Año esquivo hasta el momento para las lanchas históricas de la banquina, la anchoíta lejos de su alcance y todos los dias viento sostenido, impiden la salida y la posibilidad de pescar, si a eso le agregamos que este año casi no hubo caballa o se situó muy lejos frente, a la tan nombrada zona de esfuerzo restringido, El Rincón, todo parece que sin pena ni gloria, las lanchas quedaron relegadas de dos especies que les era eje central productiva y económica.
Mientras tanto, e intentando esquivar el viento, ya que los cardúmenes de anchoítas son reacios a estas condiciones, de hecho buscan calma y mucho calor para arrimarse a la costa, los fresqueros con mas alcance y mayor cantidad de horas fuera de puerto, encontraron algunos buenos cardúmenes a principio de semana, donde las densidades y calidades fueron in crescendo.
En principio, y como adelantáramos en su oportunidad, el BIP Eduardo L. Holmberg toco la preciada pelágica fuera de Mar del Plata hace unos 15 dias, ahí fueron a probar algunas embarcaciones que dedican sus artes de pesca a esta especie, el BP Canal de Beagle, Padre Pio, Nono Pascual, Belvedere y Raffaela entre otros.
Después de algunos dias de rastrear la especie, dieron con la misma, al sur de Necochea a unas 7 horas de navegación equivalentes a 70 millas de Mar del Plata. Buena calidad y cantidad y el puerto al menos pudo satisfacer la demanda de plantas procesadoras y saladeros que aprovecharon la abundancia para generar trabajo y volumen, en un año que en esta especie viene con descargas mas elevadas que el año pasado, mientras que por el lado de la demanda, esta firme y sostenida a Europa y con Brasil demandando cantidad.
A bordo de los pesqueros, la modalidad de trabajo cambio sustancialmente. En la Mar del Plata de los 70, el puerto y la industria buscaba la anchoíta con mucha escama, es más, si venia limpia, quedaba en el muelle. Los saladeros que usaban sal gruesa y fuerte atenuaban el impacto de 7 a 9 meses en bordalesas de madera evitando que la sal carcoma el brillo y la superficie de contacto.
Hoy, la anchoíta se trabaja limpia a bordo, por eso algunos barcos, utilizan las mismas cintas de lavado del langostino que permite hacer un lavado superior que permita a saladeros, previa utilización de otro tipo de sal, entrefina; un menor tiempo de maduración, sacando de juego las escamas.
Antiguamente era un sacrilegio traer anchoíta sin escamas y limpia al muelle, los tiempos cambian, la evolución buscando mejor calidad y bajando tiempos de maduración llevaron que hoy las escamas queden de lado.
Así vemos como a bordo del BP Raffaela, los Di Scala, presentan un producto limpio, lavado con agua de mar, cuyo destino es el saladero y a futuro la exportación.
Por Gustavo Seira