En un punto de inflexión para la infraestructura energética continental, la provincia de Río Negro ha recibido la nave oceanográfica OSV Fugro Resilience, una pieza clave en la ingeniería del megaproyecto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS). Esta embarcación, dotada con tecnología de vanguardia para estudios geotécnicos marinos, inicia desde Punta Colorada una etapa decisiva: la determinación científica, precisa e irrevocable de los emplazamientos para las futuras monoboyas de carga petrolera.
Características del buque
El OSV Fugro Resilience es un buque de última generación diseñado para estudios geotécnicos marinos de alta complejidad. Originalmente construido en 2015 como plataforma de suministro offshore (PSV) con diseño Ulstein PX121 y proa X-BOW®, fue reconvertido en 2023 para operar como buque de investigación especializada. Tiene 83,4 metros de eslora, 18 metros de manga y una capacidad de carga de aproximadamente 4.000 toneladas. Está registrado bajo bandera de Bahamas (IMO 9678771) y equipado con un sistema de posicionamiento dinámico DP2, que le permite mantener una ubicación fija en el mar con extrema precisión, clave para las operaciones geotécnicas.
Cuenta con un laboratorio a bordo, alojamiento para 50 personas y una cubierta de trabajo de 850 m². Incorpora una torre de perforación desmontable, un A-frame para manipulación de equipos y un moonpool central para la toma de muestras del lecho marino. Dispone de amplias capacidades de tanques para combustible, agua, lodo y salmueras, además de certificaciones de seguridad y desempeño ambiental de clase mundial, otorgadas por DNV. Su combinación de autonomía, precisión y equipamiento científico lo convierte en una herramienta crítica para proyectos de infraestructura energética costa afuera como el VMOS en Río Negro.
El buque, había dejado atrás aguas de Surinam, para llegar al puerto de San Antonio Este, ayer 11 de julio, después de hacer una escala técnica en Montevideo. Hoy ya se encuentra operando a 32 millas de Punta Colorada en aguas del Golfo San Matias.
El VMOS es una arquitectura de escala continental que transformará a la Patagonia en un nodo estratégico para la exportación energética del hemisferio sur. Desde el yacimiento no convencional de Vaca Muerta hasta el litoral atlántico, el proyecto encarna una proyección geopolítica de la Argentina como proveedor estructural de hidrocarburos, en un mundo urgido por nuevas matrices de abastecimiento.
Con una eslora de 83,4 metros y una configuración técnica orientada a la caracterización detallada del perfil del subfondo marino, el Fugro Resilience operará entre los 5 y 9 kilómetros de la línea de costa, ejecutando tareas de perforación y muestreo que permitirán definir con exactitud la morfología y resistencia del lecho oceánico. Estos datos permitirán determinar con criterio técnico, la ubicación óptima de las dos monoboyas que serán el punto terminal de exportación del crudo neuquino.
Cabe destacar que esta etapa operativa se desarrollará bajo protocolos internacionales de seguridad y resguardo ambiental, con posterior análisis de las muestras recolectadas en centros de alta especialización en los Estados Unidos. La rigurosidad científica de este procedimiento refleja la envergadura e implicancias globales del emprendimiento.
El VMOS, que recientemente aseguró un financiamiento externo de 2.000 millones de dólares, contempla el tendido de un oleoducto de 437 kilómetros desde Allen hasta Punta Colorada. Allí, sobre la costa rionegrina, se destaca una de las terminales petroleras más ambiciosas del hemisferio sur, diseñada no solo para una capacidad inicial de 180.000 barriles diarios —meta que se espera alcanzar en septiembre de 2026—, sino para una expansión escalonada hasta 700.000 barriles por día, volumen equivalente a la producción total actual de la República Argentina.
La ejecución de esta infraestructura no es solo una apuesta económica, sino una afirmación de soberanía tecnológica, logística y productiva. En torno al VMOS convergen los principales actores de la matriz energética nacional: YPF, PAE, Vista, Pampa Energía, Chevron, Shell, Pluspetrol, Tecpetrol y la estatal Gas y Petróleo del Neuquén (GyP). Juntas, estas compañías lideran un consorcio que no solo conectará la cuenca neuquina con el Atlántico, sino que permitirá insertar de forma directa y competitiva el petróleo argentino en los circuitos globales de demanda.
Punta Colorada, otrora enclave olvidado del litoral atlántico, se transforma así en la bisagra estratégica entre el subsuelo de Vaca Muerta y los mercados energéticos del mundo. La llegada del Fugro Resilience es el umbral técnico de un nuevo paradigma energético que reposiciona a Río Negro, y con ella a la Argentina, en la cartografía del abastecimiento global.