Eran las 05:50hs de un día 25 de diciembre, Navidad, y cada uno de los muelles parece saberlo. El día es gris, lúgubre igual que el horizonte, muy poca actividad por no decir nula. El puerto parece vacío, al menos de gente. Ni una sola persona cruzamos, mas que el personal de Prefectura y el cordial saludo e intercambio habitual con la custodia de los controles de ingreso a los muelles.
La recorrida, como siempre, pero esta vez con otros detalles.
Llama a la atención ver un estacionamiento del complejo comercial del puerto, vacío, parecía que el lugar era de algún gorrión en busca de desayuno y el pasto, que hasta parece mas verde… claro.!, ayer llovió y las calles, vacías, lucían limpias como para recibir al cronista hoy.
Pudimos tomar una foto, en el medio de la calle, en el ingreso de la TC2, ante la mirada atenta de un guardia de prefectura, que desde la garita seguía todo nuestro periplo.
En la Av. de Los Pescadores, mítica calle principal del puerto, que en otros años, bajo la luz anaranjada de las luminarias, era testigo de centenares de pescadores, que iniciaban entre las 02:00 y las 03:00 de la madrugada, la bajada para salir a anchoíta, en los fríos días de agosto, con la canasta al hombro -algo que no se usa más desde hace décadas- donde había, algún pan casero de la panadería “ La Siciliana “, o del viejo almacén de Carmela y “Bastiano”, en la calle Posadas entre El Cano y 12 de Octubre, abierto al medio y mojado con agua, rodajas de tomate natural, sal y aceite de oliva, una usada bolsa de nylon para traer algún pescado de la captura del día, la navaja marinera, que todos tenían encima, -eran marinos, viejos lobos de mar-, seguramente algún paquete de cigarrillos Embajadores, Particulares, Parliament, L&M, o el tradicional Jockey Club; que otros llevaban debajo de la boina.
Nos dirigimos rápidamente al muelle 10, en su paso, observamos el astillero SPI, donde afortunadamente ante eventos puntuales con reparaciones en embarcaciones haciendo agua por la bocina, empaquetadura o bujes, Sandra Cipolla hizo un alto en el camino, ante la compleja planificación de trabajos y ocupaciones del astillero.
Justamente el miércoles la cruzamos en el generoso brindis ofrecido por el mismo Jefe de la Prefectura Naval Argentina delegación Mar del Plata, PM José Fernando Dos Santos, y nos decía “sé que no hay lugar para subir barcos, todos los astilleros de Mar del Plata están atorados de trabajos, pero ellos fueron quienes en nuestros inicios nos acompañaron, no los puedo dejar en banda. Todo barco en problemas de ingreso de agua, SPI va a encontrar un lugar”, en un gesto que la caracteriza a la bionda mandamás de SPI.
Así, nos recibió la Avda. de Los Pescadores, donde pasó, como llegando tarde a algún lado, el 563, otrora pleno de marineros, hoy, absolutamente vacío, claro es Navidad.
Así, llegó el legendario BP Carlos I, con un problema en línea de eje y su respectiva reparación, que hasta parece verlo “Pipo” Puglisi contento desde el cielo, por tan generoso gesto del astillero. Mas adelante, el BP Barba Negra, de Franco Bocanfusso, con idéntico problema; que bien podría autorizar a colocar un tapón en la salida del eje, para dar espacio a otros barcos como el BP Gurises, que inexorablemente necesita reparar el eje, con un desvío de 3mm producto de algún toque en la piedra del muelle de Camarones, en alguna descarga con bajante. Se espera un gesto de solidaridad de Franco, para poder continuar con los trabajos y las necesidades de otros armadores.
Al lado nomás, observamos los pilotes, preparados como desde hace 7 meses, para alargar el sincro de SPI y poder bajar al BP Luigi, que se demoran los trabajos por absurdas cuestiones burocráticas/administrativas del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible, (OPDS) y el mismísimo CPRMDP, que ya Felizia adelantó su compromiso para intermediar y poner fin a 7 meses de trámites que no se ajustan para quien apostó por construir en el país, con mano de obra y trabajo marplatense.
Mas adelante, ya el clima era desértico, solo éramos tres, la luna, yo y mi sombra, en un muelle que era dominio absoluto de las gaviotas y la humedad, junto a algún cable remendado, prolongado y unido a través de su aislante, digamos.
El BP Don Raimundo, en primera andana, en la punta de muelle 10, seguido de dos barcos más, inexplicablemente con luces de navegación. El sereno, seguro aun durmiendo, y ante los signos de una noche larga, las dejó sin querer encendidas. Hoy no hay salida ni para este, ni para otro barco.
Salimos del muelle 10 y fuimos al muelle de fresqueros de altura. Toda la flota está en puerto, es Navidad, y los barcos hasta en 5ta andana.
Soberano lio.! se dará el día que dispongan a hacer hielo todos juntos, previos a la partida de una nueva temporada 2022. Pero, seguramente no será la primera vez.
Recorrimos el muelle de la TC2 y el común denominador, es la cantidad de barcos en 7ma, 8va, 9na, y 10ma. andana; sin dudas Mar del Plata sigue siendo la Catedral del clúster pesquero argentino. Rebalsa trabajo, inversión y compromiso en el puerto, se nota.
Nos alejamos por la salida hacia el sur, y desde la rotonda solo cruzamos muy a la distancia al Prefecto Principal Roberto Fernández, especialista en Gestión de la Protección del Ambiente, abogado y licenciado en Seguridad Marítima, al frente de Tráfico marítimo y Costera L2U, siendo cerca de las 06:50hs, nos retiramos, cuando los primeros rayos del sol, luchan por pasar la espesa capa de nubes.
Hay que destacar, que desde casi el anonimato y el silencio, se divisa en la boca del puerto, entre escolleras, la silueta de la draga IDUN R, que noche y día “está haciendo un trabajo FENOMENAL e inédito para el puerto”, nos decían desde la tripulación del Gitan, que de paso, mide la batimetría y el perfil del fondo marino y sabe como trabaja este equipo de 7 personas en una draga que a veces “hasta parece hundirse” con un franco bordo de no más de 70cm.
Así, era el panorama hoy, en Navidad, en el Coloso puerto de Mar del Plata.