Los datos preliminares registrados hasta el pasado 13 de diciembre por la Subsecretaría de Pesca de la Nación señalan que los desembarques de langostino en el puerto de Mar del Plata acumularon 12.905 toneladas.
Se trata de un volumen acotado en relación a las 241.624 toneladas desembarcadas en forma global. Aproximadamente representa el 5,4 por ciento; sin embargo, y pese a la distancia con la zona de pesca, es un número que crece.
De hecho, el año pasado la estación marítima local había recibido 8.716 toneladas de langostino; es decir, en 2018 se produjo un salto interanual del 48 por ciento en el marco de una temporada con excelentes capturas que, también es cierto, terminó reflejándose en varios puertos.
Puerto Madryn (77.195 toneladas), Rawson (54.440 toneladas) y Puerto Deseado (40.703 toneladas) lideraron el cuadro del reparto.
Aquí fueron 4.189 toneladas más respecto a 2017. Por una cuestión de confort y menores costos de estiba algunos armadores de buques congeladores eligen volver a la ciudad para descargar.
La disponibilidad de contenedores para exportar y la regularidad obtenida en el servicio de las empresas navieras que levantan las cargas también opera como incentivo.
Además, en algunos momentos del año los barcos fresqueros sumaron cajones a los muelles locales. Particularmente, durante junio y cuando acechaba el conflicto gremial con el Siconara de Rawson, hubo un intenso movimiento con el marisco fresco.
En la relación langostino-Mar del Plata la proyección indica que este terminará siendo un año parecido a 2016, cuando habían llegado 13.599 toneladas. La expectativa de que la cifra siga creciendo en la temporada 2019 está latente.
La otra opción que se presenta para algunas plantas de procesamiento es traer el marisco que se descarga en la Patagonia vía terrestre. Están dadas las condiciones económicas y logísticas para hacerlo y, como muestra, se está poniendo en práctica. Dos de las claves son el buen trabajo a bordo y la rapidez con la que llega el producto al establecimiento.