El domingo 27 de abril regresó al puerto de Puerto Deseado el buque pesquero Argenova XXI, luego de una campaña de 29 días en la que se llevaron a cabo estudios científicos centrados en la merluza negra (Dissostichus eleginoides), una especie de alto valor comercial y relevancia estratégica para la pesca argentina.
Durante la navegación, personal técnico del Programa de Pesquería de Peces Demersales, Australes y Subantárticos del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) desarrolló actividades orientadas a comprender cómo los procesos fisiológicos propios de esta especie influyen en la calidad de su carne.
Entre las tareas realizadas se incluyó la toma de muestras de vísceras y glándulas, así como evaluaciones vinculadas al procesamiento que se efectúa a bordo. En particular, los investigadores analizaron el procedimiento habitual de corte total de la cola, utilizado para facilitar el desangrado del pez, y exploraron alternativas que permitan minimizar el daño al producto.
Uno de los objetivos centrales de la experiencia fue evitar prácticas que dificultan los estudios posteriores, ya que el corte completo de la cola obliga a reconstruir la longitud total del ejemplar, lo que puede alterar los resultados biológicos. Buscar métodos menos invasivos permitiría preservar tanto la calidad del producto como la rigurosidad científica en el seguimiento de la especie.
Una especie clave para la pesca nacional
La merluza negra habita las frías aguas del Atlántico Sur, especialmente en los alrededores de las islas Georgias del Sur, el talud continental y el área del Pasaje de Drake. Su carne, blanca y de textura firme, es muy apreciada en los mercados internacionales, particularmente en Estados Unidos y Asia, lo que la convierte en una de las especies más cotizadas dentro del esquema exportador argentino.
Según datos oficiales, en 2024 Argentina exportó más de 2.100 toneladas de merluza negra, por un valor superior a los 53 millones de dólares, equivalentes a 25.300 dólares la tonelada. La pesca de esta especie se encuentra regulada por estrictas medidas de conservación a nivel mundial, como cuotas anuales limitadas, zonas de pesca controladas y monitoreo satelital de los buques autorizados, con el fin de garantizar su sostenibilidad.
Estas investigaciones, desarrolladas en el marco de la colaboración entre la comunidad científica y el sector pesquero, permiten no solo mejorar la calidad del producto destinado a exportación, sino también fortalecer el manejo responsable de un recurso de alto valor económico y biológico para la Argentina.