Talentos argentinos que piensan en el futuro, líneas investigativas, excelente utilización de los recursos y la vista puesta en mejorar el medio ambiente, terrestre y marino. Desde la Antártida un grupo de microbiología del área de Ciencias de la Vida del Instituto Antártico Argentino, harán una importante tarea, dividida en dos grupos, con el apoyo de las Fuerzas Armadas sumergidos en aguas de muy baja temperatura buscando sedimentos y muestras.
El IAA es un organismo científico tecnológico que está orientado bajo normas políticas del Estado Nacional Argentino y fue creado por un decreto del PEN el 5 de abril de 1951 a través de quien fuera su primer director el Coronel Hernán Pujato.
Este instituto integra el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología de la Argentina y es pionero a nivel mundial en el desarrollo de la investigación antártica para desarrollar, controlar y difundir la actividad científica y tecnológica en la Antártida.
Uno de los profesionales vinculados al CONICET y al IAA además de la UBA, es el bioquímico y doctor en biotecnología Lucas Ruberto, quien a su vez es el coordinador del grupo de microbiología del IAA y será quien tenga a su cargo el primer equipo en desplegarse para realizar investigaciones durante este verano.
Ruberto contó que ‘’hace unos 15 años Argentina trabaja en la utilización de microorganismos antárticos para la biorremediación de suelos contaminados con hidrocarburos’’, preciso la agencia Télam.
‘’Los microorganismos que investigamos incluyen entre otras bacterias, las arqueas, los hongos y los virus; están presentes en todo el planeta y en la Antártida los investigamos en el agua de mar, en lagunas y en los suelos’’, agregó el científico.
La biorremediación es la denominación de un conjunto de metodologías que usan microorganismos o parte de ellos seleccionados naturalmente o bien por modificaciones de la ingeniería genética para degradar sustancias que se han trasladado a un lugar que no corresponde o están en cantidades no recomendables como resultante de un proceso productivo mal manejado o de un incidente natural.
Ruberto comentó que ‘’el primer grupo de este equipo en ser desplegado en la base Carlini está compuesto por el doctor en biotecnología Lucas Martínez, la bioquímica Nathalie Bernard y yo’’, señala Ruberto.
El segundo grupo estará compuesto por los microbiólogos Francisco Massot y Martha Martorell, además como ya mencionamos contarán con el apoyo de los buzos de las fuerzas armadas que tendrán la difícil tarea de sumergirse en aguas de temperaturas extremadamente bajas recolectando sedimentos y muestras de agua.
La base antártica Carlini es una estación científica permanente y se encuentra en la península Potter de la isla 25 de mayo y es parte de las Shetland del Sur, fue fundada en 1982, el 12 de febrero precisamente y allí viven 29 hombres y 4 mujeres en época invernal, mientras que en verano la población aumenta a 100 personas.
Uno de los objetivos es aprovechar los mecanismos de adaptación al ambiente hostil de la Antártida que desarrollan las criaturas que se encuentran en el lugar para analizar cuáles pueden ser importantes como herramientas.
‘’Muchos de los microorganismos que investigamos en la Antártida podrían tener aplicaciones muy importantes en el desarrollo de antibióticos, enzimas para procesos industriales, bacterias que limpian suelos contaminados por compuestos orgánicos o para producir detergentes entre otras cosas; es un proceso largo y complejo en el que lo primero es comprender el rol natural en su ambiente, evaluar si esa capacidad es útil, desarrollar el proceso industrial y articular la vinculación entre la academia y la industria’’, puntualizó Ruberto.
El especialista también contó que ‘’lo que hacemos es remover el suelo contaminado con hidrocarburos, medir cuánto combustible hay, cuántas bacterias hay, y le damos a esos microorganismos las condiciones para que se activen y degraden el hidrocarburo; una vez que ese proceso se completó volvemos a colocar ese suelo en el mismo lugar del que lo habíamos retirado’’.
En esta búsqueda constante de proteger el mar y por ende los recursos que generosamente nos brinda la naturaleza y que no siempre apreciamos, Ruberto además puntualizó que ‘’desde hace años estamos buscando en la Antártida microorganismos capaces de degradar plásticos porque los plásticos que se arrojan al mar también contaminan este continente; lo que hacemos es recoger los restos de plásticos que trae el mar para analizar qué microorganismos los colonizan y cuáles de ellos son capaces de degradarlo’’.
Estas investigaciones son las que hacen que se siga creyendo en que muchas cosas son posibles, con la preocupación y la ocupación como punto de partida para tener un mar sin contaminaciones notorias y que hagan que el recurso pesquero permanezca saludable en todo el espectro posible.
Por Gustavo Seira