El incidente con el buque chino no afectará las relaciones bilaterales

Aunque se mantiene la tensión diplomática por el hundimiento del potero chino que pescaba ilegalmente frente a Puerto Madryn, el Gobierno asiático da algunas señales para bajarle el tono a la controversia.
«Esperamos que pueda resolverse de forma adecuada lo antes posible. Las dos partes están en comunicación a través de canales diplomáticos», afirmó en conferencia de prensa Lu Kang, portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores.
Según repitió el funcionario, hay serias preocupaciones de Beijing por el suceso, aunque aseguró: “El incidente no afectará las relaciones bilaterales”.
El dato no es menor para la industria pesquera local. La conducta irresponsable de las empresas que faenan sin permiso en el Mar Argentino contrasta con el crecimiento de la relación comercial con el Gigante Asiático en los últimos años.
Socio comercial
China ya es el segundo destino en importancia para las exportaciones pesqueras argentinas. Durante el año pasado se quedó con 79.232 toneladas de pescados y mariscos a cambio de 211 millones de dólares.
Por otro lado, crecen las inversiones de pesqueras asiáticas. La firma Ardapez acaba de adquirir siete buques fresqueros en Mar del Plata: “San Antonino III”, “Letare”, “Initio Pez”, “Infinitus Pez”, “María Soledad”, “María Florencia” y “Victoria I”.
«China y Argentina son amigos. Esperamos que este asunto sea resuelto apropiadamente», destacó Lu Kang en contacto con los medios.
También pidió a las autoridades argentinas que protejan los intereses legales de tripulación detenida, tres marineros y el capitán. Además, solicitó que se realice una investigación y que se notifiquen los resultados.
¿El barco era estatal?
El detalle inquietante es que según medios orientales, el buque hundido, el “Lu Yan Yuan Yu 010”, era propiedad de la compañía Yantai Marine Fisheries, a su vez parte del conglomerado pesquero estatal China National Agricultural Development Group.
En cualquier caso, la Cancillería argentino envió ayer un extenso informe a Pekín explicando los pormenores del caso y justificó el hecho aduciendo que las autoridades habían actuado «bajo las estrictas normas del protocolo internacional».
Es decir, se efectuaron reiteradas llamadas por radiofrecuencia, se realizaron señales sonoras y visuales para hacer contacto con el buque y, por último, se procedió a disparar; aunque todos los tripulantes fueron rescatados: cuatro por una unidad de Prefectura y los restantes 28 por otro pesquero chino que faenaba en la zona.