varias crisis, pero ninguna los ha golpeado tan fuerte como la actual. Se trata de una situación angustiante para quienes las lanchas son una parte inseparable de su vida, como la fueron de sus abuelos, de sus padres, y en la que soñaban muchos de sus hijos.
Todos pensaban que la pesca artesanal duraría para siempre, por lo que el oficio era transmitido en las familias, las que lograban su sustento mediante el duro esfuerzo de los pescadores. Ahora todo cambió y ya no pueden sustentarse con el trabajo por las dificultades en lograr buenas capturas, por lo que los ingresos resultan insuficientes desalentando a los más jóvenes a continuar con la tradición familiar.
Llegaron a sumar una flota compuesta por unas 250 embarcaciones y no existía la desilusión de tener que volver con las manos vacías como ocurre ahora”.
Puntualmente el proyecto presentado, bajo el título “Plan de apoyo a la flota de lanchas amarillas” manifiesta entre sus varios puntos:
“El Plan tendrá por finalidad principal la continuidad y desarrollo de las actividades extractivas, productivas y comerciales desarrolladas por las embarcaciones integrantes de la flota de lanchas amarillas, así como su preservación patrimonial, en función de su importancia cultural, social y económica tanto para sus tripulaciones y familias como para la comunidad en general.
Serán objetivos particulares del Plan los siguientes:
- Revertir el proceso de disminución en la cantidad de embarcaciones de la flota que se viene registrando en las últimas décadas, con la consecuente eliminación de puestos de trabajo para cientos de tripulantes, procurando sostener la fuente laboral y, a mediano plazo, el incremento de personas ocupadas en el sector.
- Propender a la sustentabilidad de la pesca marítima costera apoyando la actividad de las lanchas amarillas, cuyas tradicionales artes de pesca y modalidades de capturas no depredan la biodiversidad del ecosistema marino costero.
- Adherir a la implementación de medidas tendientes la conservación de las especies de peces, crustáceos y moluscos, evitando su sobrepesca y/o depredación por empleo de prácticas de alto impacto ambiental, causadas por la operación de otras flotas o embarcaciones artesanales no controladas en área de las lanchas tradicionales.
- Preservar el importante patrimonio local que representan las tradicionales lanchas, con el rico bagaje cultural intangible aportado por los pescadores italianos y sus costumbres, dialectos, gastronomía y religiosidad, testimoniados vivamente en la comunidad del puerto. Promover la concientización de la población respecto a la valorización del importante significado histórico, cultural y productivo de las actividades pesqueras artesanales de las lanchas amarillas, las que se han mantenido desde los orígenes de Mar del Plata. Evitar la desaparición de las emblemáticas lanchas amarillas y su operación en la Dársena de Pescadores, por constituir también un importante e invalorable recurso turístico de alta significación y una de las imágenes icónicas de la identidad de Mar del Plata.
- Apoyar el proyecto presentado oportunamente por la Sociedad de Patrones Pescadores, entidad representativa de los propietarios de las lanchas amarillas, destinado a la comercialización directa de sus capturas haciendo más redituable la actividad extractiva con el valor agregado obtenido por su procesado. Facilitar a los consumidores de los distintos sectores urbanos del municipio, la compra directa de pescado fresco a precio justo, autorizando su venta en espacios públicos predeterminados, bajo condiciones de seguridad alimentaria, garantía de calidad y lealtad comercial.
- Aumentar el consumo per cápita de pescado fresco por parte de la población, generando hábito sobre la base de los grandes beneficios que aporta como alimento nutritivo saludable obtenido en nuestra región, impulsando la demanda y ampliando la oferta a nivel del mercado local. Permitir la creación de nuevas fuentes de trabajo a partir de las facilidades generadas por la aplicación del Plan, tanto por el desarrollo de la actividad primaria como por las complementarias relacionadas con el procesamiento de la pesca y su venta. Involucrar al Estado en la preservación de irreemplazables recursos productivos, laborales y culturales, formulando políticas de apoyo integrales y disposiciones normativas particulares, destinadas a proteger y facilitar el desarrollo de la flota de lanchas amarillas.
En el mismo sentido el Proyecto pide se declaren de Interés Municipal por su importancia productiva, laboral, cultural, histórica, ecológica y turística, las actividades de pesca costera y complementarias a las mismas que desarrollan las lanchas amarillas.
Algo que días atrás a lo que hicimos referencia también a través de PESCARE es la comercialización de las capturas, a lo que la Fundación refiere y propone:
“En función de la presente se entenderá por “pescado fresco” a los ejemplares de las diversas especies de peces, crustáceos y moluscos capturados por las lanchas amarillas y procesados para su venta dentro de las 24 horas de sus desembarcos en la Dársena de Pescadores del Puerto de Mar del Plata, sin sufrir procesos de congelamiento desde la captura hasta la venta”.
Agregando que “se autorice a la Sociedad de Patrones Pescadores, o a la entidad que en el futuro se constituya en representación de los propietarios de las lanchas amarillas, a efectuar, por sí o a través de terceros, la comercialización, en espacios públicos, de pescado fresco capturado artesanalmente mediante dichas embarcaciones.
La institución mencionada, en su carácter de Permisionaria, será responsable del cumplimiento de los requisitos, modalidades, características, espacios y demás condiciones que se establecen en la presente y demás normas de aplicación para la realización de la actividad autorizada.
“El Departamento Ejecutivo determinará los sitios estratégicos en los que se efectuará la comercialización, los cuales se corresponderán con áreas perimetrales de espacios verdes públicos. A tal fin se asignará un módulo de estacionamiento en la calzada y un sector adyacente sobre la vereda, a ser utilizados en los días y horarios que se establezcan”.
Asimismo destacan que el Permisionario deberá realizar la venta de los productos únicamente en los lugares expresamente asignados por la autoridad municipal, pudiendo ésta modificarlos cuando lo considere necesario, además de solicitarle al Consorcio Portuario Regional de Mar del Plata el otorgamiento gratuito de un espacio en proximidades de la Banquina Chica para una similar comercialización, no pudiendo ningún espacio autorizado para la venta de pescado fresco estar ubicado a menos de doscientos metros de un comercio habilitado exclusivamente con el rubro “pescadería”.
Entre los 39 artículos que tiene el proyecto de Ordenanza también señalan que el Permisionario podrá distribuir el pescado desde los sitios asignados a los domicilios de quienes hayan acordado previamente la compra de sus productos en un radio urbano cercano, debiendo mantener las condiciones de seguridad alimentaria hasta la recepción por sus adquirentes, no permitiéndose que, además de la venta de pescado fresco se comercialicen simultáneamente otros alimentos o productos de cualquier origen.
Un pensado y pormenorizado Proyecto que también encierra un mensaje: no olvidemos nuestros orígenes, al fin y al cabo, como lo pensó y escribió el químico y economista francés Antoine Lavoisier; nada se pierde, nada se destruye, todo se transforma.