En el puerto de Mar del Plata, se ha consolidado un estándar de calidad excepcional en la descarga de langostino fresco, resultado de un meticuloso proceso que comienza mucho antes de la llegada de las embarcaciones a tierra. Este logro no es fruto del azar, sino de una cadena de prácticas cuidadosamente ejecutadas que garantizan la excelencia del producto final.
El punto de partida de esta calidad se encuentra en la calidad del agua utilizada para la producción de hielo, cuya pureza asegura condiciones óptimas para la preservación del marisco. A bordo, el manejo responsable del langostino se convierte en un arte de cada tripulación; cada cajón es preparado con una capa inicial de hielo, seguido por marisco, y coronado con otra capa de hielo. Este método, aplicado rigurosamente en bodega desde las viejas tradiciones de pescadores de la banquina histórica de Mar del Plata, mantiene al producto en condiciones ideales hasta el momento de la descarga, asegurando así su frescura y textura inigualables.




Si bien la ubicación estratégica de las zonas de pesca, a no más de 18 horas de navegación, permite cumplir holgadamente con los tiempos establecidos por la normativa que regula la administración del recurso. Esta cercanía no sólo preserva la calidad, sino que también optimiza la logística, evitando prolongados períodos de almacenamiento en alta mar. La abundancia y la concentración de langostino en estas áreas potencian la eficiencia de la captura, consolidando a Mar del Plata como un puerto privilegiado, donde costos y calidad de servicio se destacan por encima de otros puertos patagónicos.
Recorriendo el muelle, la descarga del BP San Matías en el puerto local mostró un langostino que se distingue por sus tallas, limpieza y presentación. Estos desembarques no son solo una muestra de compromiso con la calidad, sino también la evidencia de un equipo de trabajo a bordo unido en un ambiente de trabajo, cuya premisa fundamental es la calidad en busca de la excelencia.
Si bien la cercanía a puerto es un factor relevante, la verdadera clave de la calidad radica en una conciencia colectiva orientada a la mejora continua. Desde el hielo hasta el cuidado en cada etapa del proceso, se promueve una cultura de calidad difícil de encontrar en otros puertos. Esta filosofía compartida se traduce en un producto que satisface los más altos estándares internacionales.
La decisión de diversos armadores de langostino fresco de descargar en Mar del Plata tiene un efecto multiplicador: no solo eleva la calidad del producto final, sino que también genera empleo intensivo en plantas procesadoras. Asimismo, dinamiza la actividad en los muelles, donde personal especializado de la estiba se encarga de cada etapa, desde la bodega de los buques hasta la carga en los camiones, fortaleciendo así toda la cadena productiva del complejo langostinero marplatense.




Este escenario sería impensable sin el compromiso de los empresarios locales, quienes han hecho de la calidad su bandera. Su dedicación se evidencia en la inversión constante, desde la mejora en el manejo a bordo del marisco hasta la modernización de las plantas de procesamiento.
En suma, el langostino fresco descargado en Mar del Plata no solo representa un producto de excelencia, sino también el reflejo de una comunidad portuaria unida por un objetivo común; ofrecer al mundo un langostino que encarne la perfección en cada detalle agregando valor y calidad en cada etapa desde la actividad primaria hasta la exportación.