Después de un extenso período de tensiones, incertidumbre y actividad paralizada, las cámaras empresarias del sector pesquero lograron alcanzar finalmente un acuerdo con el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) que permitirá reanudar la zafra del langostino y dar por superada una crisis que mantuvo en vilo a toda la industria hasta altas esferas gubernamentales.
La firma del entendimiento está prevista para este viernes a las 14 horas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y representa mucho más que un acuerdo salarial: implica la recuperación del orden sectorial, el sostenimiento de la unidad entre los distintos actores y un mensaje claro de madurez y esfuerzo colectivo.
El acuerdo con el SOMU se suma a los ya rubricados con SICONARA y Capitanes. Juntos, estos entendimientos marcan un punto de inflexión en un conflicto que parecía no tener salida y que amenazaba con fragmentar a ambos sector. Primó la cordura y mejoraron el perfil de costos.
Principales puntos del acuerdo:
- Aplicación del sistema de distribución 70% no remunerativo y 30% remunerativo.
- Descuento del 9% sobre el total del recibo (fijos + producción), lo que en términos reales representa una reducción aproximada del 12% en los valores de producción.
- Compromiso formal entre las partes para revisar y actualizar los valores de producción de cara al año próximo mediante un rearmado del Convenio Colectivo de Trabajo consensuado y planificado.
Aunque el camino fue largo y complejo, las partes destacaron que se mantuvo la convicción de defender la actividad productiva sin romper los consensos construidos. “Bancamos muchas mareas sin salir y destacamos por sobre todo la unidad de cada grupo empresario, que hizo posible llegar a este acuerdo; como destacar el espiritu final de la negociación por parte del SOMU y su gente”, resumió en comunicación telefónica un referente del sector congelador tangonero a ultima hora de ayer, aludiendo a los meses de flota paralizada, sin operaciones ni ingresos.

Lejos de leerse como una victoria de una parte sobre otra, el acuerdo alcanzado se percibe como una conquista colectiva, resultado del esfuerzo sostenido y del convencimiento de que era preferible resistir con responsabilidad que avanzar hacia un escenario terminal.
Con este entendimiento, el sector no solo reanuda su operatoria, sino que recupera mecanismos de negociación y traza una hoja de ruta hacia un futuro más sustentable, en términos laborales, económicos y organizativos.
El marco macroeconómico evidencia una reconfiguración estructural. La reducción de los costos laborales, sumada a un tipo de cambio exportador con una mejora relativa del 14% y a la evolución favorable de la paridad euro–dólar —que pasó de 1,04 a fines del ejercicio anterior a 1,157 hoy—, genera un diferencial competitivo sustantivo para el sector exportador, en particular en su inserción en los mercados de la Unión Europea, donde el producto argentino es más barato en Euro.
Después de tantas tensiones acumuladas, el acuerdo no borra lo vivido, pero permite retomar la actividad con otro horizonte y con la experiencia que deja haber atravesado uno de los desafíos más duros de los últimos tiempos. El esfuerzo mancomunado entre Estado, camaras empresarias y gremio fue el espiritu de este acuerdo logrado.
No obstante, el SIMAPE, no va a adherir formalmente al acuerdo, manifestó en forma explícita que no impedirá en los muelles de Mar del Plata la operatoria habitual de zarpada de los buques tangoneros congeladores. Con esta definición, el sindicato deja en evidencia un gesto de responsabilidad institucional orientado a preservar la paz social alcanzada y reafirma el compromiso de su conducción con un espíritu negociador que busca resguardar los intereses de sus representados sin afectar la continuidad de la actividad.