La industria pesquera de calamar en las Islas Malvinas enfrenta una crisis sin precedentes. En un contexto de cuantiosas inversiones en nuevos buques que rondan los U$S 265 millones, las autoridades Malvinas han decidido cerrar la segunda campa帽a de pesca de calamar, una medida sin precedentes que refleja la gravedad del deterioro del recurso.
Este cierre se debe a los alarmantes resultados de las prospecciones realizadas, que han arrojado la segunda peor estimaci贸n de biomasa desde 2008, muy por debajo del umbral de seguridad establecido.
El impacto econ贸mico de esta decisi贸n es considerable, especialmente para las armadoras gallegas de Vigo y Mar铆n, que tienen una participaci贸n significativa en la flota de 16 buques que operan en el caladero de las Malvinas. Estas inversiones, muchas de las cuales se destinaron a la renovaci贸n de la flota con unidades de 煤ltima generaci贸n, ahora enfrentan una situaci贸n cr铆tica debido a la falta de capturas y el consecuente desbalanceo financiero que ocasiona a las empresas.
El cierre de la campa帽a tambi茅n anticipa un alza en los precios del calamar, lo que repercutir谩 en el consumidor final. A pesar de las millonarias inversiones y los esfuerzos por rejuvenecer la flota, la crisis del recurso podr铆a forzar a las armadoras a explorar otras pesquer铆as en aguas internacionales, donde las capturas de especies como la merluza han sido m谩s favorables, ergo con la consecuente desleal competencia en mercados compartidos por argentina, con posible fuerte impacto en Mar del Plata, a futuro.
El sector, ya golpeado por la subida de costes en construcci贸n naval, combustible y licencias, se enfrenta a un panorama incierto. Aunque la asociaci贸n de armadoras FIFCA (Falkland Islands Fishing Companies Association), es decir joint ventures cuya participaci贸n mayoritaria se funda en empresas constituidas en las Islas Malvinas y el resto societario principalmente espa帽olas, ha advertido sobre la gravedad de la situaci贸n, las expectativas de una reducci贸n en los costos de las licencias son bajas. Por el contrario, se espera que la escasez de calamar en el mercado impulse los precios, profundizando la crisis tanto para las empresas como para los consumidores.
El tema de las licencias pesqueras en las Malvinas a帽ade una capa m谩s de tensi贸n a una industria ya golpeada por m煤ltiples factores. La gran inc贸gnita que flota en el aire es si las autoridades de las islas reconsiderar谩n el exorbitante incremento del 22% que aplicaron este 2024, elevando el costo total de las licencias a unos U$S 18 millones.
La secretaria ejecutiva de la Asociaci贸n de Compa帽铆as de Pesca de las Islas Falkland, FIFCA, Cheryl Roberts hablando en nombre de los Productores del Grupo Loligo dijo, 鈥se trata de una situaci贸n por dem谩s desafiante tras el cierre temprano de la segunda temporada en 2023; en efecto son los altos precios del combustible, los elevados costos de la cadena global de suministros con una pauta en materia inflacionaria no experimentada por a帽os, y las sostenidas altas tasas de inter茅s sobre pr茅stamos justo cuando algo as铆 como el 20% de la flota de captura del Loligo est谩 en proceso o a punto de ser renovadas, con un costo significativo. No existen precedentes en la pesquer铆a del Loligo que se movilicen barcos para la temporada y luego que la pesquer铆a sea suspendida. El Grupo de Producci贸n de Loligo reconoce la necesidad de un enfoque de precauci贸n para la protecci贸n de las futuras temporadas. Pero una vez que estos factores se han acumulado, es altamente probable que el 2024 ver谩 una ca铆a en los beneficios de las empresas y de los aportes fiscales del sector y para ello actualmente estamos trabajando con nuestra membrec铆a para mejor comprender la situaci贸n. Permanecemos comprometidos a seguir trabajando en colaboraci贸n con el Departamento de Pesquer铆as en el tema a la b煤squeda del mejor desenlace posible para la pesquer铆a鈥, sentenci贸 la se帽ora Cheryl.
Sin embargo, entre los actores de la industria consultados, la esperanza de una reducci贸n es pr谩cticamente nula. La fe parece estar depositada 煤nicamente en un eventual repunte del estado de la pesquer铆a, lo cual se traduce en una nueva iron铆a: confiar en que la naturaleza corrija lo que la gesti贸n no ha logrado prever.
Para el consumidor final, el panorama es desolador. Ante la incertidumbre de capturas y la escasez proyectada, se avecina un aumento en los precios del calamar, que inevitablemente repercutir谩 en los bolsillos de quienes disfrutan de este producto en su dieta. En un mercado donde la l贸gica de la oferta y la demanda no perdona, las armadoras parecen resignadas a trasladar estos incrementos a la cadena comercial, profundizando una crisis que cada vez m谩s huele a mar revuelto.
Con respecto a la flota que a煤n permanece en la zona, las decisiones operativas estar谩n dictadas por la conveniencia y el pragmatismo. No se descarta que buena parte de los pesqueros migren a aguas internacionales, donde la captura de merluza o incluso del propio calamar est谩 dando resultados m谩s alentadores. Es una jugada que, si bien resuelve de forma temporal la ecuaci贸n econ贸mica, no deja de ser un parche a un problema estructural m谩s profundo: la escasa previsi贸n y adaptaci贸n de la industria a las fluctuaciones de un recurso tan vol谩til como el calamar.
No obstante, seg煤n lo ocurrido en la zafra de calamar dentro de la ZEEA, donde hubo un defasaje temporal anticip谩ndose las capturas y un final casi nulo (muy al contrario del a帽o 2023), esta situaci贸n en las Islas podr铆a tener el mismo patr贸n por lo que los prejuicios podr铆an desdibujarse para el a帽o pr贸ximo.
En resumen, mientras las autoridades malvinas parecen aferradas a su pol铆tica de recaudar a cualquier costo, la industria pesquera intenta capear un temporal de incertidumbre con maniobras que van desde la especulaci贸n de precios hasta la b煤squeda de otros caladeros. Lo cierto es que, en este juego de tensiones y m谩rgenes ajustados, los verdaderos perdedores podr铆an ser tanto los productores como los consumidores.









