Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Se conmemora. No se celebra. Es día para la evocación y la reflexión como tantos otros.
La mujer siempre ha tenido papeles preponderantes dentro de la historia. Y la historia argentina puede dar fe de estos dichos.
Más acá, en “el pago chico”, los ejemplos sobran. Por la historia recorrida, por la actualidad y por el futuro. Sin hacer nombres propios, porque hacerlo sería una clara muestra de injusticia.
Mencionar a alguien por su nombre en esta evocación, no es “quedar mal». Sería simple y llanamente cometer un enorme acto de injusticia sin justificación, haciendo un juego de palabras.
La memoria puede ser infinita y la mirada hacia nuestro sector, vinculado estrechamente a los puertos y sus actividades, nos remite a esas mujeres que aún sin conocer de la tarea de su esposo, colaboraban de algún modo con aquel hombre que “iba al agua», que arreglaba sus redes o la de sus amigos en las veredas de las casas y que se ocupaba de sus hijos.
La referencia también puede ser abarcativa para aquellas que codo a codo, con carencias, con incertidumbres y con desconocimiento al futuro, apuntalaron a aquellos que supieron emprender alguna obra quimérica que hoy se ve reflejada en una embarcación, en un saladero, en una planta procesadora o bien en un astillero.
Ahí también estuvieron ellas apuntalando iniciativas concretas pero de dudoso final. Pero estuvieron. Y eso es lo que más valorable las hace.
En estos tiempos de diversidad de género, pareciera un contrasentido hablar del “Día de la Mujer». Para los que ya peinamos unas cuantas canas seguiremos evocando este día, respetando a las nuevas denominaciones y elecciones. No sé trata de discutir ni de establecer un pensamiento. Se trata de reconocer.
No a todas las mujeres les ha tocado en suerte poder conducir un astillero, ser la referente de alguna planta procesadora, presidir alguna entidad o encargarse de controlar los número de una empresa.
Entiéndase por “suerte» como una mera expresión. No como algo de personas afortunadas sino como parte de una vida que tiene millones de componentes y que a veces se deja pasar sin darse cuenta que una de las cosas más importantes es dejar huellas.
Nunca mejor expresados los versos de Machado:
Nuestro reconocimiento y nuestro agradecimiento también a aquellas mujeres que atravesando barreras culturales se han capacitado y hoy trabajan palmo a palmo en una embarcación en alta mar, o aquellas, aún pocas, que día a día trabajan en los muelles
Poco se podrá agregar de las que con horarios que van más allá del sacrificio, filetean, envasan, cortan, seleccionan, pesan y hasta en ocasiones colaboran con los peones.
Su lugar de preponderancia las hace también transitar las calles internas del puerto y de las rutas, detrás de un volante de un camión, o las lleva a realizar tareas de control o vigilancia, en forma física o a través de un monitor, o portando el uniforme de una Fuerza.
Seguramente en esta sentida evocación faltarán tareas por enumerar, pero tengan la más profunda convicción que en cada ocasión se las reconoce.
PESCARE reconoce a todas las mujeres destacadas de la ciudad, del puerto, de la industria naval, de la industria del pescado, quienes posibilitan ese marco de equilibrio con trabajo, sapiencia y estilo; las reconocemos profundamente en este, su día, el día de la MUJER.
Por Gustavo Seira