Decenas de asesores ya han descripto lo que deben decir y de qué manera, de qué modo gestualizar, y otras acciones que puedan llegar a la mente de su potencial votante.
A esta altura de lo que podemos estar seguro es que entre tanto spot publicitario, recorridas por provincias, ciudades, pueblos, hay dos temas de los cuales no se habla: pesca e industria naval.
Vaya como justificativo una sola razón, valedera y prácticamente histórica y es el desconocimiento, pero tambien una materia pendiente del sector que nunca se supo “vender” en la politica.
Dese la asunción como Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca (justamente) no se lo ha escuchado hablar sobre los dos temas que planteamos como ejes y que son el motor de un entramado productivo respetado, respetable y con una actividad que si bien no es la de mayor movimiento económico, tiene números más que salientes para estar en el podio de la escena.
Casi como un vaticinio a lo que ocurrirá en la noche de este domingo, quienes sigan el debate de los candidatos y esperen palabras alusivas a las dos de las mayores actividades que son el motor de nuestro portal (sin olvidar el offshore), lamentamos decirles que se llevarán una decepción más –guardando el secreto deseo de equivocarnos-.
Nadie habla del atraso cambiario que padece hoy la pesca y la industria naval. Eso ya no es desconocimiento, sino que está más cercano a la desidia.
Siendo “EL FACTOR” principal de discordia entre propios participantes que disputan sostenerse en la actividad incriminando a la otra parte, y nos referimos a la disputa gremios-armadores, el problema de fondo es el Tipo de Cambio, no la supremacía armador-tripulante/empleado.
El problema es el TIPO DE CAMBIO, todos subidos a un mismo barco que es la exportacion. O ¿acaso no se dan cuenta que producir una tonelada de merluza para exportacion tiene un costo de u$s 4200 y se la exporta a u$s 3600?, entonces ahí vienen -no se lo justifica- el trabajo de manufactura en tierra en cuevas, las triangulaciones, el cambio de abadejo por merluza, o de merluza por raya, o los cajones con 40kg (en el mejor de los casos en arrastreros fresqueros hubo de 48kg de calamar -y no uno solo-), en fin un sinnumero de irregularidades, de la que todos conocemos, pero hipocritamente miramos para otro lado, es hasta entendible; “solo se trata de vivir”.
Señores funcionarios de economia, habiliten un UNICO Tipo de Cambio y es probable regularizar y mejorar sueldos al laburante y recuperar rentabilidad de empresas para que cada día sean mas fuertes.
Aca se da perfectamente aquel viejo axioma de Carl Marx que en 1849 hacia referencia que dice, “Ud. sector proletariado hace que trabaja; y Yo, Estado, hago que le pago”; al final ni el Estado paga, ni el trabajador, trabaja; viviendo en una gran envolvente mentirosa e ineficiente, tipica de aquel modelo.
Volviendo al tema, debate de candidatos, ni hablar de las disputas “pour la galerie” a las que están acostumbrados algunos políticos y funcionarios donde, como hemos dicho desde este medio en innumerables ocasiones, son una constante donde con el argumento de defender a su provincia, terminan dañando a la noble actividad de la pesca y sus brazos conexos.
Salvo un escasísimo puñado de funcionarios, contados con los dedos de una mano (cayendo en un lugar común), nadie sabe de qué se trata.
Pocas o casi ninguna línea se escribe o se dice del costo de las chapas para construir un barco (que a fuerza de empuje, ingenio y algo de locura) se siguen botando en los astilleros marplatenses, alguno en Necochea y un pequeño volumen en el sur del país.
El desconocimiento –y seguramente falta de interés- hace que empresas hoy tengan que trabajar con precios a pérdida para no perder a sus clientes y no dejar sin actividad a miles de trabajadores que no pueden hacer otra cosa que tener una esperanza en algo, en alguien, de que su situación personal pueda modificarse positivamente.
Trabas y más trabas a la hora de importar un repuesto o una máquina para trabajar también es moneda constante, las pruebas están cuando alguien pretende ingresar un mínimo artículo que no se fabrica en la Argentina o una voluminosa máquina para agilizar procesos productivos, lo que se traduce en mayor mercadería para exportar y posibilidad de incorporar más mano de obra.
Trabajadores que tienen que festejar que no les cobren un impuesto por su trabajo, cuando en realidad debería ser un derecho adquirido y constitucional.
Empresarios que piensan como generar más recursos para sus compañías, para que no decaiga la actividad y no tener que modificar (despidiendo) a trabajadores que sostienen y padecen injusticias, casi las mismas que tiene que soportar su empleador.
Hoy la discusión tiene como uno de sus ejes “el Estado sí o el Estado no”. Ni una cosa ni la otra. Los disruptivos prácticamente no ocupan cargos públicos, mientras que los que sí los ocupan miran la variable de la inmensa variedad de cotizaciones que tiene una moneda extranjera. Creemos que el Estado debe cubrir eficientemente su rol, no interfiriendo en la actividad privada. El Estado presente le hizo mucho daño al sistema, las pruebas están a la vista.
Esto ya no es cuestión de una gestión de gobierno. Ni de los últimos cuatro años, ni de los cuatro anteriores, ni de los anteriores de los anteriores. Sin políticas de Estado es muy difícil hacer que los de “adentro” sigan invirtiendo y los que llegan para hacer lo propio, confíen en que su elección ha sido la correcta.
Sería engorroso hacer un listado de anuncios de medidas, obras, acciones en definitiva, los que superan ampliamente a lo realizado por esta gestión de gobierno, y de la anterior y de la anterior… como decíamos líneas arriba.
Una gestión de gobierno puede hacer las cosas mal o dejar de hacerlas directamente, ergo, son culpables. Tan o más culpables que los que dicen estar en la vereda de enfrente y se golpean el pecho diciendo que son “la oposición”, algo por estos días más marketinero que otra cosa.
¿Cuántas veces puede hablar un empresario con algún Ministro o el propio Presidente de la Nación y escuchar a viva voz el pensamiento de esos que invierten su tiempo y su dinero? Solo se limitan a poner segundas o terceras líneas que en ocasiones dejan abierta la duda si el mensaje llega realmente.
¿Cuántas veces puede hablar un trabajador (a través de sus representantes gremiales) con los mismos actores? Misma respuesta: solo segundas o terceras líneas, varias de ellas de dudosa honorabilidad, aunque es justo decir también que ese puñado al que hacíamos referencia, de gente honorable y con ganas de trabajar, también existe.
Hagamos este ejercicio, fácil, cómodo y en familia si se quiere. Anotemos durante el debate presidencial cuántas veces alguno de los candidatos (no importa el partido), habla sobre la actividad pesquera o la industria naval, por las dudas, lleve una hoja chica, para colaborar también -y será la única forma de colaboración que hagamos con los ambientalistas-, que como lo informamos a través de nuestra lineal editorial, no coincidimos en nada con ese sector parasitario que vive del que trabaja.
Ojalá completemos varias hojas con las anotaciones, (ironic mode), aunque a pocas horas de algo que tiene que ser serio y verdadero, nos permitimos dudar de ello; pero hay que decirlo, el culpable es el sector…! De no plantarse como vil piquetero frente a los estamentos públicos y decir “ basta Sres, nos toman de boludos..! “; pagamos costos con dólar blue, más el por las dudas, y nos liquidan a dólar oficial menos retención, más aranceles de ingreso. El sector, en algo se ha equivocado, probablemente en ser sumisos y mansos, y no preparar futuros cuadros que lleven la política pesquera a ser un punto alto en la agenda de las políticas de Estado, si la hay.
Un desliz más del cluster pesquero argentino que ve cómo agrandar su ingreso comiendo de la porción del vecino, cuando el objetivo es ir todos juntos por una torta más grande que además sea vista y tenida en cuenta por los gestores de la política económica y productiva del país.