A medida que se aproxima el fin de la tregua en la huelga portuaria de Estados Unidos, la tensión en los puertos de la Costa Este y el Golfo se intensifica. La idea administrativa de mejorar la eficiencia a través de modelos automatizados de cargas y descargas en puertos, habría calado una profunda grieta en concesionarios y trabajadores de la estiba.
El Sindicato Internacional de Estibadores (ILA) y la Alianza Marítima de los Estados Unidos (USMX) trabajan contrarreloj para alcanzar un acuerdo que podría marcar un antes y un después en la dinámica laboral y operativa de estos puertos: la automatización inteligente.
En una reunión no tan confidencial celebrada el 5 de enero, ambas partes habrían delineado un nuevo marco normativo para abordar la automatización. Según trascendidos, el acuerdo preliminar permitiría la introducción de tecnología automatizada bajo la condición de garantizar la creación de nuevos empleos sindicales que compensen las pérdidas laborales derivadas.
Esta propuesta, aunque conciliatoria, no está exenta de polémica. Los transportistas expresan inquietudes sobre el impacto económico de estos compromisos, argumentando que los costos adicionales podrían comprometer los aumentos salariales previamente negociados en octubre.
Grúas Pórtico: El epicentro del debate
El foco de las conversaciones gira en torno a la posible automatización de las grúas pórtico, maquinaria clave para transferir carga de los buques a camiones terrestres. Actualmente, estas grúas son operadas por estibadores que ocupan algunos de los puestos mejor remunerados y más peligrosos del sector portuario.
Los riesgos asociados con estas labores son significativos. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU., entre 2011 y 2017 se registraron casi 300 muertes relacionadas con el uso de grúas, lo que equivale a un promedio anual de 42 incidentes fatales, en un claro informe por intentar inclinar la balanza, un verdadero carpetazo al sector trabajador.
“El sindicato está defendiendo lo que debe: empleos seguros y bien remunerados”, expresó Darin Miller, gerente marítimo nacional. Sin embargo, reconoció que la presión por la automatización es implacable, impulsada por la necesidad de las navieras de maximizar la eficiencia operativa.
“ Los mayores costos que engrosan un anclaje en la rentabilidad de las navieras , tiene que ver con los costos operativos en los muelles, y los tiempos. Los barcos refrigerados o con reefers no puede perder tiempo en los muelles, eso es un costo muy alto para las navieras ”, manifestó un jefe de operaciones de una de las principales navieras que operan en aquellos puertos.
La automatización representa un cambio radical en la dinámica portuaria. Grúas automatizadas eliminan tiempos de inactividad, rotaciones de turno y pausas laborales, elementos que las convierten en una herramienta de gran atractivo para las compañías navieras que buscan esta modalidad para hacer mas eficiente la labor.
“La automatización no es cuestión de si ocurrirá, sino de cuándo”, enfatizó Miller. “Las navieras buscan eficiencia máxima. Cada minuto cuenta, y los puertos automatizados representan la optimización que el mercado exige”.
De materializarse el acuerdo, el sindicato podría haber adoptado una postura pragmática frente a un futuro inevitable. Al aceptar la automatización bajo la promesa de compensaciones laborales, la ILA busca proteger tanto los derechos de los trabajadores actuales como su relevancia en un entorno que se transforma rápidamente.
La automatización portuaria representa el choque entre el avance tecnológico y la preservación del empleo. Mientras las navieras buscan maximizar eficiencia con grúas automatizadas que eliminan pausas y tiempos muertos, los trabajadores defienden empleos bien remunerados que garantizan seguridad laboral. Este dilema enfrenta innovación y justicia laboral, dejando en el aire el equilibrio entre progreso y el impacto social de la tecnología.
El desenlace de estas negociaciones será un punto de inflexión para la industria portuaria en Estados Unidos. La automatización, aunque inevitable, plantea desafíos significativos para los empleos tradicionales y la estructura operativa de los puertos dejando expuesta la variante progreso y tecnología vs empleo; viejas antinomias que al final terminan siendo superadas en un nuevo modelo de reacomodamiento del sector; por el momento lejanas de estas latitudes.
Las decisiones que se tomen no solo tendrán un impacto inmediato, sino que también sentarán precedentes para el equilibrio entre eficiencia tecnológica y justicia laboral en el sector marítimo global.