Fijan planes para proteger la biodiversidad marina y descarbonizar el transporte marítimo. Los lineamientos se fijaron a en base a los objetivos de la OMI a través de la Alianza Mundial del Sector.
La GIA , tal sus siglas en inglés, realizó un programa clave para todo el presente año, con el fin de apoyar los objetivos ambientales que persigue la Organización Marítima Internacional de proteger la biodiversidad marina y descarbonizar el transporte marítimo mundial.
Esta Alianza es una iniciativa de asociaciones públicas y privadas, reunidas en el marco del Proyecto de Asociaciones GloFouling, una colaboración entre el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organización Marítima Internacional, tal como lo señala este último organismo.
El objetivo es contribuir a la descarbonización y la biodiversidad a través de una mejor gestión de las incrustaciones biológicas, para lo cual, la alianza compuesta por catorce miembros y un observador (donde están incluidas navieras, institutos de investigación, sociedades de clasificación ya asociaciones) realizan un trabajo mancomunado y con proyecciones a corto, mediano y largo plazo.
Para el presente año tienen previstas cuatro reuniones, las cuales tendrán diversas actividades tal el caso de la realización de un documental que se lanzará a fines de 2024, donde se podrá observa la transferencia de especies acuáticas invasivas a través del casco de los buques, como así también el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero debido a la mayor resistencia aerodinámica de los barcos, todo ello para contribuir a la concientización del sector.
Del mismo modo se tiene previsto actualizar el informe de la Alianza que se realizó en el año 2022, con un trabajo denominado “Recopilación y análisis comparativo de las reglas, normas y prácticas vigentes y en desarrollo relacionadas con la gestión de las incrustaciones biológicas de los buques”.
Las diversas actividades tienen previstas estudios sobre las perspectivas portuarias de la gestión de las incrustaciones biológicas, destacando las repercusiones en los puertos, la disponibilidad y las lagunas normativas, las evaluaciones de riesgos, la gestión y las mejores prácticas, y la disponibilidad de datos.
La OMI tiene al respecto normativas claras sobre la contaminación biológica. El organismo internacional sostiene que “la cuestión de la transferencia de especies acuáticas invasiva a través de la contaminación biológica de los buques fue señalada formalmente por primera a la atención de la Organización en el año 2006 y, al año siguiente, el Comité de protección del medio marino acordó encomendar al Subcomité de transporte de líquidos y gases a granel la elaboración de directrices al respecto.”
No se trata solo de un problema que en los últimos años impactó en la biodiversidad marina, sino que también afecta económicamente a los armadores, ya que la bioincrustación en buques, la cual consiste en la adherencia a los cascos de las naves de organismos que habitan los fondos marinos y que al ser transportados se convierten en especies invasoras.
Esponjas, corales, moluscos bivalvos (ostras o mejillones, pero no almejas) y crustáceos entre otros, son algunos de los organismo que se trasladan desde mares lejanos a nuevos ecosistemas donde sus poblaciones prosperan al encontrar condiciones ideales de alimentación y reproducción.
Vale recordar que en el último mes de noviembre, cuando se mostraron los resultados sobre el hundimiento del BP Simbad en el Parque Submarino “Cristo Rey”, el Dr. Gabriel Genzano, investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata y buzo profesional, describió en la charla de la que participó esta Editorial que fueron relevados datos por ejemplo sobre otro de los buques hundidos (Khronomether) en la restinga del Faro Punta Mogotes:
“Fueron colocadas placas de acrílico, las que se retiran periódicamente para estudiar, donde queda adherido barro en un principio y con el correr del tiempo -18 meses aproximadamente- nacen colonias de seres vivos, las cuales terminan generando mejillones (no de tamaña comercial), y se aprecian varias especies en tamaños juveniles, las que ingresan, comen y se van. Eso se comprobó a través de las imágenes subacuas”, sostuvo el investigador.
Por este tipo de razones que se a través de la OMI se realizan estudios sobre la identificación de cambios en la calidad del agua, como consecuencia de la limpieza con el buque en el agua de las incrustaciones biológicas de los cascos de los buques.