En medio del cierre de las trámites que son necesarios para validar los títulos que otorga la Escuela Nacional de Pesca, el Capitán de Navío Daniel Alberto Maldonado, recibió a PESCARE, satisfecho por la tarea que vienen realizando y con proyectos que buscan hacer crecer al lugar donde se dictan cursos y carreras especializada que están relacionadas directamente con la industria naval y pesquera.
¿El camino de la conducción de una escuela tan importante es algo que usted eligió o simplemente fue surgiendo por alguna razón?
Normalmente la Armada a sus oficiales los orienta básicamente al área de navegación y buques. Particularmente estuve casi toda mi carrera embarcado. Cumplí comando en diferentes buques de la Armada. Tengo varios años en Mar del Plata porque estuve abocado al control de la pesca en esos buques. Posteriormente la Armada determinó que tenía los conocimientos básicos como para hacerme cargo de la dirección de esta escuela.
Maldonado no tiene un nacimiento cercano al mar, ni aún a provincias mesopotámicas, es oriundo de Santiago del Estero, desde donde partió a los 20 años para estudiar en la Escuela Naval Militar y ya lleva más años fuera de su provincia que en ella, donde dice ser un visitante más toda vez que sus tareas se lo permiten. Ha estado en Ushuaia, en Puerto Belgrano, en Buenos Aires cumpliendo tareas que le asignó la Fuerza.
¿Qué lo despierta al hombre a tomar una carrera como la suya viniendo de una provincia donde no hay una estrecha labor con el mar al menos?
Considero el inicio de la carrera como un joven que tiene la necesidad de buscar nuevos horizontes. Mi particularidad era que quería ser algo más y como que Santiago me quedaba chico. Tal vez las visitas que había tenido a Mar del Plata con anterioridad hayan abonado un poco a mi decisión. La oportunidad se fue planteando. En el colegio secundario uno empieza a hablar con los amigos que empiezan a compartir algunas inquietudes de futuro. Si bien algunos compañeros de secundaria se fueron al Ejército Argentino.
En esos años había un batallón del Ejército en Santiago del Estero de donde soy yo. Ellos entraron al Ejército y yo a la Marina. Luego me encontré en la Marina con dos santiagueños más que pertenecían a otros colegios, uno era de Fernández una localidad a 50 km. de Santiago capital y el otro era de mi misma ciudad pero no nos conocíamos.
¿Cómo se produce el acercamiento a la pesca puntualmente?
Empecé en el año ’90 en los buques, en el ’95 me tocó ser Comandante de Presa, capturamos un pesquero taiwanés con un buque de la Armada y yo estaba a cargo con una jerarquía baja, era Teniente de Fragata en ese momento y me tocó convivir tres meses con los taiwaneses. Si bien la navegación fueron tres días desde la milla 200 hasta tomar puerto, posteriormente todo lo que fue tomar trámites y el juicio que se arma por la infracción de pescar sin autorización, estuvimos en contacto con la gente.
Entramos al Puerto de San Julián, el buque pesquero quedó abandonado ahí por años. Años después pasé por San Julián con un auto porque estaba destinado en Ushuaia y el buque seguía ahí. A las empresas taiwanesas les convenía dejar el barco ahí antes que pagar la multa, recuperar la gente, eso tenía un costo más elevado para ellos.
A partir de ese año 1995 mis destinos siempre fueron buques dedicados al control de la pesca. Hicimos una serie de cursos, interactuamos con la subsecretaría de pesca, con los permisos de pesca. Los oficiales que están embarcados tienen una formación en lo que es reglamentariamente la pesca y en lo que se refiere a equipamiento.
Generalmente cuando uno llega a bordo lo que hace es verificar la cámara, verificar el procesamiento del pescado, si hubo proceso hace poco tiempo, medir las redes si es un buque de arrastre, si el permiso es acorde al permiso de pesca que tiene autorizado. Cuestiones técnicas profesionales propias de la pesca que uno tiene que conocer.
Toda esa formación e información son los elementos que busca, entre otros, el Capitán Maldonado, para que se transmitan al alumnado. Cuando la teoría está estrechamente ligada a la práctica con amplios conocimientos como es su caso, se pueden hacer mejores cosas.
Cuestiones técnicas que se brindan a través de conocimientos a los alumnos de la Escuela en las distintas carreras.
Así es. Además de la carrera de piloto de pesca, tenemos la carrera de conductor de máquinas navales que sería su equivalente en el área motores de a bordo. Es el oficial encargado del mantenimiento de la planta propulsora, de toda el área frigorífica si es que lo tiene y todo lo que sea auxiliares y servicios básicos.
Uno tiene que pensar el buque como una casa, donde tiene que tener agua potable todo el día, iluminación, además de moverse por el mar con uno o dos motores de propulsión dependiendo del tamaño del buque.
Por lo que hemos visto la mayoría de los alumnos que llegan a la Escuela de Pesca ya han tenido alguna vinculación directa con la pesca.
Esta escuela nace como un Centro de Formación Profesional para adultos en 1973 cuando funcionaba en 12 de octubre y Acha. Lo que se buscaba en ese momento era darle algún tipo de certificación a todos aquellos patrones que se requería para salir a navegar, de esa manera se empezó a ordenar un poco, reglamentariamente, la formación profesional de esa gente.
En ese momento había gente que tenía solo la escuela primaria. Ellos pescar sabían y ahí se les enseñaba un poco más de navegación, de conocimientos de zona.
A lo largo de los años la escuela empezó a formar marineros acá, que solo tenían la escuela primaria y más adelante, con la participación del Gobierno japonés, se empiezan a formar oficiales, que son los pilotos, los conductores. Los marineros, los marineros de máquina quedaron un poco de lado.
La gente se anota para el curso de marinero fuera del horario de trabajo, a las cinco de la tarde por ejemplo. Los chicos de secundaria habitualmente no se anotan. Los que se anotan es gente de 25, 30 años que están dispuestos a crecer en la profesión y hacen el curso de marinero. Acá ya entran como marineros, no entran como alumnos de secundaria. En el 2015 empezamos a exigir la secundaria completa y dejamos de lado lo que es la formación de marineros y nos abocamos exclusivamente a oficiales que son los que han egresado hace pocos días.
Lo que pretende esta gente que ya conoce el mar, que ya trabaja, que lo que pretende es crecer profesionalmente, deja de atender solamente sus cuestiones de cubierta para atender todo el barco, eso es lo que pretendemos hacer con nuestros alumnos. En dos años transformamos a un marinero en un oficial, donde el marinero tal vez es un excelente operador en lo que es redes, sistemas de pesca por ejemplo en cubierta y el oficial maneja todo el entorno, es decir, permisos de pesca, capacidad de pesca en lo que se refiere al cupo, maneja la meteorología, las condiciones del mar, la situación de tránsito marítimo alrededor para evitar colisiones. Cuando llega a puerto tiene que certificar toda la carga que puso.
¿Todos esos conocimientos son los que se brindan en la escuela? Porque tal vez manifiestan diferencias entre la teoría y la práctica
Todo eso se enseña acá. Tenemos un profesor que sostiene que los alumnos llegan con un conocimiento de lo que es el árbol y nosotros tenemos que enseñarle a mirar el bosque.
Se puede equiparar la teoría y la práctica. Nace mucho de la persona. Hemos tenido casos donde el marinero dice “a mí que me vas a enseñar si yo ya sé todo, ya estuve en el puente el ‘capi’ me larga el barco”. Como también hemos tenido gente que durante o al finalizar la carrera dice “no pensé que era tanto”. Todos terminan con una formación de excelencia, tenemos profesores muy comprometidos transmitiendo experiencias y exigiendo y eso la gente lo valora.
En este momento estamos en proceso de conseguir una tecnicatura superior, como para que el que pase por acá tenga un título que le sirva en el futuro cuando quiera dejar de pescar y quiera estudiar otra cosa. De modo tal que si quisiera, por ejemplo, cumplir funciones en una empresa pesquera, pueda hacerlo teniendo una formación más integral y un título que lo avale.
Eso es un concepto que la Marina lo viene manejando así, incluso nosotros cuando egresábamos éramos oficiales de la armada y nada más y ahora terminamos como licenciados. Eso da la posibilidad de hacer una maestría o un posgrado.
La escuela ya ha enviado la documentación pertinente para que en el año próximo o en 2023 puedan tener la licenciatura. Todo esto se tramita a través del Ministerio de Educación de la Nación, que es quien emite los títulos. Esa doble titulación ya existe en la Escuela Naval Militar y en la Escuela de Náutica.
Ante la falta de trabajo seguramente los aspirantes se han multiplicado, ¿hoy con que matrícula cuentan?
Tenemos un concepto de competencia, de esa manera evaluamos a los egresados. Desde el punto de vista educativo se llama “enfoque basado en competencia”. Esto significa que nosotros determinamos que es lo que tiene que saber el egresado y varias materias abonan a un módulo y ese módulo se toma en forma integral.
El concepto de nota por materia, en esta escuela no existe. Si bien es considerado por un tema de mérito, pero a los efectos del aprobado final, varias materias componen un módulo y ese módulo se rinde en el agua. Uno lo “larga” y el alumno tiene que conocer todo.
En la escuela tenemos dos aulas de 15 personas para poder darle una continuidad pedagógica. Es casi personalizada la clase. En segundo año también tenemos la misa cantidad alumnos en el área cubierta también en dos aulas. Lo mismo ocurre en “máquinas” donde hay dos aulas de 15.
En las que sí hay algunos alumnos más es en las aulas de ascenso. Cuando egresan de piloto de pesca, van a navegar y con cierta singladura que están reglamentadas, eso les da la posibilidad de venir y rendir un ascenso que lo pueden hacer “libre” o cursarlo y que dura un cuatrimestre.
Cuando vienen a cursarlo acá, en cuatro meses, se les da un poco más de gestión porque ya pescar saben así que se les da un poco más de reglamentación, de gestión, de cuidado del medio ambiente, un poco más de seguridad. A partir de ese momento, el hombre hace un ascenso, se logra el Piloto de Pesca de 1ª.
En esta promoción tuvimos más egresados porque hemos armado el curso de capitanes de pesca. Tuvimos prácticamente 100 egresados porque en el área de máquinas hicimos lo mismo, dimos el curso de ascenso de conductor de 1ª y dimos el curso de ascenso de conductor superior.
¿El comienzo del año fue complicado?
Sí, por el tema de la pandemia. Todo el año pasado estuvimos en virtualidad, pero este año nos propusimos con mucho optimismo que en el segundo semestre teníamos que estar todos acá, porque siendo una carrera de dos años al tener uno virtual, al menos el segundo tiene que ser presencial.
Esta escuela es meramente “práctica”, acá hay aulas donde están los motores y los alumnos “meten mano en el motor”, hay soldadoras donde el alumno suelda, hay simuladores donde el alumno tiene que trabajar, primero en computadoras, pero tiene que estar en el simulador. Después se tiene que embarcar y es cuando aparece el patrón del pesquerito el “Luisito” donde reclama que le golpearon el barco, pero eso es porque están aprendiendo.
El ARA Luisito al que hace referencia el Capitán Maldonado es un buque escuela, construido en fibra de vidrio y que se utiliza para la instrucción pesquera a estudiantes mediante la técnica de arrastre y se encuentra amarrado en la Base Naval Mar del Plata.
El mantenimiento de esa embarcación, destaca el director de la escuela, es realizado por los Astilleros SPI prácticamente a costo “cero”, destacando la figura de Sandra Cipolla.
Además la Escuela Nacional de Pesca sirve como lugar a través de su aula magna, de distintos cursos y encuentros que tienen que ver con el sector portuario y con la pesca directamente y durante algunos meses también han sido receptores de alumnos de la Escuela de Educación Técnica nro. 1 debido al problema que les surgió donde algunas aulas no contaban con la ventilación natural pertinente para esta época de pandemia.
¿Cómo se solventa económicamente la escuela de pesca?
El financiamiento está a cargo de la Marina, abonando servicios básicos de luz, gas, teléfono y sueldos y tenemos una partida para lo que es el mantenimiento de los tres vehículos que se utilizan para traslado de personal y cargas.
Tenemos también un pequeño producido de los cursos. Los de formación son gratuitos, en la primera jerarquía, en lo que se refiere a Piloto y Conductor, mientras que los cursos de ascenso son arancelados. Con ese ingreso de dinero hemos podido contratar una empresa de limpieza, los elementos de consumo habitual como el papel, reparación de computadoras.
En el cierre de la charla consultamos sobre la inclusión que hay de las mujeres en cursos que tradicionalmente los hacen los hombres.
La escuela hace varios años que viene recibiendo mujeres en los cursos. No hay ningún tipo de restricción, ni ningún tipo de cupos ni de exigencias adicionales. Ellas cumplen las mismas condiciones que cualquier otro cursante. Hemos tenido entre el 10% y el 20% de asistencia de mujeres en total. Eso permitió que cómo la capitana Jaramillo que egresó en el 2017, este año haya egresado la segunda capitana como así también pilotos y maquinistas mujeres.
Es más, la docente de máquinas es una oficial de máquinas. Tenemos una profesora de navegación que también es Piloto de 1ª. Nunca tuvimos inconvenientes con la incorporación de las mujeres ni los vamos a tener, porque las chicas que vienen lo hacen con muy buena actitud y el respeto profesional ya se lo han ganado a bordo, por lo tanto es más fácil manejarlo.
Nos retiramos del lugar con la firme convicción de haber charlado con un ser humano excepcional, con valores y principios, pero con la esencia de un hombre de bien que persigue los objetivos y la dirección de transmitir los conocimientos para la formación del hombre de mar. Nada fácil, en una actividad que se desarrolla desde lo practico, hacia lo teórico, apenas en el cargo, comenzó el tema COVID-19. La Escuela Nacional de Pesca rápidamente bajo su tutela se adaptó a la situación virtual, hoy, casi despejado el derrotero, tiene la potencia de todo por delante. Bregamos para que dicho Instituto forme, capacite e instruya a futuros cuadros de la pesca argentina con los conocimientos físicos de una embarcación en un medio tan distinto como es el mar. Hablando con el Capitán de Navío, Daniel Alberto Maldonado, sabemos que la decisión y convicción de llegar a buen puerto está.