Los gremios y las cámaras hacen un esfuerzo por encontrar un punto de equilibrio, mientras el Secretario de Pesca oficia de mediador intentando un encuentro para ubicar a las partes en su justa medida.
Es que ambas partes tienen justificadas razones para ceder, pero sin dudas primará la cordura.
La inflación es un disparate, tan irreal como el 6.2% que marca el IPC en septiembre. Los precios se mueven al compas de las estampadoras de billetes, a pesar que las nuevas autoridades económicas en el país busquen morigerar variables que podrían dispararse, ya no como fiel reflejo de lo macro, la emisión desmedida y el deterioro de las cuentas públicas, sino de la política. Daría la impresión que hay sectores y gremios capitalinos de los pesados, que están más allá de las variables, como que juegan a otra cosa, que podría venir de la mano de un debilitamiento al alicaído gobierno de Alberto Fernández. Impensado.
Por el lado de los empresarios, es muy claro el planteo, no se puede pagar por adelantado la inflación futura, porque los mercados no demandan, no hay precios y porque la inflación de marzo a la fecha ascendió al 52% mientras que el dólar oficial exportador un 37%. Esa diferencia entre ingresos y egresos, la termina absorbiendo una rentabilidad que se disuelve con el paso del tiempo, en momentos críticos. El mes que viene la flota empieza reparaciones, y el próximo para, y en enero hay que poner en marcha una rueda sin resto.
Los avales descriptivos de ambas partes son claros. Y repetimos, cuando parados en el medio de un mostrador, tanto sea el comprador como el vendedor que se quejan por lo mismo, algo no esta bien.
Para el empresario los sueldos no pueden indexarse por anticipado, y para los trabajadores no alcanzan a mediados de mes sin quemar sus sueldos. Todos tienen justificadas razones pero el problema de fondo es uno solo. Sincerar las variables. No se puede vivir de subsidio, de garantía horaria ni de 14 tipos de cambio en una mismo pais. El dólar en argentina es la variable por la cual se fabrican centenares de parches. Es por eso, que se paran las importaciones, y se rasca el fondo de la alcancía en el BCRA, sin reservas genuinas y liquidas no comprometidas.
Malabares no se pueden hacer más, o se vive para los tiempos políticos o se salva un modelo y se vuelve a un contrato social, con reglas claras de juego, con confianza y crédito; y por sobre todo con seguridad jurídica, alimenticia y educativa. Todo esto, ya parece una gran utopía en la aldea en los tiempos de hoy.
Gremios
Los gremios piden y las cámaras limitan sus expectativas. La inflación por adelantado no se puede pagar. “ El modelo de máxima es ajustar mes a mes por inflación “ lo decían fuera del ámbito de discusión el lunes a la mañana dos representantes de un mismo gremio marítimo, con un representante de una empresa pesquera en las puertas de CAIPA.
En SOIP, buscan el 25% a septiembre retroactivo y el 15% a octubre, para redondear un 40% para la segunda mitad del año firmando hasta fin de febrero más el 50% recibido desde marzo a agosto del corriente año totalizando un incremento del 90%. Las cámaras del sector no avalaron esos guarismos e hicieron una contraoferta, 12% en septiembre y el resto mes a mes un 6%. Desde la entidad gremial no lo consideraron viable. Hay que aclarar, que la postura de algunos empresarios tiene cierta lógica, si se acuerda septiembre y octubre hasta febrero inclusive, nadie esta exento que en enero -producto de la inflación estimada- se vuelvan a plantar, por lo que un viejo lobo de la banquina chica hoy ascendido a armador de varios buques nos decía “ En los convenios colectivos de trabajo la firma que vale es la nuestra, cuando al gremio no le sirve el número porque se quedaron cortos o los superó la inflación, se plantan y vuelven a negociar, lo firmado queda en el olvido “. » Después, hablemos claro, en los gremios marítimos, el convenio firmado desde hace mucho tiempo, es simbólico. Por un lado te exigen y por atrás negocian, pero ojo, la culpa es de nosotros que aceptamos tablitas de cada impresentable...», sin mas, y sin pelos en la lengua, «el negro», se alejó al café, ofuscado por una situación que parece recién empezar.
Por otro lado, otros participantes del mundo gremial del fresco, como el caso de maquinistas, el sector solicitó un incremento del 70% para el período que va de octubre a marzo próximo, con lo que el incremento quedaría en el 115% anual, valor que no es aceptado por los empresarios y la negociación recién comienza.
Desde el SOMU, lo propio gestado por Oscar Bravo, tampoco será aceptado por los empresarios, hablan de un 80% para el segundo período del año desde septiembre retroactivo a febrero 2023, sumado al aumento del 27% mas el 18% del período marzo agosto. Así, están dadas las cosas al día de hoy.
Y el gremio de Capitanes, representado por su Secretario General Jorge Frías, a ultima hora de ayer, presentó una nota deseando aclarar una situación real de la pesca que atraviesa a todos los gremios marítimos, la afectación al impuesto a las ganancias y su tratamiento.
Se supo, extraoficialmente que el Subsecretario de Pesca y Acuicultura, Carlos Liberman, estuvo reunido el día viernes, minutos previos a partir hacia CABA, en su paso por el INIDEP junto a representantes gremiales, y que ayer, martes, en CABA convocó a los gerentes de cámaras de fresco. La idea es buscar el equilibrio para lograr la continuidad laboral en un marco indeseado por todos, privilegiando el espíritu de esa expresión que dejó en la nota de ayer, donde exteriorizó (ver nota haciendo clic en el vínculo) “ estamos juntos, o estaremos condenados al fracaso “.