Una nueva investigación de la Fundación de Justicia Ambiental (EJF) ha puesto al descubierto el uso continuado y creciente de redes de deriva ilegales por parte de embarcaciones marroquíes en el mar de Alborán, una zona crítica de biodiversidad en el Mediterráneo. La práctica de pesca ilegal con redes de deriva, que atrapan indiscriminadamente especies marinas, continúa violando las leyes nacionales e internacionales y pone en peligro la fauna marina vulnerable, como el pez espada del Mediterráneo, que se encuentra en grave peligro de extinción.
Según el informe de la EJF, las redes de deriva, que pueden extenderse a lo largo de varios kilómetros, son empleadas principalmente para capturar grandes especies pelágicas, pero también afectan a otras especies como ballenas, tortugas marinas y tiburones. Cuando estas redes se pierden o son abandonadas, se convierten en «redes fantasma«, atrapando y matando vida marina durante años y contribuyendo a la contaminación por plásticos.
A pesar de que las redes de deriva están prohibidas tanto a nivel internacional como en la legislación marroquí, la investigación revela que esta práctica ilegal sigue siendo común. De hecho, la EJF documentó un aumento significativo en el número de embarcaciones que utilizan este tipo de redes. En 2024, se registraron 846 barcos marroquíes que faenaban con redes de deriva, lo que representa más del doble que en 2004, cuando se documentaron 370 embarcaciones. Esta tendencia plantea serias preocupaciones sobre la sostenibilidad de los ecosistemas marinos en el mar de Alborán, un área clave para la biodiversidad del Mediterráneo.
El director general de la EJF, Steve Trent, destacó que la continua violación de las prohibiciones demuestra la incapacidad de las autoridades marroquíes para hacer cumplir las leyes y salvaguardar la biodiversidad marina. «La flota de redes de deriva se ha más que duplicado en las dos últimas décadas, lo que constituye una amenaza directa a los esfuerzos para proteger el medio ambiente marino. Exhortamos a Marruecos a mejorar la vigilancia y control de estas actividades ilegales«, señaló Trent. La EJF pide, además, que se apoyen a las comunidades pesqueras locales para que abandonen la práctica de las redes de deriva y se integren a alternativas más sostenibles.
El informe también señala que la demanda internacional de productos pesqueros, especialmente de pez espada, es uno de los principales factores que impulsa el uso de estas redes ilegales. Marruecos es uno de los principales proveedores de pez espada a la Unión Europea, con España como su principal destino. En 2022, España importó casi el 80% del pez espada marroquí, lo que refuerza la necesidad urgente de que los países europeos asuman su responsabilidad en el control de las importaciones y eviten que el pescado ilegal o de prácticas no amigables con el medio ambiente, lleguen a sus mercados; algo que bien se podría aplicar con la flota que opera por fuera y aledaña a la milla 200 de la ZEEA, donde una serie de buques -muchos de ellos por potencia expulsados de caladeros españoles- a diario practican operaciones de pesca sin contemplación a buenas prácticas y muchas veces con pesca que transpone el límite legal en un ambiente no regulado y mucho menos controlado, ejerciendo una competencia desleal con quienes, -unos cables mas adentro- corren con el peso de innumerables reglamentaciones y compiten en los mismos mercados internacionales de comercialización y consumo.
Los pescadores marroquíes, aunque conscientes de los daños medioambientales que causa el uso de redes de deriva, insisten en la necesidad de contar con un apoyo gubernamental para cambiar a métodos de pesca más sostenibles. En su mayoría, los pescadores reclaman una transición hacia artes de pesca alternativas, como los palangres, que son más selectivos y menos destructivos para el ecosistema marino.
A pesar de los esfuerzos previos para reducir el uso de redes de deriva, como el plan lanzado en 2003 por Marruecos con apoyo financiero de la UE y Estados Unidos, la implementación ha sido limitada y los resultados poco efectivos. Los pescadores afirman que la falta de alternativas económicas y la escasez de recursos pesqueros hacen que seguir utilizando redes de deriva sea la única opción viable para muchos.
«Trabajar en el mar hoy en día no es suficiente para vivir», dijo un pescador marroquí en el informe. «Es difícil mantener a una familia. Antes había muchos peces, pero ahora la pesca es tan escasa que ni siquiera puedes cubrir los gastos».
La EJF también insta a la Unión Europea y a países como España e Italia, que importan grandes cantidades de pez espada, a tomar medidas más estrictas para evitar que el pescado capturado ilegalmente entre en sus mercados. «La UE debe asumir la responsabilidad de controlar de cerca las importaciones y garantizar que no se comercialice pescado ilegal. Los consumidores deben ser conscientes de que al comprar pez espada marroquí, podrían estar contribuyendo a la destrucción medioambiental del Mediterráneo», afirmó Jesús Urios Culiañez, responsable de la campaña de océanos de la EJF.
La investigación de la EJF pone en evidencia un problema ambiental urgente que requiere una acción inmediata. La pesca con redes de deriva sigue siendo una amenaza para la biodiversidad del Mediterráneo y la sostenibilidad de las pesquerías locales. El futuro de la fauna marina en el mar de Alborán depende de una acción coordinada entre los gobiernos, la industria pesquera y las comunidades internacionales para erradicar esta práctica destructiva y promover métodos de pesca más responsables y sostenibles.