El 21 de diciembre se conmemora el Día del Estibador Portuario, una fecha destinada a reconocer la labor de estos trabajadores esenciales en el sector pesquero. Su dedicación y esfuerzo han sostenido por más de seis décadas el dinamismo de la operatividad marítima.
Esta efeméride rememora la fundación, en 1958, del sindicato nacional que agrupa a los estibadores, una institución que simboliza la evolución y profesionalización de un oficio que sigue siendo fundamental para la eficiencia y competitividad del sector; se oficializó en 1995 mediante el Convenio Colectivo de Trabajo Nro.261/95, en su artículo 6.
La labor del estibador portuario es, sin duda, una de las más complejas dentro de la cadena de valor de la pesca comercial. Cada una de sus actividades repercute directamente en la productividad y rentabilidad de los buques pesqueros, que, al igual que un avión en vuelo o un camión en ruta, generan utilidad solo cuando están plenamente operativos. En este contexto, los estibadores desempeñan un papel fundamental al minimizar los tiempos de inactividad de los buques, asegurando que cada embarcación pueda regresar al mar con celeridad y en óptimas condiciones.
Se podría afirmar que, al igual que en la Fórmula 1 las victorias dependen del desempeño impecable del equipo en boxes, en el sector pesquero, el éxito de cada marea se cimenta en la labor discreta pero vital que se realiza en los muelles, en las bodegas de descarga y la limpieza y en el rearmado y alistado para una nueva marea. La descarga, limpieza, alistamiento y reacondicionamiento de los buques constituyen procesos que, aunque muchas veces invisibles para el público, resultan indispensables para garantizar que las redes continúen siempre en el agua pescando.
En un sector caracterizado por su dinamismo y feroz competitividad, donde cada minuto cuenta, el trabajo del estibador se erige como una tarea insustituible. Su labor abarca desde el manejo preciso de guinches y la manipulación y coordinación de cajones de pesca, hasta la preparación de los sistemas de refrigeración mediante acopio de hielo en fresqueros. Cada detalle es supervisado con esmero, asegurando que los buques partan completamente equipados y listos para enfrentar los desafíos de la pesca en aguas hostiles.
La jornada laboral del estibador trasciende horarios tradicionales. Este noble oficio, alejado de feriados y fines de semana, se adapta a los exigentes ritmos de los buques y sus cronogramas. Día y noche, lluvia y seca, estos trabajadores se dedican con incansable tenacidad a garantizar la continuidad operativa de la flota pesquera. En ocasiones, la diferencia entre una marea exitosa y una jornada infructuosa radica en los pequeños detalles: una maniobra eficiente, un equipo dispuesto a tiempo o una carga perfectamente asegurada.
El trabajo de los estibadores no es solo una labor técnica, sino también un ejercicio de colaboración y solidaridad. En este equipo, la sincronización y la confianza mutua son pilares que permiten alcanzar niveles óptimos de eficiencia. Su desempeño colectivo es un testimonio de profesionalismo y compromiso, atributos que hacen posible que la actividad pesquera se mantenga competitiva y sostenible.
Las 750.000 toneladas de pescados y mariscos capturados en el mar argentino, inexorablemente pasan por las manos de los estibadores en cada uno de los puertos del litoral marítimo argentino. No es poca cosa..!, para un trabajo que no se destaca pero que tiene un eslabón fundamental en todo el sector del cluster pesquero.
En esta fecha significativa, se expresa gratitud y reconocimiento a los estibadores portuarios, cuyo esfuerzo constante y silencioso constituye el corazón invisible que mantiene en movimiento a los puertos y a la industria pesquera en su conjunto. Su labor no solo refleja destreza y experiencia, sino también un profundo compromiso con el desarrollo de un sector vital para la economía y la seguridad alimentaria. En este día se celebra a quienes, desde las sombras del muelle, son la fuerza motriz de la potencialidad alimenticia de los mares.