Aún con la migración transitoria de algunos barcos hacia otros puertos, la falta de espacios operativos sigue siendo una de las problemáticas de la estación marítima local. El amarre, la carga y descarga de mercadería la sufren.
La remoción de buques con un largo período de inactividad es una de las vías que el Consorcio Portuario Regional de Mar del Plata transita para maximizar el uso de muelles. La tarea resulta compleja y de larga ejecución; pero está en marcha.
“Hoy tenemos nueve barcos que firmaron los convenios (para el desguace). La gente de Lusejo ya está operando en la Cuarta y Quinta Sección de una manera secuenciada y permanente a través del tiempo con cuatro embarcaciones a la vez”, explicó el presidente del ente, Martín Merlini, frente a Pescare.com.ar.
Según describió, quedó a nivel de corte el “Chiarpesca 57” y el “Chiarpesca 58”. También se trabajó sobre el “Mar Azul” y se está empezando a intervenir sobre el “Mister Big” junto al “Mellino II”, “María Luisa I” y “San Pablo”.
“Este año estaremos liberando dos o tres embarcaciones que estarán siendo subidas para ser cortadas (…) Estimamos que con el trabajo que se hará en 2019 estaremos recuperando prácticamente todo ese espacio que tenemos ahí”, proyectó Merlini.
Al mismo tiempo, subrayó que algunas empresas responsables de los barcos entendieron la necesidad de liberar áreas y se están haciendo cargo económicamente de sus obligaciones. Como ejemplo, señaló a Moscuzza, el equipo de Caputo y Chiarpesca.
En otros casos, el camino es más arduo. De allí que el Consorcio busca entablar un cruce de datos con la Subsecretaría de Pesca de la Nación, que comanda Juan Bosch.
“Le hemos pedido a la Subsecretaría de Pesca que nos informe sobre la situación de los permisos de pesca de embarcaciones que acumulan más de trescientos días de inactividad (se estiman que en total son unas cuarenta). No queremos que se transfieran permisos sin antes haber dado de baja la matrícula con la orden de desguace o disposición final de la unidad”, alertó Merlini.
Claro que no todos los buques inactivos tienen detrás una firma empresaria en pie. Dadas esas circunstancias, entran en un proceso burocrático para pasar a manos del Estado. El “Depemas 51” y el “Neptuno” ya recorrieron ese camino y esperan un plan de Prefectura para convertirlos en chatarra.