El marcar este día apunta a una pesca sustentable, sostenible y con ecosistemas marinos saludables con un desafío grande y es enfrentar en torno a este día mundial las prácticas nocivas que atentan contra los océanos como puede ser la sobrepesca, las prácticas de pesca no reguladas y no reglamentadas y la gestión inadecuada de los desechos.
Dos tercios de las pesquerías del mundo, de acuerdo a lo que sostienen las Naciones Unidas, son explotadas o tienen una sobrepesca, mientras que por otra parte sostienen que un tercio está en declive como consecuencia de factores que son comunes a todo el mundo en temas que son materia de abordaje de nuestra Editorial.
Por caso el calentamiento global, la contaminación de las costas y los océanos, ocasionado por actividades domésticas o industriales, que afectan los hábitats esenciales para los peces, son algunas de ellas.
Se estima que entre 30 y 60 millones de personas están involucradas a nivel mundial en la pesca, de la misma manera que se calcula que el 50% son mujeres, constituyendo a la actividad pesquera como una fuente de sustento, pero también con una gran colaboración a la nutrición de personas en todo el planeta.
En la actualidad, los habitantes de todo el mundo, consumen más de 100 millones de toneladas de pescado al año, lo que representa el 25% de la proteína alimentaria a nivel global.
Este 2023, la FAO ha insistido –y lo sigue haciendo- en la mejora de las condiciones de trabajo en el sector pesquero, para que la pesca sea más sostenible tanto a nivel laboral y social, donde existen prácticas tan asombrosas como detestables como reflejamos días atrás.
Los datos más cercanos indican que en América Latina y el Caribe, la pesca y la acuicultura genera más de 2,6 millones de trabajos directos, de los cuales el 85% está relacionado con la pesca artesanal en su consumo directo, por lo menos “de este lado” del Océano Atlántico.
El director general de la FAO, el chino QU Dongyu, sostuvo sobre este particular día que “la pesca a pequeña escala produce el 40% de todo el pescado que comemos. Sin embargo, muchos pescadores y trabajadores de la pesca a pequeña escala sufren la pobreza y la marginación, trabajan en condiciones deficientes, experimentan altas tasas de mortalidad y sufren riesgos de seguridad y salud en el trabajo”.
Al menos llamativas las declaraciones, sobre todo viniendo de un hombre nacido en una país que está acusado de varios delitos en torno a la pesca, tanto de su manera de llevarla a cabo como del trato de algunas de sus tripulaciones.
La FAO, mediante su Iniciativa Pesquerías Costeras promueve un esfuerzo mundial para preservar los recursos marinos y asegurar la continuidad de la función fundamental de la pesca costera en la sociedad, contribuyendo a la seguridad alimentaria y al desarrollo económico y social.
Algunos países toman con suma responsabilidad y reconocimiento a este día, tal el caso de Ecuador y Perú, quienes a través de la Iniciativa Pesquerías Costeras – América Latina, han generado mejores condiciones para el manejo pesquero artesanal de sus países, a través del fortalecimiento y la implementación de instrumentos de administración participativa, la innovación y mejor de herramientas para el monitoreo conjunto y la trazabilidad de recursos hidrobiológicos, del mismo modo que lo hacen con la gestión comunitaria de áreas naturales protegidas.
El proyecto consiguió importantes avances en materia de administración de la pesca artesanal por ejemplo en Perú, modernizando la gestión de las Direcciones Regionales de la Producción, la que es la autoridad competente sobre pesca artesanal, para lo que han implementado sistemas informáticos para gestión de procesos y de información pesquera.
Un camino que nuestro país también comenzó a trazar con decenas de Disposiciones y Resoluciones que buscan ordenar el entramado pesquero, poniendo el ojo sobre muchas cuestiones referidas a los controles, algo logrado en muchos puertos merced a la responsabilidad y honestidad de quienes trabajan allí, claro que no en todos lamentablemente.