Por estas horas vuelve a circular en los medios un informe de la consultora privada IES que advierte sobre una caída del consumo interno de productos pesqueros durante 2018. Señala concretamente una baja interanual del 4,8 por ciento, ubicando el promedio anual en 7,9 kilos por habitante.
De acuerdo a ese estudio, cuya metodología de trabajo no trascendió, el año pasado la industria pesquera argentina destinó 346 mil toneladas al mercado interno. Parece exagerada la cifra teniendo en cuenta que se declararon desembarques por 777.884 toneladas en esos doce meses. En el sector estiman que aproximadamente un cinco por ciento de ese volumen se destina al mercado interno.
El punto es que no hay cifras oficiales con las cuales contrastar. Ni el Indec, ni el Senasa, ni la Subsecretaría de Pesca de la Nación cuentan con números actualizados y respaldados sobre el consumo de productos pesqueros en la Argentina.
La inquietud sigue estando en las empresas que atienden las demandas de la plaza. Conocer la ingesta anual per cápita o cómo evoluciona el gusto de los consumidores ayudaría a enmarcar la actividad y direccionar el negocio; sin embargo, el Estado da respuestas insuficientes.
Sí puede suponerse que la contracción general que sufrió la economía interna en 2018, sumado a la suba de precios (la inflación fue del 47,7 por ciento), también se sintió en los mostradores de las pescaderías y las ferias.
Reclamo de larga data
“Hace varios años que venimos reclamando saber cuál es el consumo promedio por habitante y cuáles son los hábitos de compra; sin embargo, sólo vemos iniciativas aisladas. Falta planificación”, reconoció una fuente empresaria consultada por Pescare.com.ar.
Desde la Subsecretaría de Pesca se puso en marcha recientemente un programa para incentivar el consumo de pescados y mariscos; pero sin el respaldo de estadísticas será difícil medir su eventual efectividad o impacto.
El subsecretario, Juan Manuel Bosch, expuso durante su paso por Mar del Plata que el consumo anual promedio por habitante es bajo en el país. Sobre la base de FAO 2016, se calcula que está en el orden de los cinco kilos, cuando en el mundo ya supera los veinte.
“Tenemos los productos, lo que está faltando es cultura de consumo; es decir, llevarlos a la mesa de los argentinos como cosas ricas, con buenas recetas; por eso hemos trabajado con el Inidep en la edición de un libro con varias ideas para cocinar”, recordó entonces Bosch.
En el mismo sentido se manifiesta un informe sobre las cadenas de valor elaborado por el Ministerio de Hacienda: “En Argentina, el bajo consumo de pescado se asocia principalmente a los gustos y hábitos alimentarios de la población dado que tradicionalmente entre los distintos tipos de carnes consumidas prevalece la carne vacuna, seguida por la aviar y la porcina”.
También se atribuye a cierto desconocimiento sobre las distintas especies, las preparaciones y el precio en relación al resto de las proteínas. La modificación de ese escenario exige fijar un punto de partida junto a objetivos de mediano y largo plazo. El sector lo demanda.