Nada más rico que la historia de la industria pesquera. Tanto en nuestro país como allende los mares. Historias que merecen ser contadas y que se enlazan con empresas argentinas aunque no tenga un punto de conexión pero si de coincidencias.
“Hijos de Carlos Albo”, es una de las empresas conserveras más antiguas de España. Sus orígenes se remontan nada menos que a 1869, siendo en la actualidad propiedad del conglomerado chino “Shanghai Kaichuang”.
Nuestra colega española Lara Graña, escribió para la prestigiosa publicación Faro de Vigo para la cual rescató esta historia que generosamente compartió con PESCARE.
Conservas Albo fue fundada en 1869 con el nombre de “Albo y Arredondo”, en Santoña, uno de los puertos pesqueros de mayor importancia el litoral Cantábrico.
Su fundador fue Carlos Albo Kay, un hombre muy particular de singulares conocimientos polifacéticos, profesor de inglés, francés y matemática.
En 1910 la empresa nació a pequeña escala y de forma artesanal, produciendo anchoas de salazón y escabeches, para en forma progresiva, incrementar su actividad e iniciar a principios del siglo XX la conserva “Appertizada”, que supuso un desarrollo notable de su producción, llegando a tener hasta once factorías a lo largo de los litorales Cantábrico y Atlántico.
En 1929 se crea la fábrica ubicada en Vigo, España, trasladando la actividad de las oficinas centrales y la administración a ese lugar donde se mantiene en la actualidad.
Ya en el año 1959 la marca “Tres Escudos”, perteneciente a Albo, se transforma en uno de los proveedores de conservas del Vaticano con sus Sardinillas y Bonito del Norte.
Dos años después, la factoría de Tapia de Casariego pasa a fabricar la gama de platos preparados, dado el gran éxito de estas elaboraciones en los mercados nacional e internacional, consiguiendo así suplir de mercadería las exigencias de los países latinoamericanos.
Hoy en día la empresa elabora alrededor de 100 productos externos basados, entre otras especies, en el bonito, atún, sardinas, anchoas, caballa, pulpo, calamar, mejillón, además de platos preparados. Ver página web ALBO.
Uno de los puntos más notorios que señala Lara Graña es que la empresa “Kaichuang” pagó nada menos que 62 millones de euros por la compañía española.
Han construido una factoría nueva en un parque industrial público, llamado Plisan, sobre un terreno de 60.000 metros cuadrados –seis hectáreas-.
El “Centro Logístico Plisan” es un proyecto dirigido a proporcionar servicios a la industria alimenticia a través del envasado y conservación en frío de productos de alimentación tanto frescos como pescados, cefalópodos, mariscos, vegetales y postres entre otros.
La intención de la conservera española es alcanzar una producción de 100 millones de latas al año –un proyecto a largo plazo ya que en la actualidad están en 60 millones- y de ese modo acentuar su estrategia de internacionalización. En suma, la inversión ha sido de 30 millones de euros.
“En el plan estratégico el objetivo es llegar a producir unos 100 millones de latas al año, pero en un futuro cercano queremos llegar a los 75 millones. Nosotros estamos ahora en torno a 60 millones de latas individuales”, comentó Albo Juan Montáns, en declaraciones a Faro de Vigo.
Un reto mayúsculo que le permitirá a la compañía elevar volúmenes de forma notoria y competir con otros grandes actores del sector, en momentos donde la plaza española está deprimida por el encarecimiento en el costo de vida de las familias frente al duro invierno. La pesca y la industria no especula, sabe que la crisis pasa y la inversión queda.
En un contexto, además, en el que suma la ya tradicional competencia en costos con un panorama que, debido a la presión inflacionaria en España, derivará a clientes hacia la marca de distribución, denominada “marca blanca”.
“No descartamos pelearnos a nivel internacional con empresas más grandes, que van al mercado a precios más bajos e intentar llegar ahí. Siempre sin tocar el núcleo, que es la marca Albo. Hay sitios que no llegamos porque es una guerra básicamente de precios, pero hay otros a los que sí porque además buscan calidad”, abundó Montáns al periódico de Vigo.