Rememora de alguna manera la lucha por el reconocimiento y el ejercicio efectivo de sus derechos, con el antecedente de la declaración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que realizó en el año 1910 durante la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas.
No es un día de celebración más allá del consabido saludo deseando felicidades por su día. Es un día de reflexión y evocación.
La historia argentina tiene un sinfín de nombres propios que el egoísmo, lo obtuso de muchas mentes retrógradas y una denominada “brecha”, casi no permite mencionarlas para no “gastar” líneas innecesarias hacia aquellos que de comprensión, empatía y reconocimiento poco y nada conocen.
Nombrar solamente a las más reconocidas sería injusto. No hacerlo también. En definitiva a la hora de hacer justicia, se termina siendo injusto.
Pero sin mencionarlas con nombre propio la historia nos lleva a un recorrido que tiene destacadas mujeres en cada uno de los puestos gubernamentales, legislativos, en el derecho, la medicina, la literatura, las artes en general, las ciencias, la tecnología, la comunicación entre otros “rubros” donde la lista también se vuelve infinita.
La tierra (y el mar) de los pescadores saben de mujeres destacadas. Sin nombres propios que aparezcan en los medios de comunicación. Esta historia conoce a la vecina, al familiar, a aquella que en nuestra (o vuestra) casa han hecho del hombre de mar y todo lo que lo rodea, que él fuera tal gracias a ellas.
No es una cuestión del tan mencionado “género”. Es una cuestión que excede todo y que no todos hubiesen podido estar a la altura, esperando a aquel hombre que vuelva del agua o del taller, o del pie del muelle. Esperándolo para hacer su aporte a una Patria hoy lastimada pero de pie, ocupándose de sus hijos, de sus sobrinos, de sus nietos y porque no de algún vecino que esperaba la vuelta de su padre.
Hoy con satisfacción centenares de ellas son reconocidas a través del lugar que tienen en sus labores, que hasta no hace mucho tiempo estaban reservadas solo para hombres en el ámbito portuario.
Dirigen un astillero, comandan Cámaras empresarias, capitanean una embarcación, ofician de marineras, instruyen en los establecimientos educativos, trabajan en la estiba, forman parte de las Fuerzas de seguridad, conducen camiones, dirigen entidades gremiales, filetean, ofician de peones, calibran, congelan, envasan… ¿cuántos oficios y profesiones más? Todos, absolutamente todos aquellos que puede desempeñar un hombre, ellas lo pueden hacer no carentes de discriminación a través de alguna mirada desconfiada, que tiene como única respuesta el volver la mirada hacia cualquier sector relacionado con la pesca y la industria naval.
Ya no conocen de horarios, de privilegios, de días especiales, de tareas distintas, de escasas o altas temperaturas. Conocen de trabajo y es eso lo que también se valora.
PESCARE las saluda y reconoce como cada año, anhelando que sigan destacándose sin nombres propios en los puertos, la industria naval, la industria del pescado, posibilitando un marco de equilibrio con trabajo, sapiencia y estilo; las reconocemos profundamente en este, su día, el día de la MUJER simplemente.