Los momentos críticos del país, siempre hubo grandes genialidades que utilizaron instrumentos que nacieron como momentáneos, IVA a la primera venta, crédito y débito de cuenta corriente, impuesto a los sellos, impuesto al cheque, Ingresos Brutos, etc. etc. pero quedaron fijos, siendo un parche más del sistema financiero e impositivo argentino; siendo regresivos y cuyo espíritu atenta contra la producción y el desarrollo.
Aquelarre es la forma genérica de denominar a la agrupación o reunión de brujas y brujos para la realización de rituales y hechizos, bien como creencia religiosa precristiana, pagana, o bien aceptado en escritos cristianos como actos de invocación y adoración a lucifer….
Si; por aquellos días, ante la desesperación de un quebranto todo se justificaba, y brujos y gurúes del arte de administrar y decidir con lo que no es suyo, impusieron tributos, tasas y derechos que fueron perdurando en el tiempo y generaron vicios dentro del sistema impositivo, siendo confiscatorios cuando la brecha de los innumerables tipos de cambio, eran sustanciales con la realidad del billete, del que se transa libremente entre operadores que lo necesitan. Un verdadero aquelarre.
No fue ajeno el sector pesquero, el clúster que muchos jactan de ser generador y multiplicador de trabajo, generación de valor agregado y riqueza para una sociedad que hace pagar todo a quien produce y peor aún, a quien lo hace con todas las de la ley. Quien, en definitiva termina pagando por El y por quienes no lo hacen, generando un sistema distorsivo, injusto y desleal.
Así, nació por en 2002 el “derecho de exportación” (DEX) que fustigo a los dos sectores más productivos del país, el campo y la pesca; pero por sobre todo a quienes exportan, haciéndoles prorratear utilidades entre quienes símil a un cuerpo parasitario se aferran a vivir del otro. Si fuese momentáneo, y superador, quien no lo haría en rigor al beneficio de una Nación, o a una sociedad que tropieza para crecer… pero la realidad indica que todo va a parar en, quien sabe dónde? para financiar un Estado cada vez mas grande, improductivo y generador de burocracia que no ayuda a la producción y el desarrollo si no es por funcionarios que, mas por orgullo, que por sueldos, sacan adelante la actividad.
Así fue que nació y perduran los derechos de exportación, un tributo directo que atenta contra la premisa de generar valor agregado y trabajo de la materia prima generada por la industria extractiva primaria, la pesca y procesada por industrias enteras. Lo concreto es que desde el 2002, la pesca aportó en exportaciones cerca de 29000 millones de dólares y hubo momentos que el DEX estuvo en el 11%, en 0% y en el 5% actual, nos daría una transferencia desde el sector exportador pesquero industrial privado al sector público, de unos 2000 millones de dólares…
Pero hagamos otro ejercicio, ¿Cuál sería el costo de oportunidad de una empresa exportadora si en cambio de volcar al sistema recaudatorio ese porcentaje lo reinvertiría?
Una de las principales empresas pesqueras de Mar del Plata de capitales nacionales con flota de barcos y empresas procesadoras de primer nivel con más de 1000 empleados directos y otros 5000 indirectos, exportadora por excelencia, lleva depositados cerca de 60 millones de dólares en 20 años.
¿Se sabe cuánto puede generar un emprendedor pesquero marplatense con esos 60 millones de dólares obligado a reinvertirlos en su actividad?
¿Cuántos nuevos puestos de trabajo se pueden generar? ¿Cuántas nuevas empresas se pueden fundar? ¿Cuántos barcos nuevos se pueden construir?
O mejor aún, si parte de todos esos derechos fueran al menos reinvertidos en un puerto más eficiente, con muelles limpios y sin cascos hundidos, y con un canal de acceso profundo, producto de una draga propia, si fuese necesaria, o una nueva terminal impo-exportadora sin necesidad de inversión nueva y externa.
Ni deseamos pensar cuantas escuelas, hospitales, rutas y organismos de seguridad pudiesen haberse construido volcando tan solo un porcentaje de este derecho.
En fin, siempre se le pega al burro que mas cincha, profesa un dicho popular.
Como aliciente, con el firme compromiso del actual Secretario de Pesca Dr. Carlos D. Liberman, que está trabajando fuertemente e impulsando la idea de disminuir hasta eliminar los derechos de exportaciones a la materia prima procesada con valor agregado; tarea que no es fácil y requiere de una cintura, además de política, económica, para evitar desfinanciar parte de los ingresos del Estado; sin dudas, será una luz, frente a la oscuridad de años de tasas, impuestos y derechos que atentan contra la generación de trabajo, empleo, desarrollo e inversión.