En principio la apertura de sobres estaba prevista para el 31 de julio último, la cual había sido postergada para este 17 de agosto, tratando de que se sume algún interesado, lo que finalmente no ocurrió.
Si bien de acuerdo a las noticias recibidas al respecto, la postergación tenía que ver con que al ser varios los interesados, se había postergado la apertura de sobres, posibilitando de esa manera darle más tiempo a los potenciales interesados para que pudieran detallar más ítems en las propuestas, nada de eso ocurrió.
En su momento tanto desde el Gobierno Nacional como desde la provincia de Buenos Aires, habían planteado que la obra era histórica “ya que permitiría contar con una puerta de entrada y salida nacional hacia el océano Atlántico, mejorando la conectividad marítimo-fluvial”.
Desde la Unidad Ejecutora Canal Magdalena se mostraron sorprendidos ante la falta de oferentes, habida cuenta que casi una decena de empresas se había mostrado interesada en conocer los detalles de las obras y los costos, por lo que daban por descontado que la puja sería importante entre los potenciales oferentes.
Esta es la tercera licitación fallida, la primera de las cuales fue propuesta en el año 2014, donde ocurrió la misma situación: no hubo oferentes.
Las especulaciones por la nueva falta de interés en concretarla, puede deberse a la inestabilidad cambiaria y económica han dicho quienes siguen el tema de cerca, sin descartar las exigencias técnicas que poseía el pliego de condiciones.
El monto para la Licitación Pública que lleva el número 6/2023 alcanzaba a los 40.421.572.953 de pesos bajo la denominación “Construcción del Canal Magdalena desde la progresiva kilómetro 143,074 del Canal Punta Indio, El Codillo, hasta la isobata de 11 metros – Río de la Plata – República Argentina” bajo el régimen de la Ley de Obras Públicas Nº 13.064, por el sistema de Ajuste Alzado.
Los pliegos indicaban que la obra constaría de dos etapas: la primera de las cuales en realizar trabajos de campo para poder llegar a alcanzar una profundidad de 11 metros, lo que posibilitaría la navegación de embarcaciones de hasta 355 metros de eslora y 48 de manga.
Los denominados “trabajos de campo” serían a una profundidad de 12,2 metros (40 pies), de una longitud aproximada de 56,34 kilómetros, y a una profundidad de 14,3 metros (47 pies), de una longitud aproximada de 61,4 kilómetros.
La segunda de las etapas previstas consistía en el dragado propiamente dicho, comprendiendo la obra del dragado de apertura del Canal, a una profundidad de 11 metros (36 pies) al Cero LIMB, para permitir la navegación de barcos de hasta 335 metros de eslora y 48 metros de manga.
De la misma manera se había dejado explicitado que el balizamiento no sería objeto del contrato, salvo en sus acciones o tareas que tuviese que realizar el Contratista y que estén especificadas en el pliego y en la documentación contractual.
Los requisitos dispuestos exigían que la empresa dragadora tendría que contar con experiencia concreta en la ejecución de tareas, trabajos y obras similares a la que se pretendía realizar, especificando que hayan sido trabajos de dragado de apertura o de mantenimiento y que hayan sido ejecutados en territorio y aguas argentinas o en el exterior del país.
Por el momento la concreción de una obra muy esperada desde varios sectores deberá seguir esperando como ocurre desde hace casi una década.