El 22 de septiembre de 1949, el destino de 77 almas qued贸 sellado en las profundidades del Estrecho de Magallanes. El rastreador ARA Fournier, navegando en medio de una feroz tormenta, desapareci贸 sin dejar rastro. Aquel naufragio marc贸 para siempre a la Armada Argentina y a quienes siguieron de cerca la tragedia. Hoy, 75 a帽os despu茅s, su recuerdo sigue vivo.
Ese 21 de septiembre, el ARA Fournier zarp贸 desde R铆o Gallegos hacia Ushuaia. El tiempo pronto se torn贸 despiadado: oleaje feroz, lluvias intensas y visibilidad casi nula. Los relojes hallados entre los restos del naufragio indicaban la hora fat铆dica: entre las 04:20 y 04:25 de la madrugada del 22 de septiembre, el temporal los sorprendi贸 y el buque volc贸. La naturaleza reclamaba a esos valientes marinos para siempre.
La respuesta fue inmediata. Desde Ushuaia y otros puntos, se organiz贸 una misi贸n de rescate monumental. La Armada Argentina, junto a la chilena, se uni贸 en un esfuerzo desesperado por hallar al rastreador desaparecido. Fragatas, remolcadores y aviones recorrieron bah铆as, canales y el Estrecho. Fueron d铆as de incertidumbre y angustia.

Finalmente, el 3 de octubre, la b煤squeda culmin贸 en un hallazgo devastador: los restos del Fournier fueron encontrados en Punta Cono, cerca del Canal San Gabriel. Entre las piezas rescatadas, cuerpos de los tripulantes se encontraron esparcidos en la costa, entre ellos el del Capit谩n Carlos Negri. Fue un golpe brutal para una naci贸n que, con el alma rota, lloraba la p茅rdida de sus hijos.
El Presidente Juan Domingo Per贸n declar贸 duelo nacional. El dolor se apoder贸 de los corazones de todo el pa铆s. El 14 de octubre, Buenos Aires se detuvo. Miles se congregaron en el puerto para recibir a los nueve marinos cuyos cuerpos fueron repatriados, en un homenaje simb贸lico a los 77 h茅roes que quedaron bajo el agua, velando por las aguas australes.
Desde entonces, cada 22 de septiembre, la memoria de los hombres del Fournier es honrada. En Ushuaia y Puerto Belgrano, ceremonias y monumentos perpet煤an el legado de estos valientes que, con sacrificio y honor, entregaron sus vidas al deber.
Este tr谩gico episodio es un recordatorio imborrable de los peligros y sacrificios que enfrentan los marinos en su labor silenciosa, muchas veces olvidada, de custodiar los mares. Que su ejemplo siga vivo, inspirando a futuras generaciones. 芦Gloria a los bravos marinos, hijos titanes del mar芦, reza el himno que acompa帽a su recuerdo.
