Mediante un proyecto de ley que ya avanza en comisiones, se busca alinear la legislación provincial con otras de la región Litoral, como la de Corrientes, donde la pesca deportiva con devolución se ha convertido en un eje fundamental del turismo sostenible.
El proyecto de ley no solo destaca la importancia del dorado como un recurso turístico esencial, sino que también impone la prohibición total de su captura comercial, abarcando su acopio, venta, tenencia y transporte. No obstante, la pesca deportiva del dorado seguirá siendo permitida bajo la modalidad de «pesca y devolución», protegiendo así la población del pez mientras se impulsa el turismo. Se ha previsto una excepción para los pescadores ribereños, quienes podrán continuar capturando dorados para consumo propio, resguardando la subsistencia de estas comunidades que dependen del río.
El dorado no solo es un atractivo para los aficionados a la pesca, sino que también desempeña un papel crucial en los ecosistemas de los ríos Paraná y Uruguay. Como depredador tope, su presencia es clave para regular otras poblaciones de peces y mantener el equilibrio ecológico. Sin embargo, debido a su rol en la cadena alimentaria, su población es naturalmente reducida y, sumado a la sobreexplotación y fenómenos como las bajantes del río, su reproducción se ha visto seriamente comprometida. En este contexto, proteger al dorado se vuelve imprescindible tanto para preservar la biodiversidad como para garantizar su disponibilidad en el futuro.
El impacto económico del turismo ligado a la pesca deportiva es un factor central en la estrategia provincial. Esta modalidad ha transformado a Corrientes en un destino destacado, atrayendo turistas de todo el mundo. Entre Ríos apuesta a replicar ese éxito, generando oportunidades de desarrollo para ciudades grandes y pequeñas a lo largo de sus ríos. Los beneficios se extenderán a hoteles, restaurantes y servicios locales, integrando a las comunidades en la economía turística.
Con esta medida, Entre Ríos actualiza su legislación pesquera, modernizando normativas que datan de 1970 y adaptándolas a las demandas contemporáneas de conservación y turismo. Además, al unirse a otras provincias del Litoral en la protección del dorado, la región se consolida como un destino privilegiado para quienes buscan experiencias en contacto con la naturaleza y la pesca deportiva.
La declaración de interés turístico del dorado no solo implica un reconocimiento simbólico, sino también un compromiso con el desarrollo sostenible, la protección de los recursos naturales y el crecimiento económico basado en la conservación. El reto ahora será implementar esta normativa de manera efectiva, asegurando que el dorado continúe habitando los ríos de Entre Ríos como un símbolo de la coexistencia entre naturaleza y actividad humana.