La tensión en el ámbito portuario nacional escaló con fuerza durante la semana pasada, cuando trabajadores del sector de Dragado y Balizamiento decidieron ocupar las oficinas de la Agencia Nacional de Puertos y Navegación en el distrito Paraná Medio. La medida —de carácter directo y urgente— surge como respuesta al persistente silencio oficial ante la incertidumbre que atraviesan decenas de empleados cuya continuidad laboral fue puesta en suspenso desde enero.
El conflicto, largamente advertido por el Sindicato de Dragado y Balizamiento, alcanzó un punto de quiebre tras la falta de cumplimiento de los compromisos asumidos por el titular de la Agencia, Iñaki Arreseygor, quien hasta el momento no ha brindado definiciones ni garantías concretas sobre la situación de los trabajadores declarados en disponibilidad.
El secretario general del gremio, Juan Carlos Schmid —referente también de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y de la Federación Marítima, Portuaria y de la Industria Naval (FeMPINRA) expresó su profundo malestar ante lo que calificó como una actitud de «total insensibilidad e improvisación» por parte del Estado. Según sus palabras, “el abandono de funciones por parte del funcionario responsable compromete no sólo la estabilidad laboral de quienes garantizan la operatividad del sistema, sino también el funcionamiento estratégico de la infraestructura fluvial y portuaria del país”.
La protesta iniciada en Entre Ríos amenaza con adquirir carácter federal. Desde el Distrito Corrientes, la comisión sindical ya había anticipado desde el miercoles 18 pasado, exigiendo respuestas inmediatas y un plan de regularización que otorgue certezas a los trabajadores involucrados.
Desde el sindicato no descartan una escalada de acciones en todo el país si el Gobierno no asume con responsabilidad política y operativa la resolución del conflicto. En un contexto de creciente presión sobre las estructuras logísticas y portuarias, los gremios advierten: el tiempo del diálogo sin soluciones ha llegado a su fin.
En el trasfondo de este conflicto late algo más profundo que una disputa sectorial: todo indica que se configura una ofensiva sindical de gran escala contra el modelo de gestión del oficialismo, articulada desde los niveles más altos de la central obrera. Lo que comenzó como un reclamo por la continuidad laboral en un área específica del sistema portuario podría convertirse en un caso testigo de erosión de derechos laborales y de pérdida de densidad política para el ambiente gremial dentro del universo nacional. Incluso otros sindicatos del ámbito marítimo pesquero, tradicionalmente algo más moderados, comienzan a alinearse en una acción colectiva que podría reconfigurar el equilibrio de fuerzas en el mapa sindical argentino.