Una prueba, de las denominadas “piloto”, se llevará a cabo con embarcaciones atuneras en la flota española. Lo propone la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores.
La OPAGAC ya puso en marcha la segunda etapa del proyecto piloto que está en vías de desarrollo para implementar un sistema de telemedicina a bordo, del cual participan más de 400 tripulantes de 12 embarcaciones de la flota atunera de bandera española que opera en los océanos Índico, Atlántico y Pacífico.
En su primer tramo, referido al análisis de las necesidades, se puso en marcha en el último mes de enero, impartiendo formación a 29 patrones, oficiales y capitanes. En esa primera etapa se los instruyó con el aprendizaje sobre equipos médicos, que ya fueron instalados en los buques y que permitirán realizar una exploración básica del paciente a distancia, quienes serán monitoreados por médicos, desde el hospital “Nuestra Señora de Fátima del Grupo Tithas” en la ciudad de Vigo, España.
Si bien la propuesta es distinta, en nuestro país es una constante ese monitoreo, habida cuenta que toda vez que un tripulante que se encuentra en alta mar y manifiesta algún tipo de síntoma o malestar, el propio capitán de la embarcación, evaluando la situación, realiza una radioconsulta con algunos de los médicos que está “a la escucha” y que es personal de la Prefectura Naval Argentina, para así determinar si reviste urgencia y tiene que ser aeroevacuado, situación que se repite habitualmente.
El proyecto que prevé España, se desarrollará en condiciones reales de trabajo a bordo de los atuneros. Será por un período de nueves meses luego de que se instalen los equipos de telemedicina -de acuerdo a lo que informó la Organización- que añade que los dispositivos a usarse son de iguales características que los que utilizan las Fuerzas Armadas españolas.
Estos dispositivos disponen de instrumental para la monitorización de los signos vitales, tal el caso de electrocardiógrafo, tensiómetro, oxímetro y termómetro, además de una cámara para exploración dermatoscópica (mide lesiones cutáneas).
Cada barco dispondrá también de dispositivos de monitorización circadiana, es decir pulsera de actividad, que permiten registrar la temperatura corporal, la actividad física o los ciclos del sueño de los tripulantes –algo similar a lo que hoy se utiliza en forma hogareña y que conocemos como “smartband”, y que tan populares se han hecho en el último tiempo-.
Los datos serán recolectados para ser tratados y analizados por la Universidad Politécnica de Madrid, que será quien realice un análisis de la casuística de problemas sanitarios más habituales a bordo, a la vez que podrá identificar las tecnologías médicas que sean más adecuadas para instalar a bordo.
La Organización española tiene como objetivo solventar uno de los principales desafíos de las flotas de altura y que implica la correcta atención médica de cualquier emergencia sanitaria a bordo en alta mar.
De este modo y aprovechando las ventajas que hoy brinda la tecnología y las comunicaciones satelitales, podrán ofrecer a las tripulaciones un servicio médico integral y digital, con una conexión permanente y tratando de bajar la siniestralidad y los costos que implican realizar operativos de aeroevacuación. Hace algunos años, la propia flota congeladora estaba llevando a cabo algunos convenios con un servicio de medicina prepaga, pero, a raíz de la pandemia, todo el espectro salud, fue quedando desplazado por el Covid-19. Ver Nota sobre Telemedicina en flota congeladora.