Tras arduas y extensas negociaciones, caracterizadas por momentos de tensión y complejidad, el Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP) y la Cámara que agrupa a las empresas conserveras y saladeros de Mar del Plata han llegado finalmente a un acuerdo para el segundo tramo del año. Este entendimiento, que reviste gran importancia para el sector, abarca el trimestre julio-agosto-septiembre, un plazo que el sindicato había solicitado desde el inicio de las negociaciones y que demandó varias protestas a lo largo de los ultimos 60 dias.
Por un lado, la apertura de importaciones de productos de origen tailandés, ecuatoriano y de otros paises donde la mano de obra no tiene alta incidencia en el precio final; por otro lado, la fuerte caída del consumo donde algunos productos que eran parte de la canasta básica de los argentinos y hoy parece ingresar en el segmento más lujoso de la cadena alimenticia pero además una fuerte suba en los costos de las empresas conserveras producto de ajustes y traslado a insumos, energía eléctrica, mano de obra y proveedores en general; termino evaporizando las rentabilidades e impidiendo salir a pagar valores que en otras épocas eran de fácil absorción.
El esquema de ajuste salarial se distribuirá en tres etapas. La primera de ellas implica un incremento del 10% sobre los salarios de junio, de carácter no remunerativo, a abonarse en el mes de julio. En agosto, se aplicará un aumento adicional del 6,5%, sobre la base de los valores de junio y con la misma condición no remunerativa. Finalmente, para el mes de septiembre, el ajuste se calculará con base en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto, siendo este último pago de carácter remunerativo. Estos incrementos llevarán el salario de una obrera de tareas generales a 1.930 pesos/hora hasta el 31 de agosto, mientras que un peón de tareas generales percibirá 2.045 pesos/hora en el mismo período.
Este acuerdo, aunque bien recibido por una parte del sector, no estuvo exento de discusiones. Empresas como Marbella y Pranas, cuyos trabajadores habían mostrado predisposición a aceptar la propuesta patronal, ya comenzaron a aplicar los aumentos de manera anticipada despues de varias ruidosas protestas por parte de los trabajadores. Sin embargo, aquellas empresas que no habían alcanzado acuerdos transitorios deberán ahora ajustarse a lo estipulado en el convenio paritario firmado en los últimos días de agosto soportando un impacto en la cadena de costos que hace techo en los compradores de materia prima en el puerto local. A decir verdad, para productos como la caballa, en plena zafra, » hoy la caballa no se puede llevar a cámara, ya que los costos no dan para eso. El precio de la energía eléctrica tiene una gran incidencia, y si tengo que salir a pagar los aumentos de mano de obra, en caso de utilizar la cámara de frío, lo que hoy pago en el muelle a $700; debo como techo pagarlo $500; así que los números no están para nada alentadores «, nos decía un joven empresario que tuvo la visión anticipada de diversificar en su empresa para no estar expuesto a uno o dos productos zafrales como son la anchoita y la caballa.
«Preocupado por la situación donde la empresa termina siendo parte intermediaria entre el productor y los mercados, que lamentablemente por razones de Tipo de Cambio, solo se vuelca al mercado interno, de modo que cualquier desajuste en la cadena de costos, nos vemos directamente obligados a bajar el producto en el muelle. Tampoco es justo para el pescador como para todo el personal de trabajo en planta que reclama porque su salario tampoco le alcanza para vivir «, sentenció, haciendo entender que la situación esta muy delicada y fina en el sector conservero.
Es importante destacar en materia estrictamente laboral, que, mientras el sector empresario buscaba un acuerdo a más largo plazo, extendiendo las negociaciones hasta fin de año con ajustes en función de la inflación de los meses restantes, el SOIP logró acotar la vigencia del convenio exclusivamente al tercer trimestre para renegociar vencido el mes de septiembre. De esta manera, evitaron comprometerse con un esquema de recomposición salarial que contemplara los índices de inflación de septiembre a diciembre, tal como proponían las empresas mientras desde el sindicato, mucho mas cautos de lo que pueda pasar, prefirieron el famoso «paso a paso«.
El acuerdo se cierra en un contexto particular para la industria conservera, con la zafra de anchoa de Rawson ya concluida y una actividad portuaria en Mar del Plata que aún no ha retomado su ritmo habitual. La captura de magrú, uno de los recursos clave para las conserveras, ha tenido un comienzo complejo; los primeros costeros que tocaron el recurso dentro de El Rincón, no tuvieron precios por encima de 600$ de un producto con talla mediana; hace algo más de un mes y después de una importante parada que la empresa Desafío realizó en el BP Floridablanca; el mismo comenzó a dar con un producto de mayor talla, mejor trabajado y terminado; que compradores, en forma fluida, alcanzaron a pagar $700 el kilo. Valor que puede mantenerse porque no hay compulsión de pesca sobre esta especie y porque se destaca la calidad terminada de cada cajón que tanto La Campagnola como Natusur adquieren en cada descarga, en un compromiso tácito de comprar lo que se pesque, privilegiando los estándares de calidad y preservación que la empresa y toda la tripulación del Floridablanca se compromete a ofrecer.
No obstante, el desinterés en el muelle se ha visto ralentizado debido a que muchas conserveras aún cuentan con stock de la temporada pasada y al desalentador panorama del mercado interno, donde el consumo interno ha caído casi un 50% durante el primer semestre del año. Así, la industria enfrenta una situación compleja, donde la incertidumbre económica, la evolución del consumo en el mercado local, los costos de las empresas y el Tipo de Cambio juegan un papel crucial en las decisiones empresariales que en definitiva repercute en los muelles con una demanda de producto tibia y con precios a la baja.