Como cada siniestro en el mar, las muestras de dolor se multiplican y tienen repercusiones dentro de esas personas hermanadas por una misma tarea. Solo ellos saben las sensaciones que se pueden tener ante un naufragio.
Es que hace pocas horas naufragó el pesquero español “Villa Pitanxo”, con asiento en Marín –Pontevedra-, con 24 tripulantes a bordo, en aguas de Canadá en el Mar de Terranova.
Hasta el momento se ha confirmado el deceso de 9 de sus tripulantes, tres han sido rescatados con vida, mientras que los 12 restantes aún continúan en carácter de desaparecidos.
El pesquero español se encontraba a unos 450 kilómetros de Terranova cuando naufragó en aguas jurisdiccionales de Canadá.
Los sobrevivientes fueron rescatados de tres de las cuatro balsas salvavidas que poseía la embarcación, donde quienes colaboraron con la búsqueda encontraron dos balsas completamente vacías.
La tripulación de 24 personas del “Villa Pitanxo” está compuesta por 16 que poseen pasaporte español, 5 son del Perú y 3 de la República de Ghana, de acuerdo a lo informado por la autoridad marítima de competencia.
De acuerdo a los registros, la embarcación se hundió a las 6 de la mañana del último martes, aunque el armador gallego dice desconocer las causas, mientras que desde el Gobierno español confirmaron que una hora antes del naufragio se había perdido contacto con el barco.
La información oficial también destaca que a las 5:24 del último martes (hora española), se recibieron dos alertas automáticas del pesquero “Villa de Pitanxo”, una embarcación de 50 metros de eslora y como hemos mencionado transportaba 24 tripulantes.
Las primeras informaciones extraoficiales, hablan que el popero rampero estaba en maniobra de subida de red, con mar gruesa, en popa y fue alcanzado por varias olas que llenaron el pozo de agua, poniéndose pesado de popa y yéndose por ojo debido a esa situación.
El Centro Nacional de Coordinación de Salvamento que tiene base en Madrid –capital española-, confirmó que se recibieron esas dos alertas automáticas de socorro, una de una radiobaliza y otra de una llamada selectiva.
Luego de esa situación, el Centro Nacional de Coordinación de Salvamento tomó contacto con las embarcaciones que se encontraban más próximas al buque que había emitido el pedido de socorro. Uno de esos barcos fue el pesquero español “Playa Menduina II”, que fue finalmente quien pudo rescatar a tres de los tripulantes con vida.
Desde la ciudad de Halifax, Canadá, a través de un centro coordinador, desplegaron en la zona dispositivos marítimos y aéreos, pero el viento, las condiciones del mar y la visibilidad reducida complicaron las tareas de rescate.
Un día después del naufragio, el miércoles, las autoridades decidieron suspender la búsqueda de manera definitiva, donde participaban un avión, dos helicópteros, un buque y una fragata canadiense, un pesquero de Portugal, el “Novo Virgem da la Barca” español y el ya mencionado “Playa Menduina II”, generando gran molestar en los familiares de los tripulantes aún desaparecidos.
Las últimas noticias de la que dan cuenta nuestros colegas españoles, señalan que el B/P “Playa Menduiña II” llegó en horas de la mañana del sábado al puerto de San Juan de Terranova en Canadá, trasladando a los 3 sobrevivientes (dos de ellos de nacionalidad española –tío y sobrino- y el otro tripulante de origen ghanés), y los 7 cuerpos que fueron rescatados hasta el momento.
La llegada de las autoridades españolas hasta el puerto canadiense confirmó que continuarán las investigaciones a la vez que aseveraron que de los cuerpos rescatados, tres pertenecen a marineros españoles, tres peruanos y un ghanés.
Si bien no se confirmó por ninguno de los dos gobiernos (canadiense y español) si se retomarán las tareas de búsqueda, todo parece indicar que ya se han dado por finalizadas. Por eso el Gobierno español declaró este lunes un día de luto oficial con motivo del naufragio del pesquero en aguas de Terranova.
Otra tragedia que envuelve al sector pesquero, que si bien son denodados los esfuerzos de todo tipo por capacitar a las tripulaciones y tener la mayor cantidad de elementos de seguridad a bordo, a veces no alcanza. Por eso cada día y ante este tipo de situaciones, valoramos más y más las tareas que se llevan a cabo a bordo de un buque, cualquiera sea su bandera.
Vaya desde acá nuestros respetos a las víctimas y la reflexión hacia cada uno de los familiares, para que Dios, lleve paz y armonía a cada uno de ellos.
Por Gustavo Seira
Fotografía Gentileza ABC