Cada 2 de septiembre, la industria argentina recuerda sus ra铆ces profundas, un hilo que une ingenio, esfuerzo y destino. Ese d铆a remite a 1587, cuando la carabela San Antonio zarp贸 del Riachuelo hacia Brasil, cargada de cubrecamas, frazadas, tejidos, sombreros y bolsas de harina de Santiago del Estero.
Era la primera exportaci贸n nacional, un gesto que hoy parece peque帽o, pero que fue la chispa de una historia que transform贸 mediante materias primas locales y mano de obra, cimentando la soberan铆a material de la naci贸n.
Pero incluso aquel inicio estuvo marcado por paradojas. Entre la carga leg铆tima viajaban barras de plata del Potos铆, contrabandeadas en violaci贸n de la Real C茅dula y denunciadas por el gobernador Ram铆rez de Velasco; sin dudas marc贸 un poco sano inicio. Desde su nacimiento, la industria argentina ha sabido conjugar creatividad y riesgo, ingenio y astucia, desaf铆o frente a regulaciones ajenas. As铆, la historia industrial se escribe con sudor y audacia, con cada taller y cada f谩brica desafiando las dificultades de su tiempo y sobre todo transformando materia prima en bienes hechos con mano de obra argentina.
El consolidado crecimiento industrial tard贸 siglos en concretarse. La llegada masiva de manufacturas inglesas a fines del siglo XVIII ralentiz贸 la producci贸n local. No fue sino hasta el siglo XX que la industria emergi贸 como motor de empleo, innovaci贸n y desarrollo, convirti茅ndose en la columna vertebral de la soberan铆a material. Cada f谩brica, cada astillero, cada usina es evidencia tangible de que un pa铆s puede transformar territorio y trabajo en progreso.
Hoy, en 2025, la conmemoraci贸n se viste de urgencia. La industria enfrenta un asedio silencioso pero brutal: ca铆da de la producci贸n, p茅rdida de empleo, apertura indiscriminada a importaciones, insumos inaccesibles y cr茅dito esquivo. La actividad manufacturera descendi贸 8,8% en 2024 y acumula otro 3% en 2025. En junio, la producci贸n industrial cay贸 9,1% respecto al mismo mes del a帽o anterior; la utilizaci贸n de la capacidad instalada descendi贸 a 58,8%, m谩s de catorce puntos por debajo de 2023. Cada cifra es una historia de familias que pierden sustento, de oficios que desaparecen, de f谩bricas que cierran sus puertas y silencian su maquinaria pero sobre todo de mano de obra genuina y formal que migra a la informalidad. Lamentable, pero pasa a diario incluso en Mar del Plata donde casi una docena de plantas manufactureras de pescados y mariscos han cerrado migrando su gente a la informalidad.
Mientras tanto, las importaciones de bienes de consumo 鈥攅lectrodom茅sticos, alimentos, prendas de vestir, marroquiner铆a鈥 se disparan en aumentos que superan el 300% en algunos rubros, desplazando la producci贸n nacional y destruyendo empleos. La apertura indiscriminada act煤a como bistur铆: corta la posibilidad de planificaci贸n y crecimiento sostenido, dejando cicatrices profundas en el tejido productivo.
El contexto macroecon贸mico agrava la herida: tipo de cambio administrado que limita la competitividad, tasas de inter茅s superiores al 90% anual que asfixian la inversi贸n, cr茅dito escaso destinado a refinanciar deuda mientras el motor productivo queda sin combustible. A esto se suman pol铆ticas p煤blicas que, disfrazadas de eficiencia, destruyen lo que deber铆an proteger: leyes de promoci贸n industrial derogadas, programas de financiamiento eliminados, aranceles reducidos, organismos estrat茅gicos cerrados. Producir se ha vuelto heroico; competir, casi imposible; y elevar el desagiado precio que la sociedad le da al empresario, imposible.
El modelo actual no es sostenible. Carece de coherencia econ贸mica, fiscal y tributaria. Se sostiene sobre deuda, expectativas ilusorias y la renuncia a la soberan铆a productiva. La industria nacional no pide privilegios; exige condiciones m铆nimas de equidad: insumos accesibles, cr茅dito razonable y reglas claras. Celebrar sin defender es un contrasentido; proclamar la producci贸n como patrimonio hist贸rico mientras se la estrangula es una traici贸n.
La memoria de aquel 2 de septiembre de 1587 recuerda que la industria argentina siempre ha sabido combinar ingenio, riesgo y visi贸n. No comenz贸 de manera ilustre, pero hoy la posibilidad de redoblar esfuerzos para tener una industria digna, eficiente y sustentable parece hasta ut贸pico.
Esta lecci贸n es m谩s necesaria que nunca: producir, innovar y sostener empleo son actos de resistencia, de coraje y de futuro. En este D铆a de la Industria, la advertencia es ineludible: cuidar y fortalecer la producci贸n nacional es cuidar la independencia de la naci贸n. La industria no espera y el pa铆s tampoco.






