En una situaci贸n tan inc贸moda como dif铆cil de explicar para quienes, desde tierra firme, opinan sin padecer el oleaje ni medir las distancias reales del auxilio, se registr贸 en las 煤ltimas horas un episodio que deja al descubierto una grieta silenciosa 鈥攑ero honda鈥 en las formas tradicionales de la vida en el mar. Un sacrilegio a la vieja guardia y costumbres marineras.
Ayer por la ma帽ana, por circunstancias netamente t茅cnicas, el BP Promac 鈥攓ue hab铆a zarpado del puerto de Mar del Plata el 29 de noviembre a las 10:30, y que, transcurridas algo m谩s de 48 horas de pesca, hab铆a completado su bodega y emprend铆a regreso a esta ciudad鈥 qued贸 imposibilitado de continuar su navegaci贸n con normalidad.
Por causas mec谩nicas que no fueron precisadas a este medio, aunque s铆 habr铆an sido comunicadas en el parte correspondiente GFH a la autoridad mar铆tima bajo la calificaci贸n de 鈥buque al garete, sin propulsi贸n y con maniobra restringida por falta de propulsi贸n鈥, el Promac solicit贸 por VHF la asistencia de alg煤n pesquero que tuviera como destino el mismo puerto marplatense, en el mismo rumbo.
En ese contexto, y siguiendo id茅ntico derrotero, el BP Marlene del Carmen 鈥攁proximadamente a dos horas de navegaci贸n鈥 logr贸 alcanzar al Promac. Eran las 06:00 de la ma帽ana de ayer cuando, tras mantenerse en espera y a escasa distancia prudente鈥攃omo es l贸gico y como manda la responsabilidad鈥, su capit谩n requiri贸 a la empresa armadora la autorizaci贸n para efectuar la maniobra y proceder al remolque.
Conviene subrayar lo que el mar ense帽a desde hace generaciones, el remolque en estas circunstancias, m谩s all谩 de la t茅cnica, es tambi茅n un gesto de antigua cortes铆a profesional, una pr谩ctica tan vieja como la navegaci贸n misma, sostenida por un principio simple y severo, nadie abandona aun hombre en la adversidad, mucho m谩s cuando el escenario es complejo (el mar siempre lo es); aunque ayer estaba calmo.

Sin embargo, lo que deb铆a resolverse con la naturalidad de la tradici贸n se precipit贸 en sentido inverso. Tras algo m谩s de dos horas y media de espera, desde tierra, el armador y propietario del buque que pod铆a asistir habr铆a decidido no prestar ayuda. No se conocen 鈥攐 al menos no fueron informados鈥 los fundamentos de tal determinaci贸n. Y es precisamente ese vac铆o de explicaci贸n el que vuelve la escena m谩s 谩spera, porque en el mar, adem谩s de 贸rdenes, se esperan razones y gestos.
Historia marinera. Una decisi贸n dif铆cil de defender
La comunidad mar铆tima argentina, particularmente la pesquera, ha construido durante d茅cadas una 茅tica de sobrevivencia y solidaridad donde el auxilio no era un favor, era un deber moral. En otras 茅pocas, una negativa as铆 se habr铆a pronunciado en voz baja y con pudor, o directamente no habr铆a existido. La navegaci贸n comercial y pesquera tiene c贸digos no escritos que valen tanto como los reglamentos, el m谩s elemental es el auxilio al semejante cuando la adversidad lo expone. Recordemos, en la comunidad pesquera marplatense decenas de veces ante la adversidad de una embarcaci贸n, aun con p茅simas condiciones de mar que siquiera PNA salia del puerto, Capitanes y un pu帽ado de tripulantes siempre fueron en b煤squeda de una mano a su semejante. Hay docenas de ejemplos.
Lo concreto es que la renuncia a asistir 鈥攅n un marco de mar favorable y con la perspectiva de un arribo relativamente expedito鈥 parece haber obedecido m谩s a la aritm茅tica del tiempo que al peso de la costumbre: se habla, en t茅rminos pr谩cticos, de la intenci贸n de evitar un retraso cercano a las 24 horas para arribar antes a puerto. Y ese dato, por s铆 solo, adquiere un valor simb贸lico inquietante: marca, con nitidez, la medida de una nueva generaci贸n de decisiones empresariales en el sector, donde el c谩lculo tiende a desplazar la historia.
Lo que hace a帽os habr铆a sido considerado un sacrilegio en la comunidad pesquera marplatense hoy aparece, al menos en este caso, como una opci贸n posible. Y esa sola posibilidad no es una buena noticia.
El cierre paradojal: Auxilio con decoro y tradici贸n
Afortunadamente, el episodio tuvo un desenlace a la altura del oficio. En un caso que ya se percibe como emblem谩tico, y mientras algunas empresas locales parecen mirar con m谩s inter茅s hacia la pol铆tica pesquera for谩nea que a los intereses de la pol铆tica pesquera y pertenencia local, fue el BP Jos茅 Marcelo, del Grupo Moscuzza, el que tom贸 al Promac a remolque, con una ETA aproximada a la medianoche de hoy.
El desenlace tuvo, por eso mismo, un filo paradojal: cuando el auxilio fue negado por una determinaci贸n tomada desde tierra 鈥攎谩s atenta a c谩lculos ajenos a la realidad inmediata del mar鈥, fue un grupo hist贸rico de Mar del Plata el que empard贸 la escena con decoro, sosteniendo, sin alardes, la vieja tradici贸n marinera: esa que sabe que el oc茅ano no tolera mezquindades, porque termina facturando caro la indiferencia. Y el sesgo queda a la vista, mientras algunos prefieren orientar su mirada hacia tableros y disputas de pol铆tica pesquera que se juegan lejos 鈥攃on br煤jula prestada y agenda importada de la pen铆nsula Ib茅rica鈥, aqu铆, en lo concreto, la ciudad todav铆a encuentra en sus propias ra铆ces a quienes responden cuando importa. Mar del Plata, con sus vaivenes y heridas, necesita reencontrar esa uni贸n que ayer se sostuvo en el mar y que ojal谩, alguna vez, se contagie tambi茅n en tierra, al menos para salvaguardar los verdaderos intereses de esta aldea y comunidad pesquera.
En definitiva, lo ocurrido no s贸lo describe un incidente t茅cnico. Expone un cambio cultural. Y en la mar, cuando los c贸digos se degradan, no se pierde apenas una cortes铆a, se erosiona una forma de seguridad colectiva que no figura en los manuales, pero que durante generaciones mantuvo con vida a quienes trabajan en un 谩mbito tan hostil como el mar.






