Cada 2 de mayo se conmemora el Día Mundial del Atún, una efeméride establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2016 con el objetivo de sensibilizar a la comunidad internacional sobre la relevancia de esta especie marina. El atún desempeña un papel crucial en la seguridad alimentaria mundial, en la economía de la pesca y en la conservación de los ecosistemas oceánicos.
Considerado uno de los productos marinos más consumidos a nivel global, el atún destaca por su alto valor nutricional: es fuente rica en proteínas, minerales, vitamina B12 y ácidos grasos Omega-3. No obstante, este mismo valor lo ha convertido, según las Naciones Unidas, en “víctima de su propio éxito nutricional”, enfrentando una creciente presión pesquera. Se estima que aproximadamente el 33,3 % de las principales especies de atún se encuentran actualmente sometidas a niveles de explotación biológicamente insostenibles.
A pesar del panorama complejo, se han logrado avances en materia de sostenibilidad. De acuerdo con el Marine Stewardship Council (MSC), las ventas de atún con su ecoetiqueta azul —que certifica buenas prácticas pesqueras— crecieron un 24 % entre 2024 y 2025, alcanzando un volumen cercano a las 300.000 toneladas. Este total incluye productos frescos, congelados, enlatados, preparados e incluso procesados para alimentación animal.
Actualmente, alrededor de 2,82 millones de toneladas de atún provienen de pesquerías certificadas por el MSC, lo que representa cerca de la mitad de la captura mundial de atún salvaje. “Es alentador ver el esfuerzo de las pesquerías para satisfacer esta demanda de manera sostenible, impulsando mejoras reales en el agua”, afirmó Laura Rodríguez, directora de estrategias de especies del MSC.
La gestión del atún con criterios de sostenibilidad presenta una complejidad añadida: se trata de una especie altamente migratoria que atraviesa zonas oceánicas extensas y es compartida por múltiples naciones. Este carácter transfronterizo exige una cooperación internacional efectiva, particularmente a través de las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP), que han comenzado a implementar estrategias de captura más estrictas. Cabe destacar que Argentina no figura actualmente entre los países adheridos a estas acciones.
Una de las iniciativas globales más relevantes en esta materia es el proyecto “Océanos Comunes”, impulsado por la FAO, que busca asegurar que todas las poblaciones principales de atún se capturen de forma sostenible para 2027. Entre 2014 y 2019, esta iniciativa permitió que ocho de las trece poblaciones más relevantes dejaran de estar clasificadas como sobreexplotadas.
Según el informe más reciente de la FAO sobre el estado mundial de la pesca y la acuicultura, en 2022 se capturaron más de 3 millones de toneladas de atún barrilete y 1,5 millones de toneladas de atún aleta amarilla. En total, cada año se descargan más de 7 millones de toneladas de atún y especies afines, lo que representa el 20 % del valor total de la pesca marítima mundial y más del 8 % del comercio global de productos del mar.
A pesar de estos logros, persisten desafíos importantes. El esfuerzo pesquero sigue siendo elevado y muchas poblaciones de atún aún requieren medidas de manejo más estrictas. En respuesta, la comunidad internacional ha desarrollado diversos instrumentos legales, como la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, el Código de Conducta para la Pesca Responsable y acuerdos multilaterales orientados a garantizar prácticas sostenibles.
En Mar del Plata, como en el resto de Argentina, se lo importa, preferiblemente de Tailandia y Ecuador en modalidad congelado, para ser procesado en modalidad natural o en aceite, para su posterior enlatado en conserveras locales; aunque producto de precios más accesibles debido al Tipo de Cambio y la apertura de la economía argentina, en los últimos meses, la ruptura del equilibrio con importaciones directas de productos envasados y terminados en origen genera un competencia de magnitud con la mano de obra local, lo que pone en riesgo la cadena de empleo del sector conservero tradicional e histórico marplatense.
En este contexto, el Día Mundial del Atún ofrece una oportunidad para valorar el papel de esta especie en la alimentación global, renovando el compromiso colectivo con la protección de los océanos y el bienestar de las comunidades que dependen de ellos. Como parte de las actividades conmemorativas, el MSC organizará el próximo 7 de mayo en Barcelona un panel sobre oferta y demanda de atún sostenible, en el marco de la Seafood Expo Global, con la participación de expertos y representantes del sector.
Cuidar al atún es, en última instancia, preservar el equilibrio marino, proteger los medios de vida de millones de personas y asegurar una fuente alimentaria esencial para las generaciones venideras.