Se abre un nuevo capítulo en la historia de la industria naval de Quequén. El Astillero Aloncar recibe a los congeladores más grandes del país para hacer reparaciones.
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Uno de los puertos bonaerenses restableció su sistema de identificación de buques. Firmaron un convenio con una empresa privada e instalaron un nuevo receptor-transmisor para poder cumplir con el servicio.
El sábado se vivió otra jornada de alegría y esperanza en las gradas del Astillero Aloncar S.A. a orillas del Río Quequén. Fue botado un nuevo buque pesquero, es el Virgen de Itatí II.
La industria pesquera en su máximo esplendor, a tan solo 120km de distancia en dos astilleros distintos, se botaron buques para operar en el caladero argentino.
En el mediodía del jueves el buque granelero de bandera liberiana “Tai Knighthood” ya se encontraba nuevamente en navegación. Lo repararon en el Golfo Nuevo, tras el incidente en el puerto de Quequén.
Llegó a Puerto Madryn escorado, para posterior reparación, el buque cerealero averiado hace algunas semanas atrás en la salida del puerto de Quequén. Se trata del Tai Knighthood de 229 metros de eslora.
Dábamos cuenta de las exportaciones de pescados y mariscos, y de la importancia del puerto de Mar del Plata como principal receptor de descargas del litoral marítimo argentino. Hoy, la noticia pasa por Quequén, puerto de aguas profundas por excelencia, cuya ventana al mundo da salida a los cereales del sudeste de la provincia de Buenos Aires. Gestión, decisión política de sus administradores y eficiencia para el consorcio de Quequén que lidera en punta por segundo año consecutivo nuevas exportaciones al mundo de las riquezas generadas en el suelo argentino.
Lleva en el fondeadero frente a la escollera sur del puerto de Quequén 12 días y permanece escorado, sin peligro con situación controlada pero aún no hay decisión de reingresar a puerto o navegar hasta el puerto de Montevideo o Santos, en Brasil para su descarga y reparación.