Oportunamente, la designación de Diana Mondino al frente de la Cancillería argentina ha suscitado diversas reacciones en el ámbito político y diplomático. Como economista y destacada figura en el sector privado, Mondino es conocida por su capacidad analítica y su sólida formación en temas financieros, cualidades que sin duda fueron necesarias en la gestión de las relaciones internacionales de un país que enfrenta complejos desafíos económicos y políticos. Sin embargo, su reciente desplazamiento ha puesto de relieve las tensiones entre su gestión y la visión del presidente Javier Milei, así como la falta de experiencia en el ámbito diplomático y desconocimiento atroz en cada incursión que tuvo en el sector pesquero.
Un Contexto de Desaciertos
A lo largo de su breve mandato, Mondino se vio envuelta en una serie de controversias y errores que generaron un creciente descontento dentro de la Casa Rosada a pesar de la poca exteriorización a los medios. Los desaciertos de la ex funcionaria culminaron en ajustes en la Cancillería, cuyo objetivo fue alinear su gestión con la ideología libertaria del Presidente. A pesar de los intentos de Milei por respaldarla, a través de intervenciones del ministerio y el nombramiento de un secretario cercano a su círculo, los desacuerdos en política exterior se hicieron cada vez más evidentes.
Es oportuno recordar que Diana Mondino fue quien, en un intento por justificar la política oficial, sostuvo a fines de diciembre pasado, que «el sector pesquero no paga nada«. Esta afirmación se basó en la argumentación de que, dado que el sector solo aporta el 0.15% por concepto de Derechos Únicos de Extracción como consecuencia de una nefasta gestión monetaria y financiera del Estado Nacional producto de desacoples entre valores fijados a octubre de 2023 en medio de una espiralización inflacionaria, sería más beneficioso licitar el caladero para maximizar los ingresos económicos provenientes del usufructo de bienes de origen nacional. Un verdadero disparate.
Sin embargo, tal declaración revela un profundo desconocimiento del sector pesquero y sus contribuciones. Lejos de ser un contribuyente menor, el sector pesquero no solo aporta significativamente a la economía argentina a través de Derechos de Exportación, sino que también cumple con una amplia gama de impuestos y erogaciones a lo largo de la cadena de producción, que van desde la captura hasta la industrialización de los productos, los cuales llegan a más de 64 países como alimento de excelencia generando trabajo para mas de 80.000 familias a lo largo de las localidades del litoral marítimo argentino que ademas agregan importante flujo de divisas al país.
Más alarmante aún es el hecho de que, como Canciller, Mondino no solo debe proteger los derechos argentinos en el mar, sino que sugiere la invitación a flotas extranjeras para explotar nuestros recursos. Esta visión, centrada exclusivamente en el beneficio económico inmediato, minimiza el valor geopolítico y estratégico del mar argentino. Este enfoque miope y retrógrado en la política pesquera y marítima de Argentina plantea serias interrogantes sobre las proyecciones del país en el ámbito internacional y en la Antártida. La situación es, sin lugar a dudas, lamentable y de confección cuasi sahariana.
Además, cuando oportunamente surgieron diferencias por el affaire del BP Tai An, por capturar merluza negra sin autorización de captura, juvenil y en un área de protección de la misma, surgieron algunas llamadas desde su entorno para indicar el camino que aún hoy es un interrogante, pues quienes incurrieron en pesca ilegal no documentada y no reglamentada sufrieron una ínfima punición por parte de la cartera de pesca, que pone más dudas a una turbia y concreta gestión.
Un punto de quiebre significativo fue su voto en la Asamblea de la ONU a favor de Cuba, lo cual desbordó la paciencia del Presidente. Este acto, que contradecía su alineamiento declarado con Estados Unidos e Israel, fue percibido como un desafío directo a la dirección que Milei esperaba de su administración. Según altos funcionarios, Mondino no comprendió adecuadamente la agenda del Presidente, lo que desencadenó su desplazamiento del cargo en medio de una serie de especulaciones que muestran -si así fuese- el grado de ineptitud para ejercer ese cargo.
Diplomacia y Experiencia: Un Talón de Aquiles
Un cuestionamiento recurrente sobre el nombramiento de Mondino es su falta de trayectoria en la arena diplomática. Aunque su formación como economista es notable, el liderazgo en Cancillería exige habilidades y conocimientos que se alejan de la especialización en el ámbito financiero.
La diplomacia requiere de una capacidad para manejar con sutileza las relaciones bilaterales y multilaterales, para leer entre líneas en negociaciones sensibles y, sobre todo, para mantener un equilibrio que trasciende intereses meramente económicos. Para eso se estudia. La economía es exacta, la diplomacia, no.
Si bien es innegable que la economía desempeña un papel central en las relaciones exteriores de cualquier país, la tendencia de Mondino a priorizar las cuestiones económicas podría haber llevado a una visión limitada de la política exterior. Los desafíos que enfrenta Argentina en el Mercosur no resueltos, el estancamiento en la gestión planteada por el sector acerca de la baja de aranceles de ingreso a la Unión Europea, donde los productos de mar argentinos pagan el 12%, sus relaciones con los Estados Unidos y China sin avances, y la delicada cuestión de las Islas Malvinas requieren un enfoque multidimensional que le quedó muy grande. La posible inclinación de Mondino hacia la búsqueda de acuerdos comerciales y la atracción de capitales no debe eclipsar las diversas dimensiones que involucran las relaciones internacionales.
Estrategia de Purga Ideológica
El despido de Mondino no fue solo el resultado de su gestión; también refleja un cambio en la estrategia política de Milei.
El Presidente, comprometido con una «purga ideológica» en el cuerpo diplomático y en la propia cartera de Pesca, de no encontrar una solución antes del plazo perentorio de las CITC de merluza hubbsi, dejó claro que aquellos funcionarios que no se alinearan con su visión y transparencia de espíritu quedarían fuera.
La carta que Milei envió a todos los miembros del cuerpo diplomático, instándolos a seguir sus lineamientos o renunciar, fue un indicio de su intención de imponer una disciplina ideológica más estricta en la Cancillería.
Desafíos en Perspectiva
La gestión de Mondino en la Cancillería estaba destinada a ser evaluada a la luz de estos factores: su habilidad para trascender el enfoque estrictamente económico y para adoptar una visión integral de la diplomacia.
El liderazgo de Mondino, aunque respaldado inicialmente por el Presidente, no logró adaptarse a las exigencias del rol ni a la ideología que Milei pretendía instaurar.
Con su desplazamiento, queda la incertidumbre sobre cómo la nueva dirección, bajo Gerardo Werthein, logrará navegar los desafíos que enfrenta Argentina en un entorno internacional cada vez más complejo, donde la pesca no está exento.
El futuro de la Cancillería argentina está en manos de un nuevo liderazgo que deberá demostrar que la diplomacia puede ser dirigida con la amplitud de miras y la firmeza que exige el escenario internacional. La figura de Diana Mondino, que comenzó su gestión con gran expectativa, termina marcada por una serie de desaciertos que cuestionaron su capacidad, idoneidad y aptitud para llevar adelante una política exterior coherente y alineada con los intereses del país.