El mercado americano de consumo siempre fue un gran tester de la demanda. Su selectividad e inteligencia en captar los cambios de consumo inmediatos de la sociedad llevaron a modificar tendencias futuras. En los ultimos meses, muestran cambios que pueden tener y dar una idea cabal de como se mueve el mercado de la demanda.
En noviembre, las ventas minoristas de productos del mar en Estados Unidos mostraron un aumento moderado tanto en valor como en volumen, dando continuidad a la tendencia positiva observada desde septiembre. Este crecimiento, impulsado por las compras tempranas para las festividades de fin de año, se concentró especialmente en productos de cultivo como el salmón y la trucha, lo que refleja una consolidación del mercado de productos del mar en sus distintas categorías: frescos, congelados y no perecederos.
El análisis de las cifras destaca variaciones relevantes según el tipo de producto. En la categoría de productos frescos, las ventas aumentaron un 1,2 %, alcanzando los 593 millones de dólares, aunque el volumen experimentó una leve disminución del 0,1 %. Por su parte, los productos congelados mostraron un incremento del 0,2 % en valor y un notable aumento del 2,3 % en volumen, mientras que los no perecederos, favorecidos por su accesibilidad económica, registraron un crecimiento del 2,5 % en valor y del 6,4 % en volumen.
En un contexto de inflación alimentaria cercana al 0,9 % en noviembre, los precios de los productos del mar se mantuvieron significativamente más altos que los de otras proteínas animales, como el pollo y la carne bovina. El precio promedio por libra de mariscos frescos alcanzó los 9,71 dólares, lo que contrasta con los 3,13 dólares del pollo y 6.80 de la carne. A pesar de estos costos, algunos productos premium, como el langostino salvaje, han perdido su exclusividad, transformándose en una opción más común y accesible durante fines de semana.
Esta transición ha sido facilitada por la proliferación del camarón de cultivo, que ha popularizado el acceso a este producto. Por otro lado, especies como las ostras, la trucha y la merluza negra del Atlántico sur han ganado protagonismo como alternativas más sofisticadas y selectivas.
La dinámica de los precios en noviembre también refleja una dualidad interesante. Mientras que especies como el salmón fresco y el cangrejo registraron incrementos de 1,3 % y 2,3 % respectivamente, el salmón congelado y los camarones experimentaron disminuciones del 2,9 % y 3,5 %, lo que incentivó un aumento en los volúmenes de compra. Este comportamiento demuestra cómo las fluctuaciones de precios pueden influir en las preferencias del consumidor.
La trucha fresca y la merluza negra del Atlántico sur destacaron entre los productos con mayor crecimiento en noviembre. Las ventas de trucha aumentaron un 6,9 % en valor y un impresionante 12,3 % en volumen, mientras que la merluza negra registró incrementos del 8,3 % en valor y del 4 % en volumen. Estos resultados reflejan un interés creciente por opciones diversificadas y de mayor calidad dentro del mercado.
La temporada navideña ha demostrado ser un motor de consumo crucial para los productos del mar, especialmente entre los hogares de ingresos altos y los millennials, quienes buscan alimentos premium para recrear experiencias gastronómicas en casa. Este cambio en los hábitos de consumo, que prioriza la elaboración de platos sofisticados en el hogar, ha favorecido la popularidad de productos como la langosta, el cangrejo y las ostras.
Para los consumidores, el contexto actual ofrece oportunidades significativas. La disminución en los precios de productos congelados, como los camarones, permite adquirir productos de alta calidad a precios más competitivos. Asimismo, especies como la merluza negra y la trucha han visto una presión al alza en sus precios debido a una mayor demanda, pero su calidad las convierte en inversiones valiosas para las celebraciones. Finalmente, la planificación anticipada de las compras navideñas ha facilitado el acceso a mejores precios en productos como ostras, langostas y cangrejos, relegando a opciones más comunes como el langostino a un consumo habitual y menos exclusivo.
Este escenario evidencia un cambio en las tendencias de consumo de productos del mar en Estados Unidos, donde la calidad y la frescura prevalecen como factores determinantes. Para el consumidor, la clave radica en aprovechar estas transformaciones del mercado para disfrutar de una experiencia culinaria enriquecida y accesible, destacando la capacidad de ciertos productos de mantener su relevancia y exclusividad en un mercado altamente competitivo.