La historia de SynerFood no comenzó con un producto, sino con una idea. Una idea potente: que el arte de cocinar podía trasladarse al ámbito industrial sin perder su esencia, y que la ciencia aplicada podía aportar soluciones reales a una industria que durante años había permanecido al margen de la innovación. Pablo Jara, ingeniero industrial con experiencia en sectores alimenticios y financieros, encontró en Sergio Alfieri, chef profesional la combinación para plasmar un sueño compartido. Juntos diseñaron un proyecto que pudiera responder a necesidades muy puntuales de la industria pesquera, agregando valor donde más hacía falta, transformando la materia prima del rico mar argentino en alimentos saludables para el mundo.
A ese dúo se sumó Vanina Alfieri, licenciada en comercio exterior, quien aportó una mirada estratégica sobre los mercados y la expansión internacional. Pero fue cuando se concretó la alianza con Grupo Saporiti, con más de 90 años de experiencia en el desarrollo de ingredientes para alimentos y presencia en toda América Latina, que el proyecto adquirió volumen industrial, alcance regional y el respaldo necesario para dar el salto a una escala mayor.
Desde entonces, SynerFood no solo elabora aditivos para crustáceos y moluscos como langostinos y calamares —productos insignia de la pesca argentina—, sino que se ha especializado en diseñar desarrollos a medida para cada cliente. El objetivo es simple y ambicioso a la vez: que el producto llegue al consumidor con calidad óptima, pero también con innovación, con identidad, con valor agregado.

La empresa produce sistemas de cobertura para líneas de prefritos y rebozados, batter de diferentes colores, predust e incluso una línea innovadora de salsas deshidratadas, que, al rehidratarse, permiten potenciar sabor y textura en los diferentes platos. Cada propuesta es el resultado de horas de trabajo en laboratorio, pruebas técnicas, intercambios con plantas procesadoras y, sobre todo, escucha activa a lo que el cliente necesita. El corazón del proyecto es su Laboratorio de Aplicaciones, un espacio de co-creación donde las ideas se transforman en soluciones tangibles.
El nombre SynerFood proviene del concepto griego de “synergos”: trabajar juntos. Y eso es lo que hacen. No solo entre los fundadores, sino también con sus clientes, con los productores locales —que abastecen cerca del 70% de las materias primas—, con los técnicos de planta, y con cada actor de una cadena que busca renovarse.
La palabra sinergia, de hecho, define el espíritu de la empresa: cuando la colaboración entre partes distintas produce un resultado superior al que se lograría por separado. Esa es su fórmula. No se trata solo de sumar saberes, sino de integrarlos en soluciones que marquen una diferencia real en el producto final.
El mercado de la pesca no es sencillo. Es un sector históricamente reservado, muchas veces opaco, y con márgenes limitados para la innovación. “Entrar fue un desafío enorme”, confiesa Pablo. “Hay proveedores que están hace décadas. Pero nosotros nos propusimos ingresar con respeto, con un producto sólido, a buen precio, con facilidad de pago y un servicio post venta excelente. Y lo estamos logrando”.
Protagonistas de EvenPA 2025
La gran cita será en EvenPA 2025, donde Synerfood no pasará desapercibida. Con un stand exclusivo en el Pabellón Azul, harán más que mostrar: harán vivir la experiencia. Habrá cocinas activas, degustaciones, demostraciones sensoriales en vivo. Sergio Alfieri, cuchillo en mano, aplicará sus aditivos frente al público para que el visitante no solo vea, sino que pruebe, huela, toque y se convenza que se trata de algo innovador, distinto.

Los visitantes no solo podrán ver cómo se comportan los rebozados en caliente, sino también olerlos, saborearlos, y comprobar que la innovación no es solo un concepto, sino una experiencia sensorial. Estarán presentes los tres días que dura el evento en el pabellón azul, el jueves a las 16 horas y los días viernes y sábado a las 18 hs.
Además, ese mismo jueves, organizarán un evento privado en el Hotel Posada Boutique, donde compartirán una cena de pasos —seis salados y dos dulces— con referentes del sector: gerentes de calidad, producción, investigadores, colegas. La propuesta: construir comunidad, tender puentes, abrir el diálogo.



En palabras de Jara, la apuesta es clara: “Queremos que el producto llegue terminado. Que tenga identidad argentina. Tenemos el mejor langostino del mundo, y ahora queremos hacer lo mismo con la merluza de Mar del Plata. Hay una demanda nueva, más exigente, que quiere cocinar menos pero comer mejor. Nuestra misión es acompañar esa transformación”.
En un país donde el consumo de pescado aún es bajo y las políticas de incentivo casi inexistentes, SynerFood decidió no esperar condiciones ideales. Apostó por la innovación, por el desarrollo local, por la combinación entre la ciencia y la sensibilidad culinaria. Y lo hizo en alianza con un grupo que comparte su visión: Grupo Saporiti, que hoy se consolida como socio estratégico en el desarrollo de soluciones específicas para la industria pesquera.
De cara a los próximos años, el objetivo es claro: posicionarse como referentes en desarrollo técnico para la industria pesquera, expandirse territorialmente y consolidar un modelo que combine ciencia, sabor y sustentabilidad. El camino no es fácil, pero el equipo está convencido de que la innovación aplicada, el vínculo cercano con los clientes y una mirada de largo plazo son la clave.
Pablo Jara lo resume con claridad: “Nuestro sueño era crear una empresa sólida, con propósito y respaldo. Lo logramos. Ahora queremos mostrarle al país y al mundo que se puede innovar desde Argentina, que se puede trabajar con excelencia y que hay otra forma de pensar la industria. No para repetir fórmulas, sino para transformarlas, generando una materia prima del mar argentina en un alimento rico en nutrientes para la alimentación sostenible del mundo”.
SynerFood llegó para quedarse. Porque entiende que el futuro de la alimentación no es solo tecnológico, sino también humano. Y porque en un mundo cada vez más impaciente y cambiante, ellos decidieron ir por el camino del conocimiento, innovación y con pasión. Una historia que demuestra que cuando hay amor por lo que se hace, visión y sinergia, la innovación no es solo posible: es inevitable.