De recorrida en el muelle sobre el fin de semana e inicios de esta, con una incesante cantidad de descargas entre ellos varios fresqueros, el muelle habla a través de cada cajón visto. Para todos los gustos.
Hubo algunos barcos con cajones con poco hielo, otros que superan los 35 kilos de promedio y algún barco fresquero mayor donde la merluza es fresca pero de un tamaño alcanzando al juvenil. Seguramente, no son ni todos los cajones descargados ni tampoco todos los barcos, pero se notó una gran dispersión entre cantidades, pesos de cada cajón y calidades de los mismos.
Consultado con un obrero de la descarga acerca de su apreciación desde estos primeros días del año nos dijo “ la merluza en general es más chica, viene algo blanda de panza, todo depende del barco, hay algunos que llevan más hielo que combustible y cuando llegan a puerto se nota, el pescado está vivo, con hielo fresco, la mayoría de los cajones bien trabajados; otros, los que ya conocemos, que poco le importa la calidad de lo que traen sino la cantidad de bultos, acentúan los problemas, el pescado está mal trabajado y el fondo de la bodega no es de lo mejor, tengo entendido que días atrás, se tiraron cerca de 1900 cajones de un solo barco, y ayer, entró al muelle 10 un barquito también con problemas «.
“La calidad y el manejo de cada barco tiene que ver con la mano de obra y sobre todo con los armadores, hay algunos que exigen al máximo la calidad y el tamaño, otros lo único que les importa es volver completo lo más rápido posible”, esta diferencia la venimos percibiendo desde hace muchos meses, “ cuando ves cómo trabajan los barcos de los grandes de la pesca que procesan para ellos, la calidad, frío y cantidad del cajón garantiza la calidad de lo que descargamos; otros fresqueros, a veces la merluza viene mal trabajada, muy chica, sin frío y con cajones pasados de peso, todo aplastado; últimamente la merluza de la zona norte es chica, da lástima “ nos decía un ganga que atiende la descarga mientras comentaba la situación.
Estuvimos los primeros días de la semana en la descarga de uno de los buques de las empresas denominadas por Ezequiel, «grandes«, en su mayoría los cajones venían como el de la imágen, la primera consideración es como el manejo apropiado por parte de cada empresa impacta en el resultado final para el barco, pero inicial para elaborar un producto de calidad y tamaño con destino exportación o plaza.
Preguntamos a quién controlaba la descarga, con qué cantidad de hielo estaba trabajando y nos confirmó lo que se veía en el cajón, » nosotros salimos con 70 toneladas de hielo, o sea casi 10 kg de hielo por cajón, en esta época no se escatima, la calidad del producto depende del frío y de los muchachos a la hora de encajonar «.
Simplemente en la recorrida se observa cómo trabaja cada empresa, cada tripulación sobre cada pesquero. Hay de todo, y lo lamentable, es que en el muelle, la demanda no paga calidad, una materia pendiente en el comercio del puerto, sobre todo en el intermediario, que poco piensa que ese producto termina siendo un alimento que debe tratarse como tal.
No es lo mismo un cajón con más de 35 kg aplastado que otro de 32 kg y con una palada de hielo abajo y arriba del cajón bien trabajado y fresco.
Así pasó este primer mes de enero, con la merluza en el muelle, que a ojo de buen cubero, entendemos tendrá una menor cantidad de descargas y por lo visto poca calidad y tamaño reducido, en su mayoría.
La mayoría de las empresas, tanto sea de producto para exportación o mercado interno, depende si trabaja dentro de un esquema de empresa integrada, donde se cuida cada detalle de la calidad, desde el hielo a bordo, hasta su proceso de encajonado. Si el barco trabaja en forma desarticulada al procesado, la calidad pasa a ser secundaria (lamentablemente, si bien no es regla), hay barcos que hacen volumen y no calidad. Los hay, y muchos en el puerto, basta ver la descarga para evidenciar hacia donde apunta cada uno. Ahora bien, cuando se habla de rentabilidad, eficiencia y costos, este accionar es además de injusto, insano en la ecuación económica. La primer imágen con merluza sin frío y mal tratada, evidentemente es injusto tener que pagarla, mientras que los cajones de la segunda imágen, es injusto recibir un precio acorde al de la primera… como siempre justos y pecadores son ungidos por la misma mano del comprador, sabiendo que no es lo mismo un producto fresco, de calidad y con una buena terminación, que bien podría valer más, para toda la cadena, -incluida su tripulación- que el otro.