Un acuerdo de gran alcance entre la Armada de Chile y la Royal Navy del Reino Unido reconfigura el panorama de la industria naval en Sudamérica, pero sobre todo expone los vínculos permanentes entre el Reino Unido y el país trasandino. Con el objetivo de potenciar la construcción naval y alcanzar mayor independencia tecnológica, ambas fuerzas sellaron un convenio que promete generar empleo, reactivar economías regionales y abrir nuevas líneas de cooperación técnica y estratégica.
El Comandante en Jefe de la Armada chilena, Almirante Juan Andrés de la Maza, presentó el acuerdo como parte de la nueva Política Nacional de Construcción Naval, que apunta a convertir a los astilleros de Arica, Valparaíso, Valdivia, Puerto Montt y Punta Arenas —además del tradicional ASMAR en Talcahuano— en centros de producción naval de referencia para la región.
“Queremos impulsar la construcción naval como un pilar fundamental del desarrollo nacional en todo el país”, afirmó De la Maza. Según el jefe naval, la iniciativa no solo busca modernizar la capacidad de construcción de buques, sino también descentralizar el crecimiento económico y generar miles de puestos de trabajo en zonas estratégicas.
Durante la X reunión de Estados Mayores entre las Armadas de Chile y del Reino Unido, el Capitán de Navío Thomas Shaves, Jefe de Planificación Estratégica de la Royal Navy, fue recibido y acompañado por el Director de Planificación del Estado Mayor General de Chile, Contraalmirante José Agustín Pájaro. Ambos oficiales firmaron acuerdos bilaterales que refuerzan los intercambios profesionales y el traspaso de conocimientos técnicos aplicables en ambas instituciones.
“La relación entre nuestras Armadas tiene una profundidad histórica única y se ha ido fortaleciendo a lo largo del tiempo. Hoy abrimos nuevas líneas de colaboración en construcción naval, optimización de recursos y tecnologías emergentes aplicadas a la defensa”, destacó el Contraalmirante Pájaro tras la firma.
Aunque las autoridades chilenas destacan los beneficios del acuerdo, algunos sectores críticos advierten que depender de asistencia técnica extranjera podría condicionar, en el mediano plazo, la verdadera autonomía que se busca alcanzar. Aun así, De la Maza defendió la estrategia y subrayó que «proyectos de esta magnitud trascienden los gobiernos» y se convierten en motores de transformación para las ciudades donde se instalan astilleros, ademas de una encubierta asociacion que siempre vinculó a la armada del Reino Unido con la propia chilena.
El Almirante remarcó que ejemplos internacionales demuestran cómo el fortalecimiento de la industria naval puede cambiar radicalmente el perfil económico de una región, impulsando el empleo calificado, la innovación tecnológica y la inversión público-privada.
Una fuente diplomática alertó que, bajo la actual administración, se ha profundizado una preocupante pasividad frente a maniobras que lesionan los intereses soberanos argentinos. «Desde el inicio de la gestión Milei, hemos observado graves episodios de tránsitos marítimos, recaladas y reparaciones de buques en países vecinos, así como avances en infraestructura aeroportuaria en las Islas Malvinas, sin que el Poder Ejecutivo haya tomado acciones concretas», señaló la fuente.
Estas situaciones, advirtió, constituyen actos unilaterales de la potencia colonial británica en clara violación de la Resolución 31/49 de la Asamblea General de la ONU. Sin embargo, la Cancillería, lejos de asumir una postura firme, ha optado por un silencio funcional que, en los hechos, favorece la consolidación de la ocupación británica en las islas.
La preocupación alcanza un nivel crítico ante la posibilidad creciente de que buques vinculados a Malvinas reciban asistencia logística, mantenimiento y aprovisionamiento en la región, contraviniendo los principios que sostienen la reivindicación argentina.
Entre los incidentes más graves, se destaca el paso del rompehielos y buque científico RRS Sir David Attenborough, perteneciente al British Antarctic Survey, que transitó aguas argentinas bajo el pabellón ilegal de las Islas Malvinas sin reacción alguna del Gobierno nacional.
Mientras avanza la implementación del acuerdo, queda abierta la discusión sobre el desafío de combinar cooperación internacional con el fortalecimiento de una industria nacional autónoma y sustentable pero no dejando de destacarse el afianzamiento de los vínculos entre dos marinas de guerra, por encima del empleo como bien lo quiso destacar y disimular el Almirante de la Maza.