Se podría calificar de alarmante para el sector pesquero. Una tendencia que parece no alterarse favorablemente es lo que sucede en algunos países europeos, tal el caso de España, donde cae a un ritmo vertiginoso el consumo de pescado.
De acuerdo a los datos que brinda el Panel de Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación español, los números respecto a un año atrás marcan un 12% en la caída del consumo, mientras que respecto al año 2019 registra una merma del 7,3%, generando preocupación.
La caída generalizada en toda España ya marca un consumo anual por persona de 22,72 kilos, lo que representa 2 kilos menos que lo registrado en 2021.
Los lugares que más consumen son el País Vasco y Asturias, que se posicionan en el tope de la escala con 28,69 kilos de consumo por persona en el último año, seguidos por Castilla y León con 26,95 kilos y Galicia con 26,5 kilos ubicándose entre las nueve comunidades autónomas que superan esa media.
Canarias se ubica como el lugar con menos consumo anual, con 16,69 kilos de consumo de pescados y mariscos.
Si bien destacan que existe mucha variedad de productos, lo que hace que los precios tengan una brecha muy amplia, manifiestan quienes siguen de cerca el tema, que uno de los problemas más salientes es que la población actual sufre obesidad, lo que genera también gastos en salud, y de ahí la merma en la compra de algunos productos alimenticios, aunque se sabe que en la mayoría de los países europeos, la compra de alimentos no constituye un problema económico tan notorio como en la Argentina por ejemplo.
Para incentivar el consumo y permitir una baja en los precios, desde el sector ya piensan en solicitar una reducción del IVA, que hoy se ubica en el 10% para la gran mayoría de productos de alimentación, para lo cual están buscando que se lleve al 4% (España tiene hoy productos que no abonan IVA, otros que tienen el 4%, algunos el 10% y otros el 21% para actividades agrícolas, ganaderas, productos de higiene femenina o transportes de pasajeros además de hotelería y restaurantes.)
La pérdida del patrimonio gastronómico como los hábitos de una dieta saludable, son los dos ejes que más preocupa a aquellos que se encuentran en el entramado no solo productivo sino también comercial de un producto sano y con enormes beneficios para la salud, como lo son el pescado y los mariscos.
Lo que más llama la atención de los analistas del tema, es que hace poco tiempo, a principios del mes de junio del presente año, los datos mostraban que las ventas de pescado en España, en el primer trimestre, habían crecido un 2,4% respecto del mismo período del año anterior.
La Federación Nacional de Asociaciones Provinciales de Empresarios Detallistas de Pescados y Productos Congelados (FEDEPESCA), de España, ha salido a criticar públicamente que no se haya incluido a una parte esencial de la cadena pesquera en las medidas comunitarios para paliar los efectos de los sobrecostos ocasionados por la aún vigente guerra entre Ucrania y Rusia.
El “combo” parece ser aún mayor y hasta llamativo –y porque no insólito para la idiosincrasia argentina- ya que apuntan directamente a que hoy existe un mayor gasto energético al que se enfrentan los comercios y también los costos que deben afrontar en sus repartos. Lo preocupante, es que España es ademas, un pais receptor de nuestros productos de mar, por lo que indirectamente, su retracción en el consumo, afectar la demanda de nuestros productos de mar.
El reclamo puntual y más reciente fue realizado hace pocos días en la ciudad de Sevilla en una asamblea general del sector, donde reclamaron ante el Fondo Europeo Marítimo de Pesca y Acuicultura, que si bien el sector recibe distintos tipos de ayudas, no lo están haciendo con la comercialización, considerada parte fundamental de la cadena pesquera.