Hallazgos curiosos y referidos a los medios acuáticos se van produciendo paulatinamente, tal cual ocurrió días atrás en Playa Unión en la provincia del Chubut, días atrás.
En este caso se trata del hallazgo de una almeja asiática a 18 mil kilómetros al sur de su hábitat natural, para lo cual debió atravesar dos océanos y tres continentes, el artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net.
Este tipo de almeja (Corbicula fluminea) fue detectada en el río Chubut, al sur de nuestro país. Se trata de una de las especies de moluscos de agua dulce más invasora y de mayor expansión en el mundo.
De acuerdo a los especialistas su hallazgo se considera como el más austral de Sudamérica conocido hasta el momento.
Es una especie capaz de alterar la cadena alimentaria del ecosistema que invade, y de obstruir instalaciones hidráulicas, tuberías, filtros, bombas y centrales de energía hidráulica, destacándose por su alta fecundidad y velocidad de crecimiento, lo que soporta alta capacidad de invasión de nuevos ambientes, registrando presencias además en ríos de Asia, Europa, América y África.
La Directora del Instituto de Investigación en Producción Animal de la Universidad de Buenos Aires Alejandra Volpedo manifestó que “ya existen referencias de la distribución de esta almeja en zonas de Argentina, Brasil, Venezuela, Cuba, México, Ecuador, Perú, Panamá y Uruguay, entre otros países. “Recientemente se la encontró en Asunción, Paraguay”, daba cuenta el portal Scidev.net .
Por su parte la investigadora del Instituto de Diversidad y Evolución Austral del Centro Nacional Patagónico de Puerto Madryn, Berenice Trovant, destacó que es la primera vez que esta especie invade el Río Chubut, comentando que “probablemente detrás vengan otras especies invasoras, si la fuente de introducción es, como creemos, el agua de lastre de los barcos. Otro molusco altamente invasor, también presente en la región desde hace décadas, es el mejillón dorado -Limnoperna fortune-, que solamente en el Río de la Plata, por ejemplo, su presencia en 30 años aumentó hasta llegar a 150.000 individuos por metro cuadrado, de acuerdo con otra investigación publicada recientemente en Aquatic Sciences”.
Entre los principales vectores de dispersión de la almeja, mencionan el agua de lastre de embarcaciones y la pesca (usada como carnada), pero postulan que en el caso del río Chubut el primer vector es el más probable.
Una de las explicaciones que brindan es que esto ocurre por la actividad de la “flota amarilla”, a través de sus embarcaciones dedicadas a la pesca de merluza y langostinos.
En nuestro país, En Argentina, el Convenio Internacional para el Control y la Gestión del Agua de Lastre y los Sedimentos de los Buques, es la norma que regula el control del agua de lastre y sedimentos de dichas embarcaciones.
Pablo Filippo, quien es docente de la Universidad de Buenos Aires, destacó que este convenio internacional, que entró en vigencia en el año 2017 y se aplica tanto a buques nacionales como extranjeros, “tiene el objetivo de prevenir, reducir al mínimo y, eventualmente, eliminar la transferencia de organismos acuáticos perjudiciales y agentes patógenos mediante el control y gestión del agua de lastre y los sedimentos de los buques”.
La autoridad de aplicación de esa ley en Argentina es la Prefectura Naval, organismo nacional responsable de adoptar medidas efectivas para garantizar su cumplimiento.
Volpedo destacó que “en Argentina, hay un gran control por parte de la Prefectura, con el agua de balastro y la limpieza de los cascos de los barcos, pero también las personas debemos tener un control de las especies que ingresamos a sabiendas de los ecosistemas acuáticos tal como sucede cuando, por ejemplo, se llevan especies de un lago a otro, creyendo que así se mejora la pesca”.
Trovant y Volpedo han coincidido que, independientemente de cuál sea el origen, la invasión de especies representa un gran desafío para los ecosistemas, porque raramente se logra erradicarlas. Se apunta entonces a monitorearlas ya implementar algún tipo de medida para su control.
Trovant sostuvo además que es necesario desarrollar estrategias que contemplan la participación de diferentes actores. Los pescadores, las autoridades ambientales provinciales, los organismos de control, la academia, las empresas potabilizadoras de agua e incluso los bañistas. “Muchas veces son ellos los que dan aviso de la presencia de especies invasoras, por ser los primeros en verlas cuando baja el nivel del agua”, destacó.