Las recientes maniobras de la Fuerza del Reino Unido han encendido las alarmas en el Atlántico Sur y la Antártida. El pasado 13 de febrero, un avión de transporte militar Airbus A400M Atlas de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF), matrícula ZM421, despegó desde la Base Aérea de Monte Agradable, en la Isla Soledad (Islas Malvinas), y aterrizó en Punta Arenas, Chile. Sin explicaciones oficiales, su arribo reafirma el rol estratégico de la ciudad chilena como centro logístico británico en la región.
El silencio gubernamental argentino ante estos movimientos inquieta. Distintas fuentes sostienen que la aeronave podría haber continuado hacia la Base Científica Rothera en la isla Adelaida, al oeste de la península antártica. Este hecho se suma al uso reciente del buque de investigación Sir David Attenborough, que cursó aguas nacionales y operó desde Punta Arenas bajo bandera de las «Falkland «, una provocación en aguas de jurisdicción argentina y no siendo la primera vez. Lo había realizado en el año anterior 2023 tambien.
Por su parte, el buque oceanográfico RRS James Cook, que había solicitado autorización por medio de Cancillería al Consejo Federal Pesquero, para operar con fines científicos en aguas dentro de la Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEEA) y le fuera denegada, estuvo operando en aguas afuera de la milla 200 al Este del Río de la Plata, en una clara demostración que ante la negativa argentina de no dejar su ingreso dentro de la ZEEA, lo hizo en aguas de Uruguay a pocas millas de la misma y al norte, cerca de Buenos Aires.
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Chile, un aliado logístico de Londres
No es nuevo. Desde principios de siglo en cada intervención argentina por defender los intereses soberanos en la frontera argentino-chilena, como en el conflicto bélico por las Islas Malvinas en abril de 1982, Chile ha demostrado su vínculo cercano al Reino Unido. Hoy, Punta Arenas, con su infraestructura de soporte para operaciones científicas y militares, se ha convertido en un pilar clave de las incursiones británicas en la Antártida. Recientemente, el gobierno chileno ha expresado su interés en expandir sus investigaciones hacia los mares de Bellingshausen y Weddell, superponiéndose con las reclamaciones territoriales de Argentina y Reino Unido.
Desde 1904, Argentina ha sostenido su presencia ininterrumpida en el continente blanco con 13 bases, incluyendo Marambio y Esperanza. Sin embargo, el avance británico en la región plantea un desafío directo a su histórica posición de vanguardia.
Reino Unido y su ambición sobre la Antártida
Un artículo del medio británico The Telegraph del 23 de enero de 2025 reveló que Londres busca explotar los recursos antárticos antes que Argentina. Titulado «La bonanza petrolera antártica que podría salvar a Gran Bretaña, pero debemos llegar allí antes que Argentina», expone la estrategia británica de consolidar su influencia con tecnología avanzada, mayor inversión y despliegue de equipos científicos.
El periodista Tom Ugh describe a la Antártida como una oportunidad única y reconoce que Argentina es el rival a vencer en esta disputa. «Consolidar nuestra reivindicación del territorio nos permitiría reclamar la bonanza que podría rescatarnos de nuestra decadencia nacional «, afirma el artículo, subrayando la urgencia británica por asegurar el control de la región.
«El continente congelado nunca ha sido tan tentador, pero a medida que otras naciones intentan sumarse a la acción, se desata una carrera…». Con esta auspiciosa frase comienza un artículo publicado este jueves en The Telegraph, renombrado periódico inglés de orientación conservadora. Argumentando que la bonanza petrolera del continente blanco podría salvar a Gran Bretaña del declive en el que se encuentra, sostiene el autor, los recursos del último territorio virgen en el mundo dan lugar a una competencia geopolítica entre los países que tienen pretensiones sobre la Antártida. En esta línea, el autor de la publicación retrata como uno de los principales rivales a la Argentina, quien desde el año 1904 mantiene en el continente blanco una presencia ininterrumpida.
Una política de defensa ineludible
El accionar británico y la connivencia del gobierno chileno exponen una agenda de creciente hostilidad que socava la posición argentina en la Antártida, debilitando su capacidad de resguardar un territorio de interés estratégico global. A este preocupante escenario se suma la constante intromisión de la República Popular China, cuyas inversiones en infraestructura y logística en las provincias sureñas esconden ambiciones geopolíticas que, bajo un manto de cooperación económica, podrían derivar en una dependencia que atente contra la soberanía nacional.
La Antártida, el Atlántico Sur y la proyección oceánica argentina constituyen un frente de disputa donde las grandes potencias buscan afianzar su presencia, comprometiendo el control del país sobre sus propios intereses territoriales y recursos naturales. La pasividad o la falta de respuesta efectiva solo acelerarán la erosión de la soberanía argentina en una región codiciada por los actores más influyentes del escenario internacional, EEUU, Reino Unido y China. Es imperativo adoptar una estrategia firme y coordinada que refuerce la presencia nacional, fortalezca la política exterior y garantice que Argentina lleve adelante su legítima jurisdicción en este último bastión de disputa global mientras la más estúpida política recalcitrante argentina mantiene disputas por presentaciones de escaso valor y contenido, pero de gran atractivo en medios de difusión que encuentran una sociedad, -símil a un reality show-, observando temas banales como la incursión en cripto estafa si o no.
,Argentina a lo importante; políticos, funcionarios y legisladores, a su trabajo, que hay mucho por hacer en materia de defensa y soberanía.